Revista Cultura y Ocio

¿Fin del Sistema Canovista?

Por La Cloaca @nohaycloacas

Publicado por Ezequiel L

La última vez que hubo elecciones en diciembre, fue en 1920. Al igual que ahora, el antiguo sistema se agrietaba. La incapacidad de seguir el curso de la historia deja a los actores políticos en fuera de juego.

De hecho podríamos hablar del asunto sin distinguir de manera determinista ambas épocas, y esto, lejos de buscar exactitudes, nos podría dar una visión global y más profunda de nuestra realidad actual. Sin tampoco perderse en un mar de paralelismos.

Tras el fracaso de la Primera República, Cánovas del Castillo tomó contacto con el Rey Alfonso XII, exiliado en Gran Bretaña. Cánovas sería el arquitecto del sistema político de la Restauración Borbónica, que daría cierta estabilidad institucional al país y recogería movimientos sociales y el dinamismo de la revolución industrial en lo que sería un sistema liberal, con el poder (incluido ejecutivo) repartido entre Rey y Cortes. Todo recogido en una flamante Constitución en 1876.

Cánovas inicia el sistema bipartidista que lleva su nombre, en el que conservadores y liberales (Sagasta) se alternan en el poder, era la piedra angular de la estabilidad el régimen.

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Caricatura sobre la alternancia bipartidista. Uno cocina para el otro (Cánovas y Sagasta) y la pobre España es quien friega los platos.

La superación de un régimen con partido único, deja paso a aires renovados con este bipartidismo, que con el tiempo se convierte en bipartidismo ficticio; ambos partidos se convierten en vasos comunicantes y por supuesto llegó la corrupción.
Un detalle del bipartidismo, reduce las posibilidades de cambio en post de la estabilidad. Cosa que hace la dinámica del estado muy previsible, aún más para los corruptores, elemento activo de cualquier corrupción.

Así las debilidades de los dos partidos serán las debilidades del régimen.

Aparecen muchas libertades, como las de prensa, de asociación, sufragio universal masculino,etc. Y además, la aparición de otros partidos como el Republicano y el PSOE (1879), que recoge los movimientos socialistas y anarcosindicalistas surgidos de las condiciones obreras en la revolución industrial, de la mano de Pablo Iglesias.

Surge aquella expresión acuñada por Ortega y Gasset, que hoy oímos hasta la saciedad, “la vieja y la nueva política”.

Muchos palos después, la Crisis del 98 con la pérdida de Cuba, el problema de la economía, la mitad del país vivía en el pseudofeudalismo, el analfabetismo, la ineficacia de las reformas como la descentralización del estado, la incapacidad de aprovechar la coyuntura de economía de guerra en posición neutral y la cuestión catalana entre otras lleva al estado a una crisis sistemática.

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La fragmetación acontecida en el Parlamento, lleva a la población a votar por tercera vez en tres años, diciembre de 1920. Los sucesivos gobiernos no consiguen apaciguar los ánimos. La Revolución rusa influye en los sindicatos, sobre todo la CNT, que hasta 1921 mantendrán revueltas en toda España, desde Andalucía a Cataluña (Trienio Bolchevique). Ese año es asesinado Eduardo Dato (Ministro de Gobernación, conservador) en otro atentado anarquista y hasta 1923 hubo trece gobiernos distintos en seis años. El Desastre de Annual en Marruecos terminará por llevar al gobierno de García Prieto en 1922 a un último intento de regeneracionismo.

No sería suficiente, enfrente tendríamos el inmovilismo de los poderes: Iglesia, negada a ceder una coma en sus privilegios, al igual que burgesía y oligarquía, que había convertido el caciquismo en una enfermedad crónica del sistema.

Todo acabaría en la dictadura de Primo de Rivera, con el beneplácito de Alfonso XIII. La mímesis de la decadencia, que va fluyendo y adaptando sus diferentes formas, como el río que no atiende a embalses.

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El Rey Alfonso XIII y Primo de Rivera. ¡Qué clase gastaban!

A veces cuando uno lee la Historia de España, hay ratos en los que se nos viene a la cabeza “¡si es igualito que ahora!”, y algunos otros en los que “¡madre mía que atrasados eran!”. Lo cierto es que en la superficie, como en tantas otras cosas, podemos encontrar cuantas diferencias queramos. Tal y como cada campo tiene piedrecitas diferentes y en diferente orden, pero en esencia son campos.
Mucho nos debemos temer que estamos antes una situación de este tipo. Lo cual no quiere decir que sus causas prólogas y epílogas sean las mismas.

Nos encontramos en un tiempo de sutilidades, cada cual correspondiente a su tiempo diría Ortega. Hoy nuestro analfabetismo no es saber leer ni escribir. Es saber hacerlo como autómatas, es no saber pensar, ése es el caciquismo de hoy. Nuestra manipulación está en nuestra inconsciencia, o en nuestra falta de capacidades para identificar la sutilidad.

La sociedad globalizada, “cómoda” de hoy, nos atonta como un sábado de sofá y brasero. Sin necesidad de movimiento no habrá movimiento. Sin constancia no habrá cambio, sólo arreones de voluntad como chaparrones para la oligarquía que gasta paraguas de calidad.

La oligarquía como entonces, es una araña que puede tejer redes y mover hilos, conectar los flujos de billetes. Hoy la Iglesia no tiene esa posición tan protagonista y antagónica, pero el personaje está ahí. Rezamos por que los mercados sean benévolos con nosotros, como un fenómeno natural.

El estado y el dinero elevan a las personas, opiadas de poder hasta unas alturas en las que sus ex-semejantes quedan reducidos a hormiguitas que trabajan cada día de manera colectiva y graciosa por construir un hormiguero. Si lo derrumbas, construirán otro.
El pseudofeudalismo ha dado paso a la pseudoesclavitud, la precarización. La voluntad y la libertad cegadas de hedonismo vacío y tecnológico.
La estabilidad, de nuevo es el anillo que todos quieren poseer, que libera o esclaviza según en qué mano esté, y cómo de lejos esté esta mano del poder. Médicamente, estabilidad no será bienestar siempre, sino equilibrio de las fuerzas que intervienen. Si desde abajo no hay fuerza, habrá aplastamiento.

Es evidente que superamos un sistema hace 40 años, es evidente que decidimos iniciar una Restauración Borbónica, es evidente que hemos sufrido el sistema Canovista estos 40 años, ¿es evitable lo que pasará? ¿O sólo es una sensación a posteriori?

Ayer, 15 de diciembre de 2015, todos viajamos al pasado para ver morir al sistema canovista. Ahora sólo es ruido de fondo en el crepitar de la radio.

Sólo espero, que todos hayan vuelto del pasado, para votar este diciembre y sin jet-lag.

caracara

Fuentes:

-Wikipedia: Restauración Borbónica.

-Revista: La Aventura de la Historia, año 18, nº 206


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