(Savannah, 1925 – Milledgeville, 1964) Escritora estadounidense. Autora de novelas y relatos en los que, desde una perspectiva cristiana, indaga sobre la miseria espiritual del ser humano y su rechazo de la salvación eterna, está considerada como una de las mejores cultivadoras del género cuentístico entre los más jóvenes representantes de la generación de escritores del Sur que floreció en su país natal en la segunda mitad del siglo XX.
Tras haber completado su formación secundaria en el State College femenino de Georgia, cursó estudios superiores en la Universidad de Iowa. Aquejada desde 1951 de una grave enfermedad en la sangre, que le afectó los huesos de las piernas, y la obligó a andar con muletas, la desdichada escritora pasó los trece últimos años de su vida en la granja familiar de Milledgeville, dedicada a la creación literaria y a la cría de pavos reales.
Puede considerársela, incluso desde el punto de vista de la ubicación geográfica, como una de los integrantes paradigmáticos de dicha generación del Sur. De hecho, buena parte de la crítica norteamericana contemporánea ha señalado las concomitancias existentes entre las vidas y la obra de Flannery O’Connor y el mismísimo William Faulkner, maestro, guía y mentor de la segunda generación de autores sureños.
Sus protagonistas son personajes locales blancos y negros; predicadores que van de pueblo en pueblo, pequeños campesinos al borde de la miseria y las historias que relata tienen como escenario los campos o las pequeñas ciudades de la región. Una constante de toda la narrativa de OConnor es la preocupación por la divinidad, o la búsqueda de las huellas de Dios, en contraposición a sucesos o conductas perversos o violentos.
Su primera entrega narrativa fue una novela extensa titulada Wise Blood (Sangre sabia, de 1952), obra que enseguida llamó la atención de críticos y lectores, por su extraña combinación del subgénero gótico, la profecía mistérica y el mensaje del Evangelio católico. Es la historia de un predicador traumatizado, que se automutila y queda ciego, además de ser luego asesinado, lo que genera un escándalo. La buena acogida que el público norteamericano deparó a esta novela propició que, casi cuarenta años después de su publicación (y al cabo de quince años de la muerte de la propia O’Connor), el gran cineasta John Huston filmara una espléndida versión cinematográfica de Sangre sabia, enriquecida con la banda sonora del compositor estadounidense Alex North.
En su siguiente novela, titulada Los profetas (1960), prosiguió indagando por la misma senda de religión y misterio que había abierto con Sangre sabia. Sin embargo, ya por aquellos años Flannery O’Connor se había revelado como una consumada autora de relatos, género en el que, a los ingredientes temáticos propios de sus narraciones extensas, añadió una curiosa fascinación por lo grotesco, por la presentación de incongruencias extremas en la psicología de sus personajes y en el espacio en que se mueven.
Alimentados, además, por la libérrima capacidad de fabulación que volcó en ellos su autora, estos relatos pronto quedaron situados en la estela dejada por las mejores fábulas de Kafka. Ahora lo estrafalario y grotesco venía desleído en grandes dosis de