Revista Cultura y Ocio
Hace unos años me leí uno de esos libros que te dejan un muy buen sabor de boca, no por su calidad literaria sino porque te abren las puertas a otros conocimientos. Me gustó mucho quizá porque no había leído anteriormente ningún otro libro sobre esta temática; el factor sorpresa jugó a su favor. Pero no es uno de esos libros clásicos que hacen historia, de esos libros que lees y relees y nunca te cansas, de esos libros con un estilo único e inconfundible,…ya he dicho que no era de una calidad literaria para nada excelsa. Era (y no me juzguéis muy duramente por ello) “El Código Da Vinci”. Me resultaron originales e intrigantes algunos de sus planteamientos, que me llevaron a posteriores, aunque no profundas, indagaciones sobre la Secuencia de Fibonacci, la Sección Áurea o Divina Proporción. Mi ignorancia es extensa en muchos aspectos, y éste era uno de de ellos. Desconocía todo sobre estos conceptos, y me produjeron curiosidad y asombro.
Al número designado con la letra griega Ф (Fi), que tiene un valor de = 1,618..., se le llama número áureo; Fi es la inicial del nombre del escultor griego Fidias que lo tuvo presente en sus obras.
La Sección áurea es la división armónica de un segmento en media y extrema razón. Es decir, que el segmento menor es al segmento mayor, como éste es a la totalidad. De esta manera se establece una relación de tamaños con la misma proporcionalidad entre el todo dividido en mayor y menor. Esta proporción o forma de seleccionar proporcionalmente una línea se llama proporción áurea. La relación entre las dos partes en que dividimos el segmento es el número áureo: 1,618.
Por otro lado, la secuencia de Fibonacci (toma el nombre del matemático que la creó) es una secuencia infinita de números que comienza por: 1, 1, 2, 3, 5, 8,13..., en la que cada uno de ellos es la suma de los dos anteriores. Así: 2=1+1, 3=2+1, 5=3+2, 13=8+5. Para cualquier valor mayor que 3 contenido en la secuencia, la proporción entre cualesquiera dos números consecutivos es 1,618; otra vez nos encontramos con el número áureo.
La Proporción Áurea se puede encontrar en la naturaleza: la flor del girasol, por ejemplo, tiene veintiuna espirales que van en una dirección y treinta y cuatro que van en la otra; ambos son números consecutivos de Fibonacci; en las elegantes curvas de una concha de Nautilus, cada nueva circunvolución completa cumplirá una proporción de 1: 1,618, si se compara con la distancia desde el centro de la espiral precedente; la forma en que crecen las hojas de la rama de una planta, se puede ver que cada una crece en un ángulo diferente respecto a la de debajo, el ángulo más común entre hojas sucesivas está directamente relacionado con la Sección Áurea…
También esta Divina Proporción aparece en el arte: las relaciones entra las articulaciones en el hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci (en la imagen); en los violines, la ubicación de las efes (los “oídos”, u orificios en la tapa) se relaciona con el número áureo, que también aparece en las relaciones entre altura y ancho de los objetos y personas que aparecen en las obras de Miguel Ángel, Durero y Leonardo Da Vinci, entre otros, …