Revista Opinión
Texto leído por Hernando Calvo Ospina, el 17 de abril 2013 en la Casa de la América Latina de Paris, durante la presentación del libro “Le droit de l’Humanité à l‘existence” (El Derecho de la Humanidad a Existir), el cual contiene 22 “Reflexiones” del dirigente cubano Fidel Castro Ruz.
«Es uno de los más grandes personajes del Siglo XX. En Francia, no existe ninguno de su talla, ni siquiera Charles de Gaulle. Se quiera o no a Fidel Castro, este hombre es un mito vivo…» Esto me lo expresó el gran actor francés Pierre Richard, durante una entrevista que realicé hace seis años.
Y sí, Fidel, como nos hemos acostumbrado a llamarle quienes admiramos su vida y obra, es un personaje fuera de serie.
En tres ocasiones he podido compartir diálogos con él, y estos quedaron grabados en mi memoria como de los más importantes momentos de mi vida. También he tenido la oportunidad de escucharlo en vivo en varias ocasiones. Yo no tomaba nota de sus análisis, pues sabía que al otro día los leería en los diarios cubanos. Es que yo prefería detallarlo. Ver cómo sus manos gesticulaban junto a la barba, mientras su dedo índice de la mano derecha parecía una batuta. Siempre creí que se quedaría sin voz, pues daba la sensación de estar agripado, pero en cada ocasión habló más de cuatro horas. Por el sentido de sus frases pasaba de dirigente a maestro; de compañero a padre.
Sería necesaria una larga búsqueda en la historia de la humanidad para encontrar a un líder político con tantas capacidades como Fidel ha demostrado. Además de tener una memoria prodigiosa, Fidel puede realizar cálculos matemáticos improvisados y en un abrir y cerrar de ojos. En la televisión, después de un discurso sobre geoestrategia, El sabía dar consejos a la población sobre la mejor manera de preparar un plato de la gastronomía tradicional cubana, con una olla multiusos que el gobierno entregaría a precio extremadamente módico; Se cuenta que durante la guerra de liberación de Angola y contra el estado racista de Sudáfrica, él asesoró a sus generales y casi dirigió las principales batallas desde La habana ; El le ha dado seguimiento al desarrollo de un ciclón, que amenazaba con pasar por Cuba, para luego explicar a los ciudadanos las medidas que se debían tomar para afrontarlo.
Es cierto que no la ha tenido fácil cuando ha realizado comentarios sobre un partido de beisbol, y una parte de la población no ha estado de acuerdo con El pues ello beneficiaba a un equipo. Tampoco produjo risas al proponer que se controlara el consumo de ron para el beneficio de la salud del pueblo: ha sido de las poquísimas propuestas de Fidel que nunca pudieron ser aplicadas.
Hasta donde he conocido, en una sola ocasión se creyó que se había vuelto loco. Fue durante un discurso en la ciudad de Camagüey, el 26 de julio de 1989. Ahí se le ocurrió decir a viva voz : « porque si mañana o cualquier día nos despertáramos con la noticia de que se ha creado una gran contienda civil en la URSS, o, incluso, que nos despertáramos con la noticia de que la URSS se desintegró, cosa que esperamos que no ocurra jamás…” Repito, eso lo dijo en julio de 1989, y mucha gente quedó preocupada pensando que el sol le estaba haciendo daño al Comandante. Y ¿qué pasó dos años después? ¡Se desintegró la URSS! El ya había analizado por donde estaba caminando Gorbachov.
Y con la desaparición de la URSS y el llamado bloque socialista europeo llegaron los momentos más difíciles que ha vivido esa revolución, pues Cuba quedó solita en este mundo. Se acabó el petróleo, la electricidad, la comida… Y muchos gatos terminaron en las ollas. Se vivió, durante casi ocho años, la misma situación que sufrió Europa al fin de la Segunda Guerra Mundial. Con una diferencia inmensa: USA entregó comida en préstamo a Europa, mientras que a Cuba le arreció el bloqueo para tratar de doblegar a la revolución por hambre. Y en ese 26 de julio de 1989, Fidel también había dicho que así se acabara la URSS: “¡aun en esas circunstancias Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!» ¡Y resistieron! El FMI y el BM no saben cómo fueron saliendo del abismo sin privatizar una escuela ni hospital. Yo busqué la respuesta en las calles cubanas. Y muchas personas me respondieron lo mismo: “Fidel nos dijo que de esa saldríamos. Y nosotros le creímos”. Y yo me atrevo a precisar: fue la fe en Fidel y en la revolución que él dirigía, pero también fue la solidaridad que existió entre los cubanos, que compartieron la poca sal y el poco arroz.
