Las filigranas de papel (“paperoles” en francés) son objetos de devoción y de protección, expresiones de fe. Surgen en los conventos del sur de Francia, a partir de la Reforma y eran regaladas a los bienhechores, para uso privado.
Se confeccionan con tiras de papel coloreadas en los bordes y enrolladas con mucha maestría.
Si el arte ha sido, por lo general, muy masculino, aquí tenemos estas obras de arte realizadas por mujeres desde la clausura.
Las religiosas inventan un lenguaje de flores, de espigas, de coronas, de ramos, que semejan puntillas o bordados.
Las filigranas sirvieron también de marco a grabados de devoción, canivets, marfil, porcelana, madera, yeso, terracota, cartón prensado etc.
Se encuentran filigranas convertidas en objetos de viaje, y de bolsillo, plegables, con precinto y todo, y también las hay con reliquias de mártir.
En el video, de la colección de arte popular teresiano de Manuel Navarro, podemos observar la variedad de objetos a los que se aplica esta técnica, dentro de la temática teresiana.