Pasaron los días que Miguel estaba en el campamento y por fin llegó el día de recogerlo, así que nos fuimos todos a por él. Roberto e Inma los hermanos de Miguel nos dijeron que ellos venían sí o sí, lo cual nos pareció estupendo.
Llegamos al campamento y aún tuvimos que esperar un rato, por fin empezaron a salir algunos niños y cuando le llegó el turno a él, empezamos a oír como todos, niños y monitores empezaron a vitorearlo, Miguel!, Miguel! Miguel!, qué emoción, sus hermanos flipados y nosotros embobados, nos lo comimos a besos y él estaba muy contento, muy natural, como es él.
Se me acercó la enfermera y me dijo que su monitor se había tenido que ir un poco antes pero quería decirme que había sido estupendo llevar a Miguel, que era un chico genial. Por su parte la enfermera me dijo que de parte de todos los monitores querían decirnos que Miguel era estupendo, que le habían cogido mucho cariño y que se lo llevaban todos en el corazón. Aún más, nos dijo que todos habían comentado que sería estupendo que el año que viene repitiera, que por favor, por favor, por favor, lo lleváramos el año que viene. No cabía dentro de mi, imaginaros qué orgullo de Miguel, allá donde va se gana a la gente, por su manera de hacer las cosas, por su esfuerzo constante por hacerlo bien, porque es un chico alegre y simpático, porque sabe hacerse querer... Dentro de que Miguel tiene un estilo de pensamiento concreto, que tiene dificultades a nivel social, también es cierto que ha desarrollado ciertas habilidades sociales que le permiten, no mantener una conversación, pero si relacionarse y hacerse sentir.
Al cabo de 15 días nos llegó un informe a casa que como conclusión decía:
Seguir trabajando su autonomía y habilidades sociales, ya que es extraño que una persona con autismo se comporte como él y sea tan autónomo en todo, se nota mucho el trabajo con pictogramas y el de los padres. Recomendamos su incorporación en otros campamentos de este tipo.
Así que lo más importante que puedo decir es que no podemos sobreproteger a nuestros hijos, no debemos hacerlo y no tenemos derecho a hacerlo. Por supuesto que nuestros hijos y todos los niños con cualquier tipo de diversidad necesitan una protección extra, pero esta protección no debe cortarles las alas, si no al contrario, brindarles nuevas oportunidades.