También la revolución ha sobrevivido porque Fidel y los cubanos no quisieron copiar ningún sistema, ni chino, ni soviético u otro. Construyeron una revolución a la cubana. Fidel no aprueba a los copiones. Siempre ha dicho que es mejor equivocarse por uno mismo. Así, en 50 años, a pesar de los errores, Fidel y los cubanos fueron moldeando otra sociedad más igualitaria. Pero claro, 50 años son muy poco tiempo para quitarse el lastre de 500 años de colonialismo europeo y estadounidense.
Fidel ha sido un estratega como muy pocos en la historia de la humanidad. Un soñador con un corazón inmenso, que ha vivido para su pueblo y la revolución: ha sido un soldado en la primera trinchera. Pero, además, ha hecho mucho por muchos pueblos pobres del mundo. Cuando diversos gobiernos proponían enviar tropas, El enviaba médicos y profesores de gratis. Haití ha sido el último ejemplo. Recuerdo mi incredulidad cuando supe que había decidido crear la Escuela Latinoamericana de Medicina, para becar a miles de jóvenes pobres latinoamericanos y estadounidenses. Y lo hizo a fines de los años noventa, cuando la situación económica seguía siendo difícil. Ahí sigue la ELAM, formando médicos para el continente.
En diciembre 2011 Fidel ingresó al Libro Guinness de los records como « la persona que más se ha intentado asesinar ». Se calcula que desde 1959 hasta el año 2000 se realizaron 638 planes e intentos, en su gran mayoría adelantados por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, CIA. Y no se olvide que la CIA depende directamente del presidente de esa nación. Wayne Smith, ex jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, me dio su versión del por qué su gobierno se obsesionó en asesinar a Fidel. Esta fue su respuesta: “Muchos líderes políticos nuestros han creído que Cuba tiene que ser parte de nuestro territorio; o que allá se debe hacer lo que nosotros queramos. Y si no hubiera sido por Castro seguramente sería así. Castro se convirtió en un entrometido que nos desafió y se burló de nosotros. Y esto le crispa los nervios a una superpotencia,”
Le faltó precisar al diplomático que Fidel y su Revolución le dieron un vuelco total al continente americano. Ya nada volvió a ser igual, ni militar ni políticamente: Washington tuvo que readaptar toda su estrategia de imperio.
Pero ¿cómo pudo Fidel Castro sobrevivir a tanto ensañamiento y tantos recursos? Muchos siguen recordando aquella tarde del 8 de enero de 1959 cuando Fidel llegó triunfante a La Habana, y en medio del discurso una paloma se posó en su hombro. En el silencio que se estableció, muchos se persignaron pues creyeron que Dios bendecía al “elegido”. Pero ningún poder extraterrenal hubiera podido hacer mucho por su seguridad, si no hubiera sido porque su pueblo, de adentro y afuera, además de muchos amigos de esa revolución, lo han cuidado.
El 19 de febrero 2008 yo estaba en La Habana. Hacía un sol resplandeciente en aquella mañana, pero el ambiente era diferente por todas partes. Es que pocas horas antes se había difundido el mensaje de Fidel donde declaraba que renunciaba a sus funciones como presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe. El pedía que lo continuaran llamando, simplemente, « compañero Fidel ». Lágrimas habían en los ojos de muchas personas que me crucé. «Es como si un padre renunciara a ser padre», me dijeron. Pero hacia el mediodía ya se escuchaba: «¿Que renunció Fidel? Pero ¡si Fidel es Fidel! El siempre será nuestro Comandante en Jefe, y ¡hasta después de su muerte!»
Como a muchos les gusta escuchar esto, pues sí, lo voy a decir: Fidel cometió errores. Humano es. Construyendo se cometen errores. Además, construyendo con la espada de la mayor potencia del mundo sobre la cabeza. Pero, además, él los ha reconocido. Para conocerlos sólo es necesario leer parte de su extensa obra intelectual. He visto su capacidad para avanzar mientras corregía sus errores.
Por todo eso y muchísimo más le tengo inmenso respeto y admiración a Fidel, como dirigente político, por humano, por soñador y visionario. Porque gracias a él, en Cuba no existe la miseria que existe en América Latina, pero también en Estados Unidos, y muchos lugares de Europa, incluida la bella Paris. Ningún niño en Cuba duerme en la calles, ni soporta hambre, o se queda sin escuela. Y esta es obra de Fidel. Y trabajar para el futuro de la infancia, que es también actuar para sus padres y las generaciones por venir, es la obra humana más noble y grandiosa.
Y aún así, muchos tratan a Fidel de dictador y han deseado su muerte. Pero es que éstos, sentados en buena mesa, no saben, o no les conviene saber, que miles de millones de humanos en el mundo necesitan “Fideles”. Necesitan a un Fidel Castro Ruz que les haga creer que son humanos y que no sólo vinieron a este mundo a sufrir.
Muchas gracias.
(*) Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, residente en Francia y colaborador de Le Monde Diplomatique. Su página web: http://hcalvospina.free.fr/