Revista Cultura y Ocio
Uno se finge enfermo por diferentes razones. Una de las que hecho de menos es la de poder leer en la cama todos los cómics de la Marvel que mi amigo Belmonte me prestaba. Éramos nños y éramos de la Marvel casi por encima de todas las cosas. En realidad no era un fingimiento absoluto. Lo que hacía era aprovechar la convalecencia para refugiarme en un mundo que, estando sano, casi nunca existía. Creo que de mayores hacemos algo parecido. En el fondo, lo que buscamos es que encontrar un lugar en donde ocultarse durante un tiempo, uno que pueda luego dejarse atrás e ingresar de nuevo en la realidad. La realidad nunca falla: está ahí mientras que tú disfrutas con Peter Parker y Norman Osborn, está a la espera de que vuelvas. Incluso estoy por pensar que te vigilia, cuidando de que no estés demasiado tiempo de vacaciones, esperándote pacientemente. A poco que pisas la rutina de los días, la realidad hace desfilar delante de tus ojos todas las que cosas de las que deseaste huir. La enfermedad es un paréntesis. Da igual que sea de verdad. Hay una parte de enfermedad fingida en las verdaderas. El dolor parece que crece súbitamente. La debilidad se hace fuerte, lo cual es una paradoja maravillosa. Uno se finge enfermo a capricho, contando con la posibilidad de que haya alguien que nos descubra, pero merece la pena el riesgo. En esta edad en la que me encuentro quizá no me llene lo mismo la serie completa de la Patrulla X. El tiempo cobra sus aranceles. Ahora estoy más por una buena novela de Javier Marías (sigo pensando en Los enamoramientos, en su escritura machacona y perfecta) o en un mazo decente de periódicos del día. Hay pocos placeres de tan exigente y completa entrega como levantarse por la mañana y leer la prensa, en papel, no en el sucedáneo digital. Suele no bastar un solo periódico. Lo suyo es que sean cuatro, al menos. De todos los flancos espirituales y materiales. Lo malo es que después de caer en ese trance, la enfermedad puede sentirse bien dentro de nosotros y dejarnos en cama unos días más. Hay cosas que se fingen y luego pasan factura. Será que nos fingimos enfermos para que nos quieran más.