Y ¡vamos con la segunda parte!, al parecer tan esperada por los visitantes. El crucero continuó su marcha y, tras una noche entera de navegación, atracamos puntualmente, después de atravesar el Byfiorden, en Bergen.
Pequeña reseña histórica.
Bergen, enclavada en la famosa costa de Bryggen -que significa muelle-, fue fundada en el año 1.070. Durante los siglos XII y XIII, en la época de máximo esplendor del Reino de Noruega, era su capital y por tanto allí residían sus reyes. Bergen debe su bienestar a la exportación de pescado, fundamentalmente seco, uno de los productos más importantes en la Edad Media. Actualmente, con 250.000 habitantes, en la segunda ciudad más grande de Noruega.
La ciudad disfruta de un hermoso emplazamiento entre siete montañas y el mar, protegida por la multitud de islas del Mar del Norte. Los callejones que bordean los muelles alojaron los almacenes, todos de madera, de los comerciantes alemanes pertenecientes a la Liga Hanseática. Ellos se asentaron en Bergen en 1.350 y disfrutaron del monopolio del comercio y del poder político durante 200 años. En la actualidad, estos edificios hacen también famosa a la ciudad y la visita a las denominadas “casas hanseáticas” es obligada pues están catalogadas por la UNESCO como Patrimonio Mundial. Bergen está catalogada como el Portal (puerta de entrada) a los Fiordos noruegos.
Nuestra visita a la localidad fue totalmente independiente de la excursión organizada por el barco. Apoyados con nuestra propia documentación y la obtenida “in situ” decidimos patearnos esta bella ciudad hasta dónde nuestras cansadas piernas dieran de sí.
La primera parada la hicimos en el Hakonshallen, castillo del siglo XIII en el que en su conjunto se ubica La Torre de Rosenkrantz, torre defensiva de estilo renacentista del siglo XVI. Su precio: 40 NOK= 4 Eur. cada uno, aunque con la tarjeta Bergencard (que detallaré al final) se entra gratis.
Continuamos, a través del Bryggen, dejando a nuestra izquierda la vista más turística de las casas hanseáticas que visitamos al regreso, para llegar al famoso pescado del pescado, verduras y frutas. Si no fuera por la originalidad de algunos productos diría que me sentí algo defraudado. En el mercado, entenderse en español es natural, pues hete aquí que la mayor parte –por no decir todos- de los jóvenes que te ofrecen los productos son estudiantes españoles. Probamos, pero no compramos nada, pues aunque en el barco te lo guardaban realmente no nos fiábamos de cómo llegaría a España.
Nos encaminamos, después de visitar la Oficina de Turismo enfrente del mercado, por la ancha avenida Torgalmenningen desde dónde ya se aprecia, en su recta final y en lo alto, la Iglesia de San Juan ( Johannes Kirken), eso sí la cuesta empinada y quién sufra de las rodillas le costará escalar sus más de 60 escalones. El templo, como todos, austero y con unos techos y decoración interior basados en la madera. En la bajada rodeamos todo el recinto universitario así como los Museos Histórico; Natural y el Marítimo. A través de Christiesgate, llegamos al Lille Lungegardsvann. Se trata de un pequeño lago o gran estanque encuadrado en el centro de un bonito parque en el que se divisaba una maravillosa vista de la montaña que después disfrutamos mucho mejor, una vez arriba. Pero, sigamos por partes.
Callejeando llegamos a la Catedral, Domkirken, construida entre los siglos XII y XIII, y que como buena parte de Bergen sufrió varios devastadores incendios. En nuestra ruta a través de Kong Oscar Gate para tomar el funicular, nos encontramos con Korskirken, otra bonita iglesia del siglo XVII, una de las pocas que estaba en posesión de la reliquia de la Santa Cruz. Nos encaminamos ya a visitar una de las atracciones más emblemáticas de Bergen. El Floybanen, es un funicular que nos elevará 320 mts. Sobre el nivel del mar para ascender hasta el Monte Floyen dónde nos encontraremos con unas extraordinarias e incomparables vistas de Bergen que harán la delicia de nuestra cámara de fotos. Es difícil por la cantidad de público, pero si podéis conseguir en la subida o bajada la primera línea del funicular, disfrutaréis al máximo. Su precio 70 NOK= 7 Eur.
Una vez de regreso nos encaminamos a la visita de las Casas Hanseáticas, dónde se enclava el Museo del mismo nombre. Es curioso observar las estructuras de madera conservando todas ellas su aspecto medieval y resaltando el colorido de las mismas. Actualmente se han convertido en tiendas, restaurantes, galerías de arte, etc.. , pero la visita es obligada.
A su lado se encuentra la Maria Kirken ( St. Mary´s Church), iglesia del siglo XII, como todas rústica y de paredes húmedas en su interior. De nuevo en el Bryggen, decidimos relajarnos y tomar el Bergens-Expressen ( 120 NOK= 12 Eur ), trenecito que te hace un amplio recorrido de la ciudad subiendo incluso, aunque no en su totalidad, por el Monte Floyen. Está muy interesante pues tienen un sistema de auriculares en todos los idiomas, incluido el español, que te da una extensa explicación de la ciudad. No quisiera olvidarme que estamos en la ciudad que vió nacer a Edgard Grieg, famoso pianista y compositor noruego al que denominaban el Chopin del norte, y que desde aquí os emplazo a que busquéis su música. Os encantará. ¡Bueno, os ayudo!
Enlaces de interés de Bergen:
www.guiamundialdeciudades.com/city/13/key_attractions/Europa/Bergen.html
www.visitbergen.com/en/BERGEN-CARD/
www.visitBergen.com/brochures Conseguiréis catálogos.
La llegada a Stavanger
Situada en el pequeño fiordo de Skijdejorde y a la entrada del fiordo Gands, hicimos una muy breve parada en Stavanger, una de las cuatro ciudades más pobladas de Noruega que combina la tradición con la modernidad. Desde finales del siglo XVIII la producción de productos enlatados, relacionados con la pesca, ha sido su principal actividad. Hoy en día la primordial actividad está relacionada con el petróleo. Conserva pintorescas casas de madera muy bien conservadas, construidas entre los siglos XVIII y XIX para los marineros, artesanos y hombres de negocios conforman un entramado de calles estrechas que ofrecen un panorama emocionante.
Nuestra excursión, esta vez organizada por la premura de tiempo, se limitó a recorrer el fiordo Lyse, que se adentra 50 km en tierra entre escarpadas montañas pulidas por los glaciares. Nuestro destino: la parte norte del fiordo dónde se encuentra la famosa y emblemática formación rocosa conocida como “ El Púlpito” la cual pudimos observar desde abajo.
Preikestolen, así es su nombre original en noruego, es una roca plana de 25x25 metros que cuelga 600 mts. sobre nuestras cabezas. No hay barandilla a su alrededor, pero hasta la fecha no se ha caído nadie. Cuenta la leyenda que se caerá Preikestolen cuando siete hermanos se casen con siete hermanas del mismo distrito. Lo ideal hubiese sido subir a pie hasta su cima y deleitarse con esta experiencia y con unas espléndidas fotos. Si queréis subir a Preikestolen se puede desembarcar e Oanes e ir en coche. También se puede tomar el ferry de Stavanger a Tav, y luego seguir en un autobús que se enlaza con el ferry. Desde allí hay unas dos horas a pie hasta la cúspide.
Enlaces de interés:
www.regionstavanger.com
Y finalizamos en Oslo.
La capital de Noruega, Oslo, se encuentra también enclavada en el interior del Oslofjorden. Con sus mil años de historia es la capital más antigua de los Países Nórdicos. Los vikingos buscaron en ella, al estar rodeada de islas y colinas arboladas, un puerto seguro. Actualmente con 570.000 habitantes, Oslo es la capital de las estaciones: la gente y los edificios están rodeados de naturaleza y el ritmo y la forma de vida cambian con las estaciones y el viento.
Nadie está totalmente seguro de qué significa realmente el nombre de Oslo. “Os” podría significar “colina” o “dios” vikingo, mientras que “Lo”, quizás, signifique “llanura”. Por tanto Oslo podría significar tanto “llanura de los dioses” como “llanura bajo la colina”.
Hace 900 años se dan los primeros indicios de naturaleza urbana. En 1.624, el rey Christian IV de Dinamarca, decidió que la ciudad pasase a llamarse Christiania, pues desde 1.536 Noruega pasó a ser una provincia danesa. A principios del siglo XIX la ciudad no era mayor que un pueblo, pero con la mejoría de la economía de 1.850 a 1.900 el número de habitantes aumentó de 30.000 a 200.000. Tras la disolución de la unión con Suecia, en 1.905, existía un fuerte sentimiento nacional y en 1.925 la ciudad recuperó su nombre original: Oslo.
Nuestra ruta a pie.
Me permito una licencia personal: ¡Somos unos valientes!. Acompañados de mi suegra, con sus estupendos 78 años, nos recorrimos a pie una buena parte de Oslo. Y este es el resultado.
Encaminándonos por Rosenkrantz gate llegamos a una bonita alameda, Kart Johans gate, dónde en uno de sus extremos nos encontramos con Stortinget (El Parlamento noruego), construido en 1.866. Tiene visitas guiadas los sábados, en noruego e inglés, totalmente gratuitas. En el otro extremo de la alameda se encuentra el Teatro Nacional y en la parte final de la avenida nos encontramos con una impresionante y ancha entrada ajardinada, en cuyo punto más alto se divisa el Kings Castle y el Palacio Real, residencia de la familia real noruega y construido en 1.824. En su parte trasera, después de sacar unas variadas fotos, incluida la guardia real, disfrutamos de un pequeño descanso en los bonitos jardines de palacio, junto a dos pequeños lagos.
Decidimos continuar nuestra apuesta a pie para nuestro próximo destino. Vigelandsparken o el Parque/Museo de las esculturas de Vigeland, es un museo al aire libre además de una de las atracciones más visitadas de Oslo. El maravilloso parque escultórico es el trabajo de toda una vida del escultor Gustav Vigeland y contiene más de 200 esculturas en bronce, granito y hierro forjado siendo diseñado por el propio escultor el conjunto arquitectónico del parque con sus fuentes y jardines. Para llegar a él, en recorrido a pie desde el Palacio Real, disfrutamos de unos barrios residenciales y de embajadas con unas construcciones elegantes de estilo renacentista. La paz y tranquilidad de las calles y sus habitantes invitan al paseo y, si encima, tuvimos la suerte de llevarles el sol y las buenas temperaturas españolas. Es por eso que, una mujer noruega lleva en su bolso lo mismo que una mujer española, salvo que la noruega incluye también una toalla de baño. ¿Por qué? Cuando sale el sol extenderá ésta en cualquier jardín para disfrutar de él.
Para la vuelta, decidimos coger un tranvía (35 NOK) que te permite viajar, subiendo y bajando, durante hora y media. Nuestro destino, el puerto, dónde enfrente de él se encuentra el actual Ayuntamiento (Radhuset), ya que el primer Ayuntamiento se encuentra en la parte antigua de la ciudad, en la zona denominada Kvuadraturen, al igual que la Catedral y el café Engebret, el restaurante más antiguo de la ciudad.
El Ayuntamiento es de visita libre y la misma es recomendada e interesante. La recepción se efectúa en una enorme sala, totalmente decorada con enormes frisos en todas sus paredes y techos, dónde cada diez de diciembre desde 1.901, por decisión de Alfred Nobel, se celebra y entrega el Premio Nobel de la Paz. Al día siguiente en este magnífico marco se celebra el Concierto del Día de la Paz.
En el mismo puerto tomamos un ferry para encaminarnos a Bygdoy. En tan solo 15 minutos desembarcábamos para efectuar visita al Museo de los Vikingos y al Museo Marítimo. Sinceramente esperaba más de ellos y salvo la propia curiosidad de una de las naves vikingas en un buen estado de restauración el resto me defraudó. La vuelta ya fue con prisas. Nos quedaba visitar la Ópera y la vieja fortaleza de Akershus (aunque el barco estaba atracado exactamente enfrente de ella). La desdicha se pudo de nuestra parte pues todas las cámaras de fotos se quedaron sin batería. Pero, corriendo en dirección hacia el Este de Oslo, logramos llegar hasta la Opera para, por lo menos, decir que la hemos visto aunque sea en su exterior. El edificio es realmente modernista y precioso. Con una explanada de entrada llana y en sentido ascendente que invita a la calma y dónde el visitante puede deambular hasta por su techo.
De nuevo a la carrera, llegamos a nuestro camarote en el barco pues éste zarpaba en tan solo 5 minutos. Todas las salidas de un barco de puerto tienen algo especial. Pero ésta, sabiendo que era la última de nuestro viaje, tenía un halo especial. Las gaviotas nos acompañaban tanto a babor como a estribor. Me quedé ensimismado observando desde mi balcón como mi vecino de al lado tenía la gran habilidad y paciencia para ofrecerles comida en su mano para, en el preciso momento, sacar con la otra unas ¡seguro! excelentes fotografías. Yo no saqué la cámara, pues mis ojos eran más que suficientes.
¡Godd bye Norway. See you soon ¡
Salud, ciudadanos viajeros.
Enlaces de interés:
www.visitoslo.com/es/presentacion-de-oslo
www.nsb.no Noruega en tren.
www.visitoslo.com/es/oslo-pass.49104.es.html Oslo Pass. Interesante.
www.citysightseeing.no Autobús turístico que efectúa un tour completo de Oslo con duración de hora y media. Lo interesante del mismo es que te puedes subir y bajar donde quieras tantas veces como quieras. Su primera salida a las 10,oo y la última a las 16,oo. Precio de adultos 225 NOK; niños (5-15 años) por 110 NOK y familiar (2 adultos y 3 niños) por 600 NOK. Es válido por todo el día.
www.oslotaxi.no Visitas guiadas con taxi o minibús.
www.laanan.no Crucero marítimo diurno/nocturno.