Fin del curso masónico

Va terminándose el curso masónico. Estará a punto de cerrarse, hasta nueva Orden, el Libro de Presencias. Es tiempo, también, para cierto reposo y trabajo de reflexión sobre lo vivido en el Taller. El verano puede ser una oportunidad para –en la relativa distancia que proporciona la vacación- ver lo que tal vez sólo se supo mirar: percibir aquella esquirla que se presentaba como elemento legítimo, ver la posibilidad de repellar entre piedra y piedra, de forma que no queden vanos, que la cantería no baile, que el edificio no sólo se mantenga sino que se refuerce. El descanso es, pues, tan relativo como la vida misma: “Aún serán necesarios largos y dolorosos esfuerzos antes de que nuestra tarea acabe. La piedra bruta ha sido apenas desbastada. La hora del reposo aún no ha llegado”.

Las vacaciones marcan un respiro, pero los trabajos de construcción han de continuar. Acaso sea tiempo de revisar los planos del edificio, de contrastar, pedir pareceres y segundas opiniones… Todo es posible merced a esta pausa, que posibilitará una reanudación enérgica y renovada de la obra común.

Tiempo, cómo no, para reforzar los eslabones de esta cadena de unión que es la Francmasonería, de la que cada Logia forma parte.

Encontré este canto para la Cadena de Unión. Lo comparto en el blog, con mis mejores deseos de Fraternidad.

(Con el aire de Auld Lang Syne)

Nos llega de otro tiempo

esta Cadena de Unión,

y tiende hacia el futuro,

a una tierra mejor.

Que nuestros corazones

se enlacen de verdad,

unidas nuestras manos

en la Fraternidad.

Con vivos eslabones

del más puro metal

alcemos, Francmasones,

un Templo de Igualdad.

Que nuestros corazones

se enlacen de verdad,

unidas nuestras manos

en la Fraternidad.

Sin pretender reposo,

haced resplandecer

un mundo más hermoso.

¡En Libertad va a renacer!

Que nuestros corazones

se enlacen de verdad,

unidas nuestras manos

en la Fraternidad.

Tags: fin, curso, masonería, cadena de unión

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