Para bien, o para mal, las pocas banderas de España que en el día de ayer pudimos encontrar en los balcones y ventanas de nuestro país, parecían celebrar sin más la Coronación de Don Felipe, habienda cuenta no de los malos, sino de los pésimos resultados que el fútbol español ha cosechado en el Mundial de Brasil. Sin entrar a valorar la actuación de la Selección, que no la Roja, que para eso ya está los desmadrados prensa, tertulianos y enteraillos de turno, me gustaría ver si ese final de ciclo casa con una mejoría del país en los términos más sociales, económicos y políticos y para ver si ese efecto rebote que es la economía española se estabiliza en una senda de crecimiento tendente a que cada vez creamos más en nosotros mismos y menos en el Papa Estado que pague las subvenciones, subsidios y ayudas. Ya se sabe, desafortunado en el juego...
Un final de ciclo.
La Selección Española de Fútbol, que no la Roja, degrinante apelativo que el técnico Luis Arágones interpeló al conjunto de seres millonarios que da patadas a un balón con el beneplácito de la afición no nazimbecilista, seguramente dejándose llevar por algún tipo de subconsciente de difícil justificación, comenzó a mostrarse imparable con el conjunto de jugadores que, disputando la Eurocopa de Dos mil ocho, iniciaron una carrera ascendente hacía el Olimpo futbolístico. Curiosa coincidencia que hace bueno el refrán referido unas líneas arriba. Una Selección de fútbol que nunca había despuntado en nada se erguía con fuerza sobre un país que entraba en picado en la enocomía, con una Crisis económica brutal, en lo social con un descalabro y retroceso del Estado mal llamado del Bienestar y el comienzo de una grieta política que no ha hecho sino ampliarse desde entonces.
Puede ser que sea un mal pensado o que San Vicente del Bosque haya sido tocado con el dedo divino, logrando que algo que nunca había terminado de arrancar a nivel de seiscientos, se lanzara en plan Maseratti a lograr no una, sino dos Eurocopas y en medio un Mundial dejando de manifiesto que la Selección Española de Fútbol, que no la Roja, podía llegar a mejorar tantísimo cómo empeorar el país del que tomaba el nombre... Y así hemos estado desde que Lehman Brother se llevara por delante a la economía mundial haciendo un Remake de la Gran Depresión y la Selección comenzara a chutarse triunfos en vena hasta el mismo momento en que la Selección Holandesa nos hizo pisar el freno demostrando que la Selección había perdido jugo mientras la economía españos comenzaba tímidamente a despegar mientras otras economías, cómo la francesa, comenzaban a estancarse.
Veremos a ver que pasa...
Si España en general comienza a mejorar por mínima que sea dicha mejora y para ello la Selección tiene que sumirse en el mayor ostracismo que haya conocido la institución desde su fundación en los albores del siglo XX bienvenido sea el mismo. Si no tiene que volver a ganar un campeonato hasta que la tasa de desempleo esté por debajo del 8%, bienvenido sea, sino tenemos que jalearla hasta que los miles de familias que no tienen que comer y que malviven de las ayudas del Estado, familiares o Cáritas, dinero que se ahorrará la Fifa y mal rollo que se llevaran los futboleros mientras el país comienza a despegar. No digo que la Selección y su desarrollo tenga una causa efecto con el país, pero si creo poder aseverar que algo hay, cómo en Religión, que algo subsiste y que las curiosidades no existen más alla de lo que queramos ver. La Selección a perdido... Veremos que hace el país.