Revista Política

Fisking a la editorial de El Pais sobre la hoja de ruta soberanista

Publicado el 01 abril 2015 por Trinitro @trinitro

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La técnica de “fisking“ a un artículo, editorial, contenido, es una técnica perfecta para cuando los argumentos que se expresan en ese artículo están plagado de falacias, fallos lógicos o argumentos exagerados, llevados muy al extremo.

No es un secreto que El País ha cambiado su línea editorial desde el 2010 a posiciones cada vez más inmovilistas y reaccionarias. Se posicionó contra las 3 huelgas generales, se posicionó contra el 15M, se posicionó contra Podemos y evidentemente se ha posicionado contra el “procés” soberanista. También sabemos la alineación que hizo “El País” Catalunya no participando de la editorial conjunta a favor de los recortes al Estatut que hizo el TC y que es el detonante de lo que hoy estamos viviendo en Catalunya.

Lo que no había habido hasta ahora es un editorial tan reaccionario como el que ha escrito ese diario en relación a la hoja de ruta acordada por ERC y CiU. Me cuesta ubicarlo en un diario como El Pais, aún incluso desde la perspectiva de este El Pais carca, reaccionario, pro status quo. Si no supiera realmente que lo ha publicado El Pais creería que es una pieza lisérgica escrita por algún opinador pasado de vueltas del TDT-party o fruto de la creatividad enfebrecida de una noche de “soberano” y tabaco negro que viviera Paco Marhuenda.

Pero no, el editorial es de El Pais, y tal ejercicio reaccionario se merece una respuesta en forma de “fisking”.

El Parlamento de Cataluña sirve para legislar, controlar y elegir al Gobierno de la Generalitat. Y este, para dirigir la Administración autonómica en cada período. No para otra cosa. Así lo establecen los artículos 55 a 72 del Estatuto de Autonomía. Todo lo que sea desviar a ambas instituciones, la cámara y el ejecutivo, de las funciones en él previstas deriva en fraude de ley, en detrimento de los ciudadanos catalanes.

Eso es falso. El Parlament ha hecho posicionamientos en muchos temas de los que no es competente. De hecho el Parlament tiene como funciones también elevar propuestas legislativas al Congreso de los Diputados (artículo 184 del reglamento Parlament de Catalunya), por poner un ejemplo el Estatut de Autonomía. Forma parte de sus funciones legales y legítimas votar mociones opinativas y declarativas, o elevar propuestas de ley. Si alguien quiere escribir un editorial con esta contundencia debería informarse un poco más.

Cada elección en cada escalón de la (multi) gobernanza sirve para lo que sirve. Si se utiliza para un objetivo distinto, que desborda sus poderes y competencias, resulta por tantoextra vires: un abuso de poder. Así que una elección municipal no puede incautar las funciones de un Gobierno autónomo. Ni una convocatoria legislativa nacional puede anular las competencias repartidas por el Estado de las autonomías.

Vuelve a ser mentira. El Parlament no hace un abuso de poder por hacer una declaración en contra del Pacto Hidrológico, algo que por cierto, el País aplaudió entonces, o contra la guerra de Irak, algo que también el País le pareció fantástico.

Sobre los referéndum y plebiscitos. Artur Mas ya ha comentado por activa y por pasiva que la convocatoria del 27 de septiembre será  la convocatoria ordinaria de unas elecciones autonómicas. Es su formato formal. Si se transforman en plebiscitarias es porqué los partidos que concurren, tanto los independentistas como los unionistas, lo enfocan de esta manera (algo legítimo e incluso legal), y porqué los ciudadanos terminemos votando en esa clave. Por el momento convocar elecciones autonómicas y que los partidos que se presenten tengan en su agenda un elemento clave que les diferencia entre bloques no es ni ilegal, ni ilegítimo.

Ni un referéndum sustituirá una elección, ni una elección equivale a un plebiscito, salvo en las repúblicas bananeras o en las antiguas dictaduras soviéticas.

