En ocasiones tengo la impresión que la fidelidad es una virtud del pasado que en el frenético Mundo actual en el que vivimos no tiene lugar, porque a diario podemos ver desde parejas que cada día duran menos, amigos que dejan de serlo, hasta relaciones de cualquier tipo con una fecha de caducidad que cada vez está más cercana.
En el caso del ámbito laboral, el que un empleado siga en la compañía entiendo que es un cúmulo de varios factores, razones y circunstancias. Empezando desde la misma personalidad de la persona, hasta las condiciones que brindamos como empleadores (que poco me gusta ese palabro) o el día a día del mismo trabajo y su correspondencia con lo esperado a priori.
Yo intento, no quiere decir que siempre lo consiga al 100%, establecer para empezar unas buenas condiciones de trabajo, un sueldo lo más adecuado posible, unas metas claras en su desempeño, para que tenga claro que es lo que se espera de él/ella (expectativas), una amplia flexibilidad de horarios dentro de las posibilidades, para que si prima la responsabilidad y no se abusa de ello, sea un beneficio claro del puesto y contribuya a su satisfacción diaria y conciliación con su vida no laboral.
Además, intento que haya confianza, de forma bidireccional, ya que creo que es clave, y nunca faltando al respeto, ni adoptando una actitud autoritaria, ya que es un trato que en ocasiones he recibido en alguno de mis trabajos y que creo demostrado que no va a ningún lado. También intento estar al lado de los problemas, siendo alguien que suma, nunca que resta. Y haciendo piña en el grupo como un conjunto de partes que forma un todo, el equipo.
Tengo muy en cuenta el talento, buscando rodearme de personas válidas, que les gusta lo que hacen y por tanto siempre busquen superarse porque tengan inquietud e inteligencia para crecer continuamente. Intentando encontrar personas con carácter proactivo y con espíritu luchador. Pero este punto tiene un doble filo y que es un perfil que reúne estas características puede llegado el momento en que lo que se le puede ofrecer ya no cubra sus necesidades y por tanto acabe dejando la empresa para poder cubrirlas.
Todos hemos oído hablar de la retención de talento, pero en parte me parece una contradicción en sí misma si se entiende mal, porque el talento retenido no sirve como tal, al menos si se hace con malas formas, porque para que una persona trabaje y dé lo mejor de sí mismo, no puede estar retenido por cláusulas o sometido por condiciones contrarias a sí, que le pongan en jaque. Porque así no podrá trabajar libremente y su talento no servirá de mucho.
Entonces, y según como lo veo, solo queda mimar a quien aporta todo lo mejor, para que considere si lo que le puedes ofrecer es también lo que él/ella necesita. Y en los casos que crea que esto no es suficiente es cuando has de estar preparado para que el talento pase cerca, se quede un rato, pero que igual que llegue se vaya, y eso es puede hacer replantearte si adoptando está política has actuado correctamente. Porque para mi la fidelidad es un sentimiento positivo que une, que permite construir juntos algo duradero en el tiempo y de valor, da igual el ámbito, que a veces va algo más allá de solo los argumentos racionales, y que si no se tiene en cuenta y no se empieza a hacer uso de ella más a menudo, y todo como parece tienda a tener un ciclo de vida cada vez más corto, llegará el momento en que pocas cosas duraderas y de gran valor se puedan construir.
Y como no quiero acabar así el post, solo añadir que pese a este inconveniente existe, siempre preferiré rodearme de gente con talento y de darle lo que esté en mi mano, para que juntos podamos crecer lo máximo posible. Y que a pesar de todo lo dicho, al otro lado de la balanza, de vez en cuando hoy día aún encontramos casos de fidelidad.
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