A ella parece darle igual la lluvia. Da la impresión de que sería capaz de desafiar al mismísimo diluvio universal si fuese necesario. Mi imaginación me dice que no deja demasiadas cosas atrás pero que las pocas que deja son de las buenas, de las que importan, de las que duele perder. Todo por un futuro incierto pero escogido, unos planes hechos mitad corazón, mitad cabeza y un tercio de alma. Ese porvenir soñado por el que uno deja atrás lo que haga falta, incluso a su sombra si es preciso. Mi imaginación también me dice que sus ojos están empapados y ahora mismo ella ve la vida como nosotros la vemos a ella: confusa y desenfocada, sin norte, sin sur, con principios dubitativos y finales más que dudosos, sin hombros en los que sollozar ni espaldas que palmetear. Con su huida hacia adelante se ha olvidado de olvidar y todavía no sabe que para que la herida no duela es imprescindible una alta dosis de olvido.
Mi imaginación me sigue diciendo cosas pero mis párpados se empeñan en cerrarse. Demasiado por hoy. Fue un buen día, pero ya pasó. Esta imagen la publicaron como portada de sección en el número 7 de la revista Salto al Reverso del mes de junio. Todo un honor que la escogieran, así como también otra imagen titulada “El fin de la lucha” con su correspondiente texto en la página 16 de la revista.
Y yo a lo mío. Sigo con imágenes de lluvia justo ahora que comienza el verano. Qué le vamos a hacer…