En el Gallinero llega el verano igual que en otros mucho lugares, y con los calores y la basura, la población de ratas sigue aumentando. Pero las ratas no se pueden exterminar porque hay mucha basura; la basura no se puede quitar porque no hay máquinas; puede haber máquinas si se alquilan, pero pueden tirar las casas y si se caen las casas la gente tendrá que dormir entre ratas y como sabéis, las ratas no se pueden exterminar porque hay mucha basura. Pero el problema es que la basura no se puede quitar porque no hay máquinas… como siempre, los círculos viciosos hacen de las voluntades caminos imposibles, pero mientras, las ratas siguen mordiendo los pequeños pies de los gitanillos del gallinero.
¡Qué alguien de un puñetazo en la mesa!
Los de siempre, nuestros amigos siguen protestando, reclamando, saliendo a la calle exigiendo, podéis verlo en una de sus webs.
También completamente recomendable la visión neutral de Fernando León, en este artículo en el periódico público, donde compara Madrid con Hamelín y hace una sección muy interesante de lo que está sucediendo en el Gallinero con el tema de las ratas. Rescatamos un poquito y os animamos a leerlo entero, no solo por el tema que toca, sino por el punto de vista con el que lo hace.
“Hamelín se llama en realidad El Gallinero y lo encontraréis al este, en el cruce que forma la autopista de Valencia con la vía del AVE a su llegada a Madrid. Es un asentamiento de inmigrantes rumanos, un poblado náufrago, de cartón, uralita y embalajes imposibles, asediado por todas las ratas de la miseria.”