
Primero hay que ubicarse en espacio y tiempo. Durante el año 1989 Argentina sufrió una hiperinflación que dejo mal trecha la economía nacional. Por esa misma época la diferencia en el precio de las naftas, común y especial, con el gasoil era muy grande. También el valor de un cero kilómetro diésel era más caro que un naftero, pero se compensaba con el ahorro de combustible.
Puesto el lector, que no conocía la situación social y económica de aquellos años, pasemos a conocer los resultados del Su Autotest. Para tener una idea de lo mencionado en el párrafo anterior el valor del Fiat Duna SD, o S Diesel, era de menos de 1.000 dólares, o 5.000.000 de australes, la moneda de curso legal en el año 1990. Esos dólares significaban 75 cargas de gasoil contra 37 de nafta.
La economía del motor diésel del Fiat Duna SD era su punto más fuerte. La cilindrada era de 1,3 litros con una potencia de 45 CV DIN a 5.000 revoluciones por minuto. Ese motor le permitía alcanzar los 135,460 kilómetros por hora de promedio en pasadas en ambos sentidos. No se destacaba por su velocidad final, pero no era el fin para el cual lo diseñaron.

Recién por encima de los 40 kilómetros por hora se notaba la caída en la aceleración. Por eso no se nota si se mide de 0 a 100 kilómetros por hora, con 24 segundos con 4 décimas. Superada la velocidad mencionada si se quería llegar a los 100 kilómetros por hora había que hacerlo en cuarta velocidad. Pero lógicamente no era un auto para hacer picadas…
La velocidad máxima en quinta velocidad con viento a favor era de 139,534 kilómetros por hora y en la misma velocidad con viento en contra arrojó 131,386 kilómetros por hora. Ya vimos cuál era el promedio de velocidad obtenido por los periodistas de la revista Su Auto. La nota la firmó con sus siglas Raúl Pellegrino que era el subdirector de la mencionada publicación argentina.

De estos valores se desprende la escasa variación entre ciudad y ruta, casi sin importar la velocidad que llevara el Fiat Duna SD. Tanto que entre la ciudad y viajando a 120 kilómetros por hora en ruta, casi había un litro de diferencia en los 100 kilómetros recorridos. O un litro menos si viajábamos a 90 kilómetros por hora constantes.
La comodidad del habitáculo era notable para el tamaño del vehículo. Así cuatro personas adultas, de tamaño grande, podían viajar cómodas por espacio de varias horas. El periodista Raúl Pellegrino encontró una muy buena posición de manejo. Incluso parecía, según su criterio, que los mandos de control los habían colocados para él.

El Fiat Duna, en Argentina, y Premio en Brasil, no eran otra cosa que el Fiat Uno con baúl. Pese a lo que significa pasar de dos a tres volúmenes, en este caso estaba logrado. Además la capacidad de ese baúl era de 530 litros. Algo que solo podía tener un automóvil argentino de doble tamaño y precio.
El sistema de calefacción y aireación, durante la prueba de la revista Su Auto, funcionó a la perfección. El clima que reinó durante el test fue húmedo y la lluvia se hizo presente. No se detectaron filtraciones de agua, en cambio de polvo no se pudieron comprobar por el clima reinante.

El motor diésel en frío demandaba unos 7 segundos para el precalentamiento de las bujías. Cuando el motor estaba caliente esa demora inicial desaparecía. Para el invierno el Fiat Duna SD contaba con un acelerador de mano que era una perilla que giraba a la manera de un cebador de un motor naftero.
Hasta que el motor tomaba la temperatura de trabajo se notaba el ruido del encendido por precalentamiento. Al calentarse el sonido desaparecía. Solo se lo podía encontrar cuando el motor estaba regulando. La otra particularidad de este motor diésel era que podía ir a fondo. Con lo cual la velocidad máxima pasaba a ser la de crucero, algo de eso vimos con el consumo de gasoil.

Entre los accesorios de serie se contaba con un tablero con velocímetro de gran tamaño y tres relojes de agujas con indicador de nivel de combustible, indicador de temperatura del agua del radiador y manómetro. Además traía radio AM/FM y el cenicero desplazable por el tablero.
El precio de venta del Fiat Duna SD, que ya conocimos antes, no representaba un valor tan alto, comparado con un modelo naftero de Fiat, como sucedía con otras marcas del mercado argentino. Además se veía disminuido el tiempo de amortización respecto al valor de un modelo con motor naftero.
En definitiva, dado el contexto económico de la época, era una buena opción para el mercado argentino como un auto económico. Tanto los datos del Su Autotest como las fotografías del Fiat Duna SD fueron tomados de la revista Su Auto número 112 del mes de abril de 1990.
Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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