La Virgen de las Rocas
Óleo sobre tabla
1483. Leonardo da Vinci
Las ciencias empíricas aportaron el conocimiento técnico-medible-estadístico, con mediciones, observaciones y todo aquello plausible de ser experimentado por los sentidos, como indica Mariano Artigas en su libro Filosofía de la Naturaleza, “un conocimiento de la naturaleza que pueda ser sometido a control experimental”.
Por ejemplo, las técnicas empíricas antiguas permitieron el conocimiento de nueve de los elementos químicos: siete metales (oro, plata, cobre, hierro, plomo, estaño y mercurio) y dos no metales (azufre y carbono); y en la ciencia moderna la ley de la gravedad o la teoría de la relatividad aportaron otra base para pensar la naturaleza. Pero la filosofía de la naturaleza se pregunta por las causas últimas de la naturaleza y busca explicaciones que van más allá del conocimiento experimental.
¿Puede hacerse una filosofía de la naturaleza al margen de las investigaciones científicas? Poder / querer / deber ofrecen una alternativa lingüística a los asuntos; mi abuelo decía (la filosofía popular dando respuestas) que son como un banco de tres patas, sin una es imposible sentarse con tranquilidad: ¿Puedo matar a un hombre? Sí, puedo, la posibilidad es real y se demuestra diariamente en las estadísticas de homicidios en todo el mundo; pero ¿quiero hacerlo? O más aun ¿debo hacerlo? Con esta introducción mundana quiero exponer que es posible, así como la ciencia negó a la filosofía, o a la teología, o incluso a la ética, en varias ocasiones sin que esto le impidiera avanzar (bomba atómica, clonación, químicos, etc).
Ahora bien, me pregunto: una filosofía de la naturaleza al margen de las investigaciones científicas ¿cuánto dista de la mitología? El trabajo conjunto, apoyado unos en otros, puede lograr resultados positivos para la humanidad.
La filosofía de la naturaleza debe tomar en cuenta los conocimientos alcanzados por las diferentes ramas de la ciencia experimental. Pero su enfoque es diferente, ya que, como queda dicho, se pregunta por las causas últimas de la naturaleza y propone explicaciones generales que van más allá de lo que se busca en la ciencia experimental. Por ejemplo, propone los conceptos de substancia, o de potencialidad y actualidad, para explicar determinadas características de la naturaleza; tales conceptos, en cambio, no son un tema propio de ninguna disciplina científica: las ciencias estudian las substancias y las potencialidades naturales, pero no se preguntan por la noción misma de substancia o de potencia tal como lo hace la filosofía. La filosofía de la naturaleza necesita de las ciencias, en diferente medida según los temas que estudia.
Fuentes y bibliografías consultadas:
Sanguinetti, Juan José. La interacción entre filosofía y ciencias.
J. Maritain. Filosofía de la Naturaleza, cap. III.
M. Artigas, Filosofía de la naturaleza, primera parte, cap. 1, apartado 3 “El concepto de naturaleza”.
Marcelo J. Silvera
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