A día de hoy, creo que podemos afirmar que hemos finalizado el proceso de integración de Alejandro en la escuela. Después de unos días en los que toda la familia estuvimos de reposo por varias dolencias y que os conté el pasado viernes, la vuelta ha sido un gran paso para todos, pues desde la puerta de entrada quiere irse solo con sus compañeros, me dice: "Mamá ya te puedes ir" y no hay ningún momento en concreto en el que yo esté permaneciendo en el aula.
Por supuesto que en las actividades en las que estamos pudiendo participar las familias sí que estoy, y prácticamente todas las semanas hay alguna de ellas. Cosa que también es tremendamente positiva.
Pasado esto, y mirando que ha pasado ya algo más de un mes desde el inicio de las clases, me reafirmo en el artículo que publicaba el lunes sobre la resignación y la escuela. Nos sentimos tremendamente felices de ver cómo su necesidad de socialización (que nosotros optamos por cubrir con la escuela) ha supuesto un proceso enriquecedor para todos.
Para Alejandro, que demuestra cada día su deseo de estar allí. Para mí que he podido disfrutar como "una enana" con los niñ@s dentro del aula, descubriendo algunas de las maravillas que poseen, conociendo a sus compañer@s y sintiéndome una más entre ellos, disfrutando de sus abrazos y de sus llamadas, de sus sonrisas. Para su padre, que ve a su hijo feliz y creciendo. Para toda la familia. Quizás el que más lo ha sentido es su hermano Iver, que se apena cuando ve que entra y que dice a todos que está esperando a su "teti" cuando es la hora de recogerlo.
Puede que haya altibajos, los contemplamos, y ahí estaremos.
Y es momento de agradecer.
A los familiares que se han involucrado en el proceso, cuidando a Iver mientras yo estaba con Alejandro en el aula.
A su maestro, del que nunca podremos estar más agradecidos. Por estar a nuestro lado. Porque la única presión en todo el proceso fue un comentario en tono irónico : "Hombre, si en mayo sigues en el aula, tendremos que ver qué pasa...". Por aconsejarme que me sintiese una más durante la integración, que estuviese al lado de mi hijo, pero también con el resto de niñ@s. Por permitirme disfrutar con ellos como lo he hecho. Por demostrarme que en el aula también las emociones pueden valorarse y potenciarse. Por hacerme ver otra realidad, otras actividades, otras propuestas maravillosas. Por involucrarnos en cada día de la educación de nuestro hijo. Por mostrar que detrás del "profesor" hay una realidad, una persona, y que conociéndola podemos comprender. Por hacernos partícipes de una verdadera vocación y pasión, que se actualiza día a día con unas inquietudes loables. Por hacerme recuperar la confianza en la educación (no en general, pero sí en esta en particular). Por compartir tanto y tanto... Por ser como eres E.
A la comunidad educativa del CMB. Por formar un gran equipo, con unas grandes personas detrás que demuestran su labor día a día. Por permitirnos participar de vuestras actividades. Por permitirnos sumarnos.
A tod@s aquell@s que nos habéis acompañado y que de una manera u otra habéis echo que esto sea una realidad, aportándonos una gran felicidad y confianza.
Gracias. Y por supuesto que aquí no acaba nada, empezamos!!!!