Final de curso

Desde hace unos años, quizás coincidiendo con mi llegada a la política activa, vengo percibiendo que el mes de junio puede llegar a ser más estresante que ningún otro mes del año. Por lo menos, yo así lo percibo en mi entorno, pues se me junta todo.
En el aspecto profesional, junio es un mes complicado, pues es el momento de presentar cuentas en las sociedades mercantiles, celebrar las Juntas Generales, preparar la declaración del impuesto de sociedades, etc. En aquellas empresas con problemas entre socios mayoritarios y minoritarios, el ambiente durante estos días se puede cortar con un cuchillo.
Por otra parte, para los padres nos llega el final del curso escolar. Ayer estuve en el Colegio Cervantes, donde estudian mis dos hijas, el que se celebró el festival final de curso, con actuaciones de niños y niñas de todas las clases con un tema común: la canción del verano. Para nosotros ayer podía ser un día como cualquier otro, pero para estos estudiantes ayer terminaba el curso, con todo lo que ello representa, que no es poco (recoger calificaciones, cambio de ciclo para algunos, ...). Por cierto, me piden que divulgue que el sábado día 3 de julio se celebrará una comida de antiguos alumnos del Colegio, como colofón de las celebraciones del 75 aniversario. Los interesados tienen que acudir a la CAM y hacer el ingreso correspondiente para reservar las plazas.
Pero luego tenemos el aspecto socio-político. En Ibi se aprovecha el mes de junio para celebrar las 24 horas deportivas, para preparar las fiestas de todos y cada uno de los barrios (verbenas, cenas, concursos, etc), y me gusta asistir para corresponder a las amables invitaciones que recibo. Como parte de todo este batiburrillo, encontramos en nuestros buzones "El pico de la Gaviota Urraca", panfleto editado por un partido político que más bien parece una secta de fascistas amargados.
Y por si faltaba algo, este año tenemos los Mundiales de Fútbol y la aprobación de la reforma laboral en el Congreso. Mayor emoción imposible.