Cosas que nunca pensé que haría #6
El fin se acerca. Los dos grupos del WhatsApp del cole echan humo. Los planetas se alinean; la fiesta de graduación –de infantil, pequeños con 5 o 6 años 😲 –, la fiesta de fin de curso, el plazo de matriculación para Primaria –con cambio de centro incluido–, regalos para las Seños... Sí, los planetas se alinean, pero los Mayas no predijeron nada de esto...
Hoy al volver del cole Luke me ha pedido el iPad para escuchar –otra vez– la canción que están ensayando para la función de fin de curso, aunque se supone que es un secreto. La sensación del año ha sido el proyecto que han estado haciendo sobre dinosaurios. Han visto la película El viaje de Arlo, y están aprendiéndose un tema de la banda sonora. Creo que no he visto nunca al pequeño padawan aprenderse –¡menos aún cantar!– una canción. Ni las de Frozen. No sé por qué clase vamos ya, pero me sigue pareciendo increíble lo que ha cambiado el pequeño durante este curso.
Sigo cocinando. Al rato me lo encuentro viendo la pelí de Arlo, pero en inglés. No sé muy bien cómo lo ha hecho, los vídeos sugeridos por YouTube, imagino. Está embobado ante la pantalla. Y yo no puedo evitar sonreír, y quedarme también embobado mirándolo a él. La primera parte de este #CosasQueNuncaPenséQueHaría: animarlo y desear verlo cantar junto a sus amigas y amigos una canción de Manuel Carrasco.
Reacciono lo justo para hacerle una foto, y mandarlos a lavarse las manos; la comida está lista. Luego ya llega la media horita de tranquilidad, antes de salir para el trabajo. Un vistazo rápido al móvil, para confirmar el siguiente capítulo del Fin del Mundo. Cuarenta, cincuenta, sesenta mensajes nuevos. Decido entrar, y en dos minutos de lectura en caída libre, vuelvo a dejar el móvil.
Aquí está la segunda parte de este #CosasQueNuncaPenséQueHaría. Cuando los pequeños entraron en Infantil me propuse involucrarme todo lo que pudiera en las cuestiones del cole. Acompañarlos y preocuparme por su bienestar y educación es parte de mis obligaciones. Incluso llegué a ser el delegado de clase –llámame loco– en su primer año de Infantil. Pero lo de los grupos de WhatsApp me supera. Ahora sigo participando, me presto voluntario para echar una mano en la excursiones, ayudar en las funciones, montajes, desmontajes. Incluso participé en la Feria de las Ciencias que organizaron el año pasado. Pero, sinceramente, creo que al final tanto control, tanta charla y tanto ruido de fondo es contraproducente, me quema, me agota. Nunca pensé que llegara a desentenderme. Al menos de muchas cosas que no afectan directamente a mis padawanes.
Como contaba en aquella ocasión, los grupos de WhatsApp tienen una función y son muy válidos, y hasta prácticos como canal de información. Pero pueden llegar a ser contraproducentes y hasta causa de conflictos, por saturación. La suerte que tenemos es que en el cole todas las madres y padres son un encanto, y no hay roces ni malentendidos, e incluso hemos entablado amistades.
Y vosotros, ¿qué habéis hecho por o con vuestros hijos que nunca pensasteis que haríais?
[Nota mental: buscar una tablet resultona en la que pueda instalarles YouTube Kids, ClanTV y demás, y enseñarles a acceder a contenidos adecuados con un mínimo de control...]
¡Que la Fuerza os acompañe!
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