Título: Firmin. Aventuras de una alimaña urbana
Autor: Sam Savage
Traducción: Ramón Buenaventura
Ilustraciones: Fernando Krahn
Editorial: Seix Barral
Género: novela contemporánea, fábula, metaliteratura
Páginas: 224
Publicación: 9/10/2007
ISBN: 978-84-322-2824-7
Nacido en el sótano de una librería en el Boston de los años 60, Firmin aprende a leer devorando las páginas de un libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginada por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado. A medida que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y sus miedos se vuelven humanos.Esta es otra de las novelas sobre libros que hace tiempo que quería leer y que, por fin, este año he conseguido incluir entre mis lecturas. Me la habían recomendado y, la verdad, ha sido diferente a la historia que esperaba encontrar, pero me ha gustado conocer a Firmin
Original, brillante y llena de alegorías, Firmin derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás una rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada.
Lo que más me ha gustado de esta novela es que permite muchas lecturas porque tiene un componente metafórico o, incluso alegórico, que cada lector interpretará a su manera. Firmin tiene la capacidad de hablarte en tu propio idioma, puesto que la traducción que harás de lo que hay más allá del texto, más allá de esta auténtica rata de biblioteca (de librería, en este caso), es solo tuya. El componente metaliterario de esta novela es, pues, absoluto y, diría, personal e intransferible.
Además, el autor incluye guiños a otros muchos géneros literarios. Firmin recuerda a la picaresca, a la novela de aventuras, a la novela de aprendizaje, a la novela intimista, a la profunda novela de Dostoievski, a las fábulas de toda la vida, a la novela psicológica... Es casi como si el autor hubiera querido concentrar toda la historia de la literatura en una sola novela. Y eso refuerza su veta metaliteraria.
Es imposible no empatizar con este Firmin que es rata pero es más que rata, aunque sin llegar a ser humano. Un ser en tierra de nadie que se siente solo y que solo tiene una pasión en la vida: los libros. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Diferente, raro, distinto a los demás... ¿Y quién no ha volcado su melancolía, su frustración, su tristeza, su deseo de ser otra cosa o, incluso, su amor no correspondido en un libro? Pues ese es Firmin. Y esa, en muchas etapas de mi vida, he sido yo. Por eso también digo que este libro hablará diferente a cada persona, porque cada uno puede trasladar sus vivencias personales a la trayectoria de Firmin y sentirse como él se siente.
El tono melancólico, triste y siempre literario acompaña muy bien a toda la reflexión sobre la soledad, la madurez, el amor, la familia, la esperanza, las emociones del día a día y el consuelo que siempre nos brindan los libros.
Una obra, finalmente, muy fácil de leer y a la que las ilustraciones de Fernando Krahn completan a las mil maravillas, porque inciden en ese tono melancólico y solitario de toda la novela. Un libro, pues, diferente y muy especial que cuenta muchas más cosas de las que están escritas y que profundiza en la naturaleza del ser humano a través de los sentimientos de una alimaña urbana tan peculiar como Firmin.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 46/100
- Reto Olvidados: 14
- Reto Leemos en Digital: 12/12