Revista Arquitectura

Ficciones-paisaje en torno a la Carta de los comunales metropolitanos

Por Paisajetransversal @paistransversal

Por Cuntactio Ficciones-paisaje en torno a la Carta de los comunales metropolitanos
Este flux-tour es un viaje histórico hacia adelante.
A partir de breves ficciones políticas, el grupo Cunctatio, ha deseado realizar y proponer un «paseo cronotópico» en torno a las imágenes de una emancipación futura, con el fin de que estos paisajes de lo posible puedan enriquecer y pro-mover nuestros presentes.
Tenemos claro que este mundo, al que acostumbramos a llamar ya viejo mundo, nos despertenece, pero apenas tenemos claro qué afirmación podría tomarle el relevo a la negación que sentimos por los regímenes que se imponen por doquier. Esta es una propuesta en afirmativo. Entonces hemos escrito este viejo mundo y hemos imaginado algunos paisajes, algunas escenas, siempre cuidando deseos puestos en común en las luchas populares que se dan por toda la ciudad hoy.
Hemos querido hacer un trabajo de extensión y propaganda de la Carta de los comunes, un documento firmado en el año 2023 por ciudadanos y ciudadanas de Madrid a partir de la cual se acuerdan  los nuevos fueros para la ciudad cuyos manuscritos fueron recuperados y publicados por Madrilonia.org y el Observatorio Metropolitano y editados en un libro por Traficantes de sueños hace ya un año.
A esta carta, y a su posición «procomún», nos adscribimos y es por ello que nos ponemos a «lenguajear» desde ahí. Con ellos, también. Con esos miles de madrileños que deciden, en un momento dado de la historia, fundar otra cosa. Hacerse un mundo, que ya no está al servicio de la explotación, ni del comercio, ni de la dominación, ni del trabajo, ni de la policía, sino de la cooperación, la ayuda mutua, la igualdad, la libertad, la belleza…
Este flux-tour no requiere más que un tiempo —que puede extenderse tanto como se desee hacer durar la ruptura— además de estas hojas, y, si fuera posible, el acompañamiento de la Carta de los Comunes.
Entonces proponemos algunos enclaves cualquiera de nuestra ciudad que pueden ser recorridos, visitados y contemplados, en cualquier orden, a partir de los cuales invitamos a estas lecturas. Estas son nuestras ficciones, pero el paseante quizá quiera aportar las suyas también (mail) que serán recogidas junto a esta primera serie.
El domingo 23 de Septiembre, nosotros realizaremos un paseo por algunos de los enclaves, en silencio, a las 12 de medio día.   

Madrid, Septiembre del año 2024.

