Este año hemos vuelto a pasar el fin de año en una casa rural, ya lo hicimos el año pasado y nos gustó tanto que hemos querido repetir. Elegimos un lugar diferente, en plena naturaleza y aislados del mundo, exactamente en la sierra albaceteña o como yo lo llamo, los alpes manchegos. Sin más compañía que nosotros dos y por supuesto Sobras. Un plan diferente que hace años no se me hubiese pasado por la cabeza pero que cada vez me atrae más. Han sido cuatro días de paseos por la montaña, de tardes tirados en el sofá frente a la chimenea y de atardeceres realmente bonitos.
Nuestra casa estaba situada a 1100 metros de altitud y lo único que nos rodeaba era montaña y muchos pinos, lo más cercano a la civilización era un pequeño caserío que había un par de kilómetros abajo, así que la cobertura era nula.
El que más ha disfrutado ha sido Sobras, que se pasaba el día jugando con las piedras y con su amiga Maya, la perra de la dueña de la casa. De vez en cuando nos daba algún susto que otro porque desaparecía, pero en cuanto le silbábamos venía corriendo.
Nosotros nos levantábamos temprano, desayunabamos y nos ibamos a descubrir el paisaje, hemos andado por la ribera del río, hemos visto un pantano gigante, subido a la piedra de la ventana. pero sin duda lo mejor de todo han sido los animales que hemos visto, entre ellos dos ciervos gigantes que por desgracia no me dio tiempo de hacerles la foto..
A pesar de que no hemos pasado de los 5 grados la experiencia ha merecido la pena y como la casa estaba bien equipada para el frío, por las tardes en cuanto se escondía el sol nos tirábamos al sofá y calentitos con la chimenea veíamos alguna peli o leíamos un rato. Seguramente al año que viene vuelva a repetir plan y como no pude felicitaros el año en su momento lo hago ahora.
Feliz 2015 y espero que hayáis sido buenos y que mañana los reyes os traigan mucho regalos, mucho amor y mucha felicidad.
Nos vemos el miércoles