Año: 2015
Editorial: Ediuno (Ediciones de la Universidad de Oviedo)
Género: Relato corto
Valoración: Pasable
Hay libros que tienen su momento y mucho me temo que la lectura de El espejo no ha llegado en el más adecuado. Las reseñas reflejan la opinión personal e intransferible de quien la escribe y ni que decir tiene que la unanimidad de criterio no existe. Sirva esta torpe introducción como pseudo-justificación de lo que vais a leer a continuación.
Fidel Sánchez presenta la historia con un in medias res de manual: un hombre camina por el desierto arrastrando una caja atada a una cuerda. No sabemos qué hace allí, ni a dónde se dirige, ni el contenido de la caja.
El relato combina la narrativa en primera persona con un monólogo interior del protagonista, este último escrito en cursiva. En el plano consciente (si no queréis que os destripe el libro, saltad al siguiente párrafo) el protagonista avanza por el desierto, es acompañado por un zorro, se cruza con unos maleantes a los que tiene que hacer frente, es atrapado y torturado, logra escapar y llega finalmente a la costa.
La parte más original del relato es, no obstante, el monólogo interior, más lírico y casi onírico. Otro desierto, el del alma, domina esta parte de la narración. El desencanto, la culpa y el dolor se muestran en toda su crudeza, sumergiéndonos en las profundidades del yo interior del protagonista. Con ese juego de espejos entre la realidad consciente y la interior (de ahí el título del relato), el autor pretende mostrar el complejo puzle de la personalidad humana, reflejado en un protagonista que podría ser cualquiera de nosotros.
Pese a las virtudes del relato, que las tiene y serán comentadas a continuación, he de reconocer que no me ha terminado de enganchar. Parafraseando al propio autor, la de El espejo no es una lectura fácil; dependiendo del estado de ánimo con el que se afronte, puede transmitir al lector diferentes sentimientos. En mi caso, no me ha llegado a convencer la forma en la que el autor combina ambas realidades (al fin y al cabo son las dos caras de una misma moneda), pudiendo provocar a menudo que el lector pierda el hilo de la narración.
Como aspectos positivos, cabe destacar las influencias que se atisban en el texto: la presencia del zorro (¿un homenaje a El principito de Saint-Exupéry, tal vez?) y algunos pasajes que recuerdan (salvando las distancias) al Cormac McCarthy de La carretera o al surrealismo y la crudeza de Bohumil Hrabal.
Fidel hace uso de un estilo cuidado y un vocabulario amplio, mostrando un dominio del lenguaje acertado y transmitiendo la impresión de que estamos ante un escritor de futuro, con ideas originales que espero que siga explorando en próximos escritos.
El espejo resultó ganador de la quinta edición del Premio Relato Corto Universidad de Oviedo, fallado el pasado mes de septiembre.
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