México, DF.- La crisis humanitaria en Filipinas tras el paso del tifón Haiyán cobró nuevas víctimas: ocho personas murieron este miércoles en una estampida humana, cuando miles de sobrevivientes buscaron desesperadamente conseguir arroz en un almacén de la provincia de Leyte.
Las fuerzas de seguridad sólo pudieron ver cómo los sobrevivientes se llevaban cien mil sacos de arroz, antes de que un muro cediera ante el amontonamiento, dejando sin vida a ocho personas. Aunque las autoridades locales aseguran que hay otros almacenes similares, se han negado a dar su ubicación, para evitar otra tragedia similar.
El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas, ayudará a la población local con 2,700 toneladas de arroz, pero las rutas bloqueadas por los destrozos hacen que los esfuerzos internacionales sean débiles aún. El gobierno filipino aseguró que más de dos millones de personas necesitan alimentos y agua, además de medicinas para hacer frente a las infecciones que pudieran sufrir los sobrevivientes, como el cólera.
Ante la débil y desarticulada respuesta de las autoridades locales y la ayuda internacional para acceder a algunas de las zonas más afectadas, el hambre crece, igual que las malas condiciones sanitarias, a raíz de los cuerpos en descomposición encontrados en el archipiélago, y de la escasez de agua, que ha llevado a los habitantes a tomar agua contaminada.
Israel envió un equipo de 148 elementos para ayudar con las tareas de rescate y médicas, para lo cual montarán un hospital temporal, que además servirá para distribuir más de 100 toneladas de ayuda alimenticia y de medicinas. Estados Unidos y Reino Unido son otros dos países que también han dado una respuesta rápida, enviando ayuda aérea, que se intensificará en los próximos días, incluyendo el envío del portaaviones estadounidense USS George Washington.
CRECE LA VIOLENCIA POR SAQUEOS
En otro caso que refleja el caos y la crisis en el país del sureste asiático tras el paso del fenómeno metereológico, un entierro masivo tuvo que detenerse, cuando unas detonaciones de armas de fuego en la lejanía ahuyentaron a los equipos que enterrarían en fosas comunes a muchos de los cadáveres encontrados en la ciudad de Tacloban.
Los disparos habrían venido de dueños de establecimientos comerciales, para evitar los saqueos, según autoridades de la ciudad arrasada por Haiyán. Aunque en otro caso, elementos policíacos recomendaron a un equipo de corresponsales internacionales no tomar la ruta al sur de Tacloban, pues había reportes de rebeldes disparando contra civiles. “Tal vez están buscando comida”, dijo un comandante de la policía a CNN.
Mientras la ayuda internacional da sus primeros pasos para socorrer con efectividad a la población filipina, otra tormenta amenaza con dificultar aún más las labores, por lo que los sobrevivientes de Tacloban han comenzado un éxodo a la vecina isla de Cebú, buscando alimentos y agua.
Con información de CNN, The Telegraph y Al Jazeera.
Foto: Reuters