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Fin de una etapa: Servicio de Voluntariado Europeo (SVE)
Publicado el 02 junio 2013 por Teresa_docio @Teresa_DocioLa vida está compuesta de etapas, unas mejores, otras peores, unas más largas, otras más cortas. Etapas que se transformarán en recuerdos para dar paso a otras. Por eso ayer después de un año en Oldenburg, Alemania, cerré mi etapa como voluntaria europea. En estos 12 meses muchas cosas han pasado. He trabajado en una asociación con inmigrantes: en la cafetería, en la guardería, en el despacho, he aprendido alemán y he conocido a mucha gente. No sólo me he relacionado y he aprendido más de la cultura alemana, sino que también he conocido gente de otros países y continentes. He probado comida de diferentes sabores e intensidades. He asistido a festividades como el Nouruz,donde escuché música típica árabe y persa. También he escuchado y bailado al son de la música africana. He vivido un verano, más bien otoño, por su temperatura, de festivales de música como el Kultur Sommer en junio o el Stadt Fest en julio. Me he recorrido de norte a sur, pasando por el este y el oeste de Alemania, visitando muchas ciudades, conociendo un poco más su historia, su cultura, he conocido una fiesta tan popular como el Oktoberfest en Múnich.
He aprendido aspectos políticos y económicos de la cultura alemana, ahora ya sé que es la GEZ, que Alemania es tan rica, por la cantidad de impuestos que pagan. Nadie dijo que la comodidad y el bienestar se regalasen. Se paga por tener una televisión, un portátil o una radio; por ir al baño en los centros comerciales o en la estación. Sus horarios lejos están de los que tenemos en España, se puede decir que mientras allí cenamos aquí ya están en completo silencio o en la cama. Pocos son los edificios de más de 4 plantas, y menos son los que tienen ascensor. Una excesiva obsesión por el reciclaje, separando hasta lo inseparable. Incluso en la universidad o en las academias de idiomas tienen diferentes papeleras para separar los residuos y deshechos. Después de un año aquí, me he medio acostumbrado a la temperatura de aquí, a que apenas exista el verano y que el invierno de paso al otoño. Pero quizás lo que más se me ha resistido ha sido la temporada de lluvias, día tras día sin parar. La bicicleta ha sido mi medio de transporte, pese a que después de varias caídas debido al hielo, la cogiese miedo, parece que al final volvimos a ser amigas. Como echaré de menos también el poder beber por la calle, sin que te pongan una multa, el poder elegir mil y un tipos de refrescos, zumos y cervezas. El ir andando por la calle y encontrarme muebles usados con los que poder decorar mi casa.
He vivido momentos de cal y otros de arena con el fútbol español, ganamos en verano la Eurocopa y celebrarlo fue toda una fiesta, que orgullosos estábamos todos los españoles que nos reunimos en un bar para ver los partidos rodeados de alemanes. Pero también he vivido como hace poco dos equipos españoles fueron descalificados en la semifinales de la Champions League. He vivido el ambiente que se respira en un estadio de fútbol. Y así un sinfín de cosas más.
En definitiva, hechos y momentos que permanecerán en el recuerdo y que me han hecho abrir aún más mi mente ante nuevas realidades y culturas, y que seguramente den paso a una futura etapa de mi vida. ¡Hasta siempre Oldenburg!