Revista Cultura y Ocio

Fin de la película

Por Jesús Marcial Grande Gutiérrez
Tres cursos pasan ya en un cole nuevo. Un colegio de vivos colores donde el azul luce con preferencia como homenaje al antiguo centro "Los Azules" del que es heredero. Un colegio moderno, con profesorado renovado y muebles nuevos. Un centro con pizarras digitales, amplio gimnasio, joven huerto escolar y patio hermoso que es a la vez un magnífico mirador sobre Arganda y el Jarama.

Atrás quedaron el urgente desalojo por sustentación inestable de los viejos muros, el improvisado traslado de alumnos y materiales escolares, el año de provisionalidad en un centro ajeno en situación de realojo (aunque eso sí, con condiciones de alquiler muy ventajosas para aquel centro privado). Muy lejos están ya los problemas para expurgar y seleccionar en una semana (y sin dejar de impartir clases) el material didáctico acumulado en medio siglo de docencia, encontrar una empresa de mudanzas económica, instalar los materiales a toda prisa en el nuevo centro, coordinar el uso de espacios comunes (solo de "los permitidos", por supuesto), el ajuste horario para no coincidir con los alumnos "de pago", el transporte en autobuses cada día, los patios minúsculos, el deficiente uso de la calefacción, la complicada convivencia...
Ahora, el San Juan Bautista, va por el tercer año de su nueva etapa con edificios nuevos y equipo directivo renovado. Las jubilaciones han dado paso a nuevos maestros y, donde falta la experiencia, se compensa desarrollando actividades y un trabajo diario que anime al alumnado  y le haga sentirse orgulloso de su pertenencia al centro.
Terminó la película, rodada a toda prisa, del Nuevo Nebrija. Del colegio llamado "Los Azules", tan cercano al cielo que le robó su color. Como antiguo profesor que allí estuvo le deseo una larga y provechosa vida.
Fin de la película

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