[Salas 430-428 MNCARS - Equipo Crónica y Val del Omar] 
Desperté sobre una cama en una sala tranquila. Había una luz tenue y cuadros en las paredes, me pareció reconocer algunas de esas escenas, a mi alrededor algunas otras camas. Una chica con una pierna vendada pintaba sobre un lienzo mirando por la ventana. Acerté a ver la silueta de la estación de Atocha y la torre del reloj derribada. Un muchacho chino le ponía agujas en la espalda a un niño … Ahora recordaba vagamente que había tropezado ... Montábamos los aljibes de las cubiertas del último edificio recuperado. Junto a mi cama había macetas de salvia, un cesto de frutas y un bote de suero que decía: Hospital del Museo Liberado. Logré levantarme y recorrer las demás salas, los obras de arte no se movieron de las paredes, junto a ellas, sillones; personas acompañadas por otras personas, pequeñas librerías y esterillas para tumbarse. En el patio sonaban varias músicas simultáneas, un rumor de agua … Los pájaros también habían anidado en los muros de granito. Me empezaron a saltar las lágrimas... El fin del antiguo orden era tan reciente que me costaba creerlo, pero el paisaje de la ciudad desde esas ventanas era tan distinto… Al ver todo esto me invadió una fuerza. ¡Comencé a despertar! 
[Azoteas MNCARS hacia el Sur de Madrid] 
Nunca antes estuvo en un lugar tan alto. Tras el derribo, la colina de escombros, aún siendo alta, no alcanzaba ni la mitad de lo que había sido la torre. Aún la recuerda. Imaginad la escena; un hombre en el despacho del director de la mayor constructora del país, delante del cajetín, o del cajetón, que guarda las llaves de todas las propiedades catastrales. Con puerta. Nunca había estado en un lugar tan alto. Podían verse incluso las montañas desde allí. Llevaron algunos meses las averiguaciones que unían cada llave con cada puerta. Una estrambótica cuadrilla hizo este trabajo. Nadie creyó que lo lograrían. Era extraño verlos pasar con los ojos vendados, desfilando, cual zahoríes de las cerraduras.. Pero las cerraduras fueron encontradas y ya están todos los espacios ahora abiertos y liberados. En el sitio más alto de la ciudad encontramos las llaves. Matarile rile rile. 
[Ascensor MNCARS y Plaza Sánchez-Bustillo] 
Estaban delante de nuestros ojos todo el rato. Todo el trabajo que hicimos no tenía más sentido que apartarlos de nuestra vida, eliminarlos de nuestro paisaje. Sólo dejamos algunos, después de no llegar a un acuerdo con la asamblea infantil, que se mostraba verdaderamente interesada en ellos. Se mostraron elocuentes y apasionados a la hora de defender su gusto por los trabajos ruidosos y los pequeños talleres y su derecho al menos de disponer del viejo autobús que quedó parado en medio de la gran fuente, lugar al que acudían para juntarse, después de arrebatarle, en una mítica emboscada acuática, ese espacio a la comisión de arte del barrio. También exigieron la permanencia de algunos otros vehículos de las calles aledañas. Los demás fueron retirados durante treinta duras jornadas de trabajo. Hay que decir que la tarea también supuso un enorme placer para toda la chavalería de la Comuna. Todos los antiguos aparcamientos del barrio, fueron sellados y éste volvió a ser ocupado por un verdadero parque móvil. 
[Esquina del Jardín Botánico con la Cuesta de Moyano] 
En el Paseo del Prado se comenzó martilleando primero el asfalto y aparecieron los antiguos adoquines de basalto. Muchos fueron los nostálgicos que defendieron su indulto, pero no lograron evitar que la energía que había encendido la chispa de los derribos siguiera desmantelando sin descanso … Hasta que apareció arena de río. Algunos dicen recordar ese Arroyo del Clavel y que en los cortados de sus orillas había casucas y huertas. Después de las lluvias el agua vuelve a correr por en medio de la ciudad. También el Arroyo Abroñigal logró vencer la inercia de los materiales del suelo, se le ve ahora bajar alegre por lo que fue la M-30. Y aquellos túneles de pesadilla se inundaron y por sencillos sistemas hidráulicos -como la bomba de ariete- se puede bombear el agua hasta las nuevas huertas que en esta primavera pasada han transformado en tierra fértil muchas de las antiguas explanadas monumentales. Desde este lugar vemos a la vez el horizonte hacia el sur y también la antigua glorieta - que se llamó de Carlos V -, el arroyo aquí se abre en varios ramales y el tembloroso bosque de ribera ha logrado hacerse paso entre especies plantadas como cipreses o plátanos. En la cuesta de Moyano hay más casetas de madera que nunca, y desde allí van subiendo más casetas por los bordes de las calles junto a nuevas acequias, ¡parece los bouquinistes de Paris!. Las verjas del Botánico llevan tiempo abiertas y las especies vegetales han mostrado como cuidan de sí mismas: las contenidas parras ahora se enmarañan con los rododendros y las cucurbitáceas. Un pequeño grupo ha tomado con gusto la selección de semillas para su libre intercambio en algunas de las casetas. Se forman pequeños corros y se habla en muchas lenguas. Se cuentan historias. Dicen que el gran paseo se llamó durante tres años Avenida de las Brigadas Internacionales, y que un 8 de noviembre cruzaron por aquí batallones franco-belgas, alemanes- austriacos, polacos… y que el pueblo de Madrid los recibió con ¡Vivas!. 
[De Atocha a Puerta del Sol en metro. Frente al Reloj de Gobernación] 
Las detonaciones suscitaban mucho interés en las comunidades. Allá por donde pasaban las cuadrillas de derribos anunciándolas se encendía el aplauso y entusiasmo. Debido a la inercia del sentimiento de permanencia, había llevado algo de tiempo que muchos entendiéramos la importancia del derribo de muchos de esas viejas edificaciones. Las vecinas y vecinos aprovechaban para ir a visitar otros barrios y otras comunidades en el caso de que sus lugares estuvieran demasiado cerca del derrumbe. Algunas otras se quedaban y ayudaban en la tarea de descristalizar las moles. Durante algunos meses se estuvieron oyendo por toda la ciudad estruendosos derrumbamientos. Poco a poco, fueron apareciendo nuevas montañas, nuevas colinas que con un poco de tiempo eran pobladas, con la ayuda de las fuertes lluvias de verano y el avance de las poblaciones vegetales de los parque - desbordantes tras la retirada de todas las verjas y vallas- por yedras y trepadoras de sorprendentes flores olorosas. La ciudad de las mil colinas. Así comenzaron a llamar los forasteros a esta ciudad. 
[Plaza renombrada como de Xosé Tarrío] 
El año que murió Chris Marker la Muestra de Cine de Lavapiés celebró en el recién ocupado Solar del barrio una proyección de “Sans Soleil” en su honor. Algunos dudaban de que efectivamente estuviera muerto. Moría, el mismo día por ejemplo en que nació. Todos sabíamos que Marker había firmado cientos de documentos con seudónimos. Quién sabe si seguiría viajando, extendiendo las luchas. Entonces cuando hace unos días, durante la última muestra de cine, se proyectó “Corona Boreal” en la Plaza de Xosé Tarrío, más de uno de nosotros volvió a pensar que efectivamente la lechuza seguía volando… No al 2009 puede aún leerse en una pintada en la pared. 
[Plaza de Cabestreros, junto a la fuente de la Segunda República] 
Y volvieron las lluvias … se cree que a consecuencia del descenso de contaminantes en el aire. Cierto es que desde hace algún tiempo, en las placillas de los barrios, se han visto algunos rituales que dicen atraerlas. Bajo las placillas unas trampillas que conectan con habitaciones subterráneas que han servido de guaridas de encuentro durante los años más difíciles. Las serpientes son un elemento importante en unas acciones casi secretas, estos animales han ido proliferando poco a poco en el seco extrarradio hasta acercarse a la ciudad. Hay vecinos que habían sabido - por fotos e historias leídas en libros - del poder mágico de algunos juegos, y ante la sequía se han lanzado a reavivar ese conocimiento. Y no solo ellos han comenzado a vestir con plumas. Ahora es fácil hacerse con ellas ya que los pájaros han sido los más capaces de sobrevivir a la persecución, las migraciones también cambiaron de rumbo y especies de otras latitudes han comenzado a llegar en bandadas. Ahora ya no nos resulta extraño todo esto, desde la apertura de los cotos y el derribo de las vallas del zoo, al caer la tarde es fácil ver grupos mixtos de animales. Ñues, cabras montesas y algún mono cabalgándolas. Algunos vecinos han podido incluso acercarse a los tejones, las nuevas crías de todos estos animales han nacido en la ciudad y se están habituando a compartir espacio con el humano, o con el humano que ahora somos ... Hace ya tiempo que tampoco nos sorprenden los aullidos… 
[Iglesia quemada de las Escuelas Pías y Mercado de San Fernando] 
Las ollas y los caldos que se preparaban en el comedor popular llegaban hasta las aulas de trabajo. La gente huía en desbandada y las charlas y los talleres continuaban en el comedor popular y hay que decir que también algunos volvían a la escuela, con sus platos llenos de viandas. Entonces llegaba un momento en que era imposible diferenciar lo que era comedor, y lo que era escuela. Que los saberes son un alimento fundamental para el espíritu es algo bien sabido por todos, lo que era verdaderamente nuevo es que la expresión se volviera tan literal. En las aulas donde se conversaba sobre arte cicládico se comían tortitas de frutas y se bebía retsina elaborada en las bodegas del barrio. En las aulas de biomecánica animal, rollitos rellenos de huevos de codorniz y nueces. Alguien trajo ojos de dragón durante las charlas sobre teatro Nô y tiernos bollos regados con agua de azahar se compartían en el salón poético monedista. ¡Escuela libre, estómagos llenos! 
[Templo Afro en Tabacalera] 
Les desenreda un poco el pelo y les anuda decenas de gomitas de colores, cada día, que les hacen parecer espigas tostadas, o satélites lunares. El sol entra por el patio. Los periquitos han comenzado a cantar. Hoy Cristina se levanta con la intuición de que algo cambiará. Aún más. Estos años han sido enormes. Eso es lo que piensa. Qué necesaria es la verdad para ser feliz. Hoy van a cambiar las cosas, aún más. Las pequeñas Nimba y Lucía ya salieron corriendo hacia el molino rojo y Cristina se queda pensativa, mientras repara en lo hermoso que está el templo. Muba aún duerme. Cristina recorre su cuerpo desnudo con la mirada. Pareciera que él notara su caricia y le regala a Cristina una gran sonrisa nada más abrir los ojos. Vámonos a África. Le dice a Cristina. Y Cristina se siente por primera vez liberada del todo de su pasado. No fue fácil luchar por todo esto. Ya llevan 8 años juntos. Y nacieron las pequeñas. Este lugar, en el que cumplió condena por su antigua vida como delegada del viejo mundo, este lugar donde a la vez vio surgir el amor, el amor más libre que sintió nunca. Qué necesaria es la verdad para ser feliz. Vámonos a casa, le dice Cristina a Muba, vámonos a África y le devuelve otra sonrisa. Todos vamos a echar de menos a Cristina. También la hemos perdonado.
Cunctatio son Rafael Sánchez-Mateos Paniagua y Susana Velasco  Archivocunctatio.tumblr.com
Este recorrido organizado por  Cunctatio  se enmarca dentro del ciclo Fluxus to the People del Museo Reina Sofía y tendrá lugar el próximo domingo 23 de septiembre.
Más información sobre los recorridos programados:
http://www.paisajetransversal.org/search/label/Fluxus
Créditos de la imagen:
Imagen: Little Sparta (fuente: Ian Finlay)

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