Esta frase debería ser ya la ley de Godwin-TDT-party-Podemos en la que el que compara a su rival con nazis, Venezuela o los comunistas pierde el debate. Sí, hombre… somos comunisto-venezolanos-nazionalistas, los 100 millones de muertos, Pol Pot, el golpe de estado venezolano y la consulta del 9N.

Si alguien lo fuerza así, se arriesga a obliterar o cercenar los derechos de los ciudadanos (en este caso, catalanes), porque a cada derecho le corresponde un deber de una Administración determinada, no de cualquiera de ellas, y a cada deber de esta, el ejercicio de su exigencia por los ciudadanos. Todo lo que se aparte de este esquema desemboca en erosión de la democracia, el caos o la autocracia.

O sea, que convocar unas elecciones que generen un mandato al Parlament para conseguir la independencia va a generar el caos, la autocracia, los 100 millones de muertos y la extinción de los dinosaurios. El editorial aún no ha entrado en la hoja de ruta en sí, sino en el mero hecho de que haya un Parlament mandatado para conseguir la independencia. O sea, el simple hecho de que una serie de partidos pongan que buscan la independencia de Catalunya y tengan el propósito de intentarlo genera todos estos problemas. No sé… un poco exagerado… digo yo. Los escoceses, quebequeses, etc.. tienen partidos que eso lo tienen en su programa, ganan elecciones, intentan referéndums desde hace décadas y no veo más caótica, autocrática la política de esas regiones que la que todos conocemos magnífica e impoluta política española.

Esta serie de evidencias estatutarias y constitucionales es lo que olvidan Convergència Democràtica y Esquerra Republicana (acompañadas de sus organizaciones de agitación) en su alucinantehoja de ruta unitaria para la independencia de Cataluña firmada el lunes.

El mejor resumen del sinsentido de ese documento —que apenas rearmará la moral de los independentistas de buena fe una vez conocen que las encuestas les niegan la mayoría necesaria— lo ha expresado Dolors Camats, una dirigente (independentista) de Iniciativa per Catalunya, hasta hace poco adscrita al movimiento soberanista.

Mola mucho esta parte, “alucinante hoja de ruta” y las “organizaciones de agitación”. Es como si llamara a El Pais “panfleto reaccionario de agitación y propaganda” y eso supusiera un argumento. Por otro lado es curioso, ya anuncia que efecto va a tener en la moral de los independentistas sin poder fundamentarlo más que en el poder precognitivo del editorialista. Todos sabemos que el tufo de tabaco negro y los efluvios de un buen lingotazo de “soberano” hace que se crea alguien con poderes superhumanos como el de escupir más lejos y mear con mucha fuerza, pero de ahí a transformarte en una especie de übersociólogo con poderes telepáticos va un trecho.

Por otro lado, si los indepes no tenemos esa mayoría social, no se preocupe. Le interesa que las elecciones los votantes la vean lo máximo plebiscitarias posibles. Las perderemos, nos volveremos a casa y abandonaremos esos panfletos alucinógenos de la prensa indepe y pasaremos a comprar El Pais como penitencia por nuestra falta de sentido de estado, de la dignidad humana y de la obediencia ciega al devenir inapelable de la unidad de destino en lo universal.

La especiosa hoja de ruta “niega el derecho a decidir”, denuncia Camats, porque impondría la secesión sin votación expresa específica y por quórums parlamentarios inferiores al prescrito (dos tercios de los escaños para reformar el Estatuto). Y “unas elecciones al Parlamento no pueden sustituir al referéndum” porque en aquellas se dilucidan cosas distintas, y una decisión trascendental requiere una consulta, legal y pactada, ad-hoc.

Pudiendo estar de acuerdo con algunos argumentos de Camats (yo soy de los que creen que hay que hacerse un referéndum de independencia con o sin legalidad española, además de las propias plebiscitarias), lo que “El País” olvida es que el propio “El País” y el status quo que tanto defiende son los principales responsables de negar a los ciudadanos de Catalunya el derecho a decidir. El País se ha opuesto por activa y por pasiva a una solución pactada al estilo de Escocia. Los políticos españoles son los que se niegan por activa y por pasiva a este tipo de soluciones. Así que por favor, señores de El País, no sean hipócritas. El dilema no es o hacer unas plebiscitarias o aceptar la hoja de ruta legal y permitida por la democracia española. La democracia española a través de sus representantes oficiales (políticos) y los que ponen voz a la opinión publicada (la prensa) ya han dicho por activa y por pasiva que no hay vía dentro de la legalidad española para ese referéndum.

