El plato de hoy es un recurso muy fácil para animar una jornada aburrida y darle un toque de interés gastronómico con muy poco esfuerzo. Os hablo de una fideuá. Sabed que este nombre es una pronunciación de la auténtica palabra valenciana con que llaman a este plato que es “fideuada”.
Vamos con los ingredientes. Vaya por delante que los he utilizado todos congelados, ahorrando para otras cosas más importantes, como debe ser. He utilizado puerro, pimiento verde, una pota (vale calamar o sepia), gambas, mejillones y almejas. Lo que había a buen precio. Por supuesto pongo sal, ajo, vino blanco y un poquito de pimienta (suelo utilizar un surtido de pimientas que muelo en el acto). También, para el caldo, la raspa de una merluza, perejil y cebolla, puerro o la verdura que pilléis.
Pongo a hacer el fumet de pescado y empiezo con el baile. Fumet es una palabra francesa que quiere decir fondo blanco, pescado y verduras. Se llevan a ebullición y se deja reposar 20 o 25 minutos. Hay que quitarle la espuma que hace en la superficie (con una espumadera) y la grasilla que también hace dependiendo del pescado que hayáis utilizado (con un cacillo o cuchara)
Pongo a sofreír el puerro, el ajo y el pimiento verde
Cuando está todo bien pochado añado los mejillones
y en cuanto cambian de color, el cefalópodo.
Aquí le meto el vino blanco, que evapore el alcohol y añado las gambas
No les dejo que se hagan demasiado, ya tendrán tiempo de cocer luego con la pasta. Enseguida meto la pasta y la sofrío un poco con todo lo demás. En este caso y como no tenía pasta hueca, he partido unos espaguetis con la mano, mientras los echaba, del tamaño que mejor me ha parecido.
Como os decía, le doy varias vueltas para que la pasta coja el gusto de todo y entonces le pongo el fumet y las almejas
Cuando ya no veo caldo en la superficie le añado el perejil picado por encima y lo dejo al fuego para que consuma el resto del caldo. Como siempre que trabajo con estos bichos, vigilo que se abran todas las almejas, y la que no se abra la tiro sin pensar. Nunca fuerzo la apertura de una almeja, que me puede fastidiar el plato.
Solo queda poner la mesa, mientras reposa un poco, que le viene bien, abrir el vino, o el cava, que también le va bien. Y prepararse para chuparse los dedos. ¡Que os aproveche!
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