Revista Música
CLXXXVIII
"It's been so long since I'd heard your name
I was losing hope, that you felt the same
It's been so long since I'd seen your face
That in my own mind, I had been replaced"
YOU'RE ONMadeonAdventureColumbia2015
El joven grupo madrileño Panicky Wasters diferenciaba en una entrevista dos tipos de música, la lenta y la rápida. Con la lenta se bailaba juntos y con la rápida solo. Hoy vamos a hablar de esta última, la que más tiene que ver con el corazón, paradójicamente. Porque, ¿acaso no es nuestro pulso cardíaco, alterado por ciertos ritmos que son casi una obra perfecta de ingeniería musical, lo que nos incita a bailar? La música está ligada al movimiento, sea cual sea el estilo. Un director de orquesta agita sus brazos al compás de la partitura que sus músicos ejecutan. Casi ningún instrumentista puede desligar los movimientos de su cuerpo de la pieza que están interpretando. Hasta el tema menos bailable que conozcamos nos hará mover el cuello a un lado y otro y, en el caso de los conciertos en butaca, nuestros dedos harán de válvula de escape de esa necesidad interna de trasladar a los músculos los estímulos auditivos que estamos recibiendo. Hasta aquí una obviedad, aunque bien pensada, sea una fascinante obviedad.
Cuando pensamos en música de baile o dance pensamos en discotecas (los menos jóvenes), clubs (los del medio) o directamente macrofestivales (los recién llegados). Como quiera que las tres opciones siguen conviviendo, no haré más distinción. Lo que sí está claro es que el macrogénero dance se define por su propósito: o te hace bailar o es un fracaso. Eso no quiere decir que no hayamos bailado nunca a ritmo de otras músicas que también han alterado nuestro riego sanguíneo, pero es más que probable que sus compositores no buscaran esa respuesta como primera condición.
La música para bailar de hoy en día es variada en sub-géneros, pero podemos rastrear sus orígenes en la música disco de los años 70, el techno-pop y el house de los 80, y los diversos estilos de EDM (electronic dance music) que han ido surgiendo a partir de los 90. El abanico podría hacerse muy grande, lo cual me lleva a pensar que esa gran variedad y la constante evolución tecnológica que esta música lleva desarrollando da respuesta a la gran demanda que existe para su consumo. Muchos encuentran relax escuchando ópera, otros en un concierto de heavy-metal descargan todo el estrés que llevan acumulado, y otros muchos usan el baile como evasión. Nuestra civilización es especialista en explotar todo aquello que proporcione evasión a las masas...pero ese es otro tema en el que no voy a entrar.
Quizá nos gusta bailar por el componente lúdico que conlleva, porque nos vuelve niños. Quizá es algo ancestral; todas las tribus danzan. Igual el baile es nuestra manera de sentirnos en comunión con la música, nuestra forma de apropiarnos de su alma; "la música nos atrapa", se dice comúnmente. ¿No será que bailando somos nosotros quienes atrapamos su esencia, la digerimos y nuestro cuerpo la expulsa en forma de espasmos como si de un acto sexual se tratara? ¿No es nuestra expresión facial lo más parecido a un post-orgasmo cuando la música cesa y nos encontramos jadeando y sudando en mitad de la pista? Ahí lo dejo.
Hugo Pierre Leclercq es un portento de 21 añitos nacido en Nantes que con el nombre de Madeon ya se ha dado a conocer como uno de los mejores djs y productores musicales del mundo. No esconde su fascinanción por Daft Punk y The Beatles y, bajo su influencia, comienza a hacer remixes de The Killers, Alphabeat o Yelle a los 16 años. En 2011 ya publica su primer single Icarus en su propio sello y pronto comienza a producir para gente como Ellie Goulding o Lady Gaga. En 2015 aparece Adventure, su primer largo.
You're On es uno de esos temas encantadoramente intrascendentes pero cautivador, agradablemente insustancial pero sugestivo. Y lo más importante, te hace bailar. Eso es lo que cuenta. Tras una introducción de 20 segundos con él pasamos de manera inmediata de estar off a on con el primer beat. Pero en mi caso funciona doblemente, ya que a las ganas de bailar se unen el disfrute de una melodía más que pegadiza y un ritmo sincopado clásico y eficaz que permite un movimiento acompasado, equilibrado, bello. ¿Quién no quisiera usar esos mismos epítetos para describir su vida?
Yo llevo mucho sin bailar. He llegado hasta renegar de ello. Pero me ha vuelto la ilusión. ¿Por qué? ¿Cómo? Igual no tiene sentido buscar muchas respuestas, simplemente será verdad que es imposible ser siempre la misma persona, porque vivimos (*).
(*) cita de Eloy Moreno
Enlaces/Links:Madeon's official site: www.madeon.frMadeon on Facebook, Twitter, SoundCloud, Youtube, Instagram
"It's been so long since I'd heard your name
I was losing hope, that you felt the same
It's been so long since I'd seen your face
That in my own mind, I had been replaced"
YOU'RE ONMadeonAdventureColumbia2015
El joven grupo madrileño Panicky Wasters diferenciaba en una entrevista dos tipos de música, la lenta y la rápida. Con la lenta se bailaba juntos y con la rápida solo. Hoy vamos a hablar de esta última, la que más tiene que ver con el corazón, paradójicamente. Porque, ¿acaso no es nuestro pulso cardíaco, alterado por ciertos ritmos que son casi una obra perfecta de ingeniería musical, lo que nos incita a bailar? La música está ligada al movimiento, sea cual sea el estilo. Un director de orquesta agita sus brazos al compás de la partitura que sus músicos ejecutan. Casi ningún instrumentista puede desligar los movimientos de su cuerpo de la pieza que están interpretando. Hasta el tema menos bailable que conozcamos nos hará mover el cuello a un lado y otro y, en el caso de los conciertos en butaca, nuestros dedos harán de válvula de escape de esa necesidad interna de trasladar a los músculos los estímulos auditivos que estamos recibiendo. Hasta aquí una obviedad, aunque bien pensada, sea una fascinante obviedad.
Cuando pensamos en música de baile o dance pensamos en discotecas (los menos jóvenes), clubs (los del medio) o directamente macrofestivales (los recién llegados). Como quiera que las tres opciones siguen conviviendo, no haré más distinción. Lo que sí está claro es que el macrogénero dance se define por su propósito: o te hace bailar o es un fracaso. Eso no quiere decir que no hayamos bailado nunca a ritmo de otras músicas que también han alterado nuestro riego sanguíneo, pero es más que probable que sus compositores no buscaran esa respuesta como primera condición.
La música para bailar de hoy en día es variada en sub-géneros, pero podemos rastrear sus orígenes en la música disco de los años 70, el techno-pop y el house de los 80, y los diversos estilos de EDM (electronic dance music) que han ido surgiendo a partir de los 90. El abanico podría hacerse muy grande, lo cual me lleva a pensar que esa gran variedad y la constante evolución tecnológica que esta música lleva desarrollando da respuesta a la gran demanda que existe para su consumo. Muchos encuentran relax escuchando ópera, otros en un concierto de heavy-metal descargan todo el estrés que llevan acumulado, y otros muchos usan el baile como evasión. Nuestra civilización es especialista en explotar todo aquello que proporcione evasión a las masas...pero ese es otro tema en el que no voy a entrar.
Quizá nos gusta bailar por el componente lúdico que conlleva, porque nos vuelve niños. Quizá es algo ancestral; todas las tribus danzan. Igual el baile es nuestra manera de sentirnos en comunión con la música, nuestra forma de apropiarnos de su alma; "la música nos atrapa", se dice comúnmente. ¿No será que bailando somos nosotros quienes atrapamos su esencia, la digerimos y nuestro cuerpo la expulsa en forma de espasmos como si de un acto sexual se tratara? ¿No es nuestra expresión facial lo más parecido a un post-orgasmo cuando la música cesa y nos encontramos jadeando y sudando en mitad de la pista? Ahí lo dejo.
Hugo Pierre Leclercq es un portento de 21 añitos nacido en Nantes que con el nombre de Madeon ya se ha dado a conocer como uno de los mejores djs y productores musicales del mundo. No esconde su fascinanción por Daft Punk y The Beatles y, bajo su influencia, comienza a hacer remixes de The Killers, Alphabeat o Yelle a los 16 años. En 2011 ya publica su primer single Icarus en su propio sello y pronto comienza a producir para gente como Ellie Goulding o Lady Gaga. En 2015 aparece Adventure, su primer largo.
You're On es uno de esos temas encantadoramente intrascendentes pero cautivador, agradablemente insustancial pero sugestivo. Y lo más importante, te hace bailar. Eso es lo que cuenta. Tras una introducción de 20 segundos con él pasamos de manera inmediata de estar off a on con el primer beat. Pero en mi caso funciona doblemente, ya que a las ganas de bailar se unen el disfrute de una melodía más que pegadiza y un ritmo sincopado clásico y eficaz que permite un movimiento acompasado, equilibrado, bello. ¿Quién no quisiera usar esos mismos epítetos para describir su vida?
Yo llevo mucho sin bailar. He llegado hasta renegar de ello. Pero me ha vuelto la ilusión. ¿Por qué? ¿Cómo? Igual no tiene sentido buscar muchas respuestas, simplemente será verdad que es imposible ser siempre la misma persona, porque vivimos (*).
(*) cita de Eloy Moreno
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