El
trabajo es una fuente de autoestima muy importante. Fundamentalmente porque nos
da la oportunidad de actuar, de intervenir, en un ámbito que controlamos y hace
percibirnos como alguien eficiente, que puede controlar el ambiente, y por
tanto su vida. Las tareas del trabajo son pequeños o grandes éxitos que
refuerzan nuestra "ilusión de control" sobre el mundo.
También
de forma indirecta, el trabajo nos proporciona un refuerzo económico y social
muy importante. Pero de momento, me voy a centrar en esta "Ilusión de control sobre nuestro mundo"
Es algo que aprendemos desde pequeños, en el momento que cogemos un juguete, lo
tiramos del carro, nuestro papa lo recoge y nos lo entrega de nuevo. Pensamos; Esto está chupado, yo actuó y el
mundo responde... Los tengo dominados a todos...
El
mayor golpe que recibe un desempleado, es sentir que no tiene control sobre el
ambiente, que está a expensas del viento. A medida que va pasando el tiempo y
no encuentra trabajo, va perdiendo la capacidad de "sentirse protagonista
de su película, de su vida". En lugar de sentirnos Tarzán, nos convertimos en el negro con el fardo
en la cabeza, que siempre se lo come el león, o se cae por el precipicio.
Descubrimos que no somos el
protagonista y que nunca lo hemos sido. El sentirnos protagonistas es una
ficción pero debemos creer en ella; es
necesaria para mantener a salvo nuestra autoestima y nuestra capacidad de
actuar, y diré más, actuar como héroes.
Algo
básico que he aprendido es que: Para llegar a ser un león, primero hay que quererlo, creerlo y comportarse como tal.
Tal vez, con suerte y mucho trabajo un día te des cuenta de que has vivido y lo
has sido; al menos la mayor parte del tiempo, porque los valientes no lo son siempre...
Perdónate cuando no lo seas y prepárate para serlo en
la próxima oportunidad.