Díganlo claro, no quieren que votemos sobre la independencia ni legal ni ilegalmente, ni de forma directa por un referéndum ni indirecta con unas plebiscitarias. Es legítimo, es claro y tienen derecho a defender esto, pero por favor, no nos engañen y se indignen porqué queramos votarlo de alguna manera u otra. Y no citen a Dolors Camats, política soberanista (no sabemos si independentistas o no) como fuente de autoridad cuando a ella le repele la postura que ustedes tienen en todo esto.

El planteamiento contradice la promesa de Artur Mas de que los ciudadanos votarían en cada paso de su peculiar proceso (lo que ahora se niega: se refrendaría una Constitución cuya elaboración no habría sido sometida a las urnas); prescribe la declaración unilateral de independencia (con negociaciones colaterales solo cosméticas); reconoce (y por tanto, impulsa) que Cataluña quedaría fuera de la ONU y de la Unión Europea; y viola flagrantemente todo atisbo de legalidad.

Me centraré en la segunda parte, non-sequitur, non-sequitur y un capitán obvius. Que quedaremos fuera de la ONU o de la Unión Europea no lo sabe el señor de “El País” por mucho que el tabaco negro de madrugada provoque visiones. Es una decisión que no está en manos únicamente del gobierno de España, menos aún del grupo PRISA. No sabemos muy bien que estatus quedan los nuevos países en Europa, ya que ni para el caso escocés se sabía. Sobre la ONU, pues para el reconocimiento basta con la decisión de un puñado de países, decisiones que el grupo PRISA no conoce ni en las que puede influir. Independientemente de esto, que podría ser un argumento para “el unionismo”, y podría explicar que ustedes están en contra de la independencia, una declaración unilateral de independencia es un proceso declarativo, no ejecutivo. Ya que quiere editorializar debería informarse. La ejecución real de esa independencia es la parte que menos puede definir la “hoja de ruta”, y es lo que podría criticarse de ella, pero no genera una DUI una nueva legalidad, sino la intención de generarla.

Por otro lado, como todos los países que se han independizado de estados que no les permiten legalmente independizarse se hace de forma “ilegal”. Así lo hicieron noruegos, islandeses, los países bálticos, los eslovacos y prácticamente casi todos los países que se han ido independizando de forma pacífica en los últimos 130 años.

Es aún peor que un atentado democrático. Es un delirio sin paliativos.

Y así fumándose el último cigarrillo de la segunda cajetilla a la vez que se paladea el cuarto vaso de soberano se acaba un editorial. Como un campeón o campeona, el autor o autora de semejante, este sí, delirio sin paliativos termina un editorial.

Difícilmente se puede asociar las palabras “atentado” al movimiento independentista catalán que si algo se ha mostrado es cívico, pacífico y tranquilo. Ni tampoco creo que sea muy positivo llamar “delirio sin paliativos” a una propuesta política en la que no se coincide.

Podríamos pensar que “delirio sin paliativos” es pensar que se pueda encontrar alguna vía legal para impulsar una agenda independentista democrática dentro de la legalidad española. O pensar que “delirio sin paliativos” es pensar que la prensa española, en especial el panfleto reaccionario de El País, es una prensa seria, razonable a la altura de la BBC británica. O pensar que “delirio sin paliativos” es pensar que la postura de El País durante todos estos años de crisis va a ser alguna vez de crítica al poder y al status quo.

Pero yo soy un tipo muy educado y no se me ocurriría llamar “delirio sin paliativos” a estas cuestiones.

Hay cosas que me pregunto. ¿Cree el sector más ranciounionista que mensajes de este tipo donde se nos tilda poco más que terroristas de la democracia y gente con delirios va a provocar que queramos quedarnos en España y compartir ni la wifi con tipos que escriben esto?.


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