Revista Libros

Fin

Publicado el 06 mayo 2010 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

Podría empezar así: Es la novela más sorprendente del 2009. Pero dejemos las exageraciones para la tele. Fin” es la novela más sorprendente que he leído en 2009. Comienza como un relato costumbrista, con una reunión de cuarentones desengañados que se odian a sí mismos y se desprecian entre ellos, personajes que se han escapado de este post de Ana Boyero. Hace años que renunciaron a buscar la felicidad y miden su triunfo en la vida por los caballos de su coche.
Nueve amigos. Cinco chicas, cuatro chicos y un tipo al que nunca quisieron, un amigo que nunca fue amigo, “El profeta”, un joven fosilizado por una broma que le destruyó y por la que se sienten culpables. Todo ocurrió 25 años atrás, antes de que se traicionasen entre sí, mucho antes de que se traicionasen a sí mismos.
Fin” comienza con ágiles diálogos de hombres y mujeres vacíos, con metáforas y frases hechas que escuchamos todos los días.  Pero enseguida se transforma y el terror que habita en el interior de los personajes aflora y se zampa el miedo a la hipoteca. Es la primera vuelta de tuerca, un giro que convierte la novela costumbrista en un relato terrorífico. Hasta que después… Imposible contar más, así que pasemos al principio.
Crítica de solapa: “David Monteagudo (Viveiro, Lugo, 1962), gallego afincado en Cataluña, descubrió su vocación literaria a los cuarenta años. “Fin”, que ahora presentamos, es su primera novela”. Así de escuetas y enigmáticas son las líneas que nos describen al autor de “Fin”. Ni una sola referencia a su trabajo en una fábrica de cajas. Ese trabajo manual que desmiente el tópico de que la literatura es burguesa o no es. Ese trabajo que confirma que vivir del cuento es muy difícil.
Crítica de solapa (y 2):  162. David Monteagudo, “Fin” / 163. B. Traven, “La nave de los locos” / 164. Danilo Kiš, “Laúd y cicatrices” / 165. Jan Potocki, “Manuscrito encontrado en Zaragoza” /166. Dino Buzzati, “Las noches difíciles”.   Estos son los compañeros de aventura de este debutante. No sé a él, pero a mí me daría un vértigo enorme si mi primera novela compartiese colección con estos clásicos.  Pero aquí esta Monteagudo y su relato de tres letras, sumando reediciones sin temblar, con la faja roja de los libros que son el principio de una carrera de palabras, con su mundo que parece sacado de un verso de Hierro: “Nada en orden. Todo roto, a punto de ya no ser”.
5/1/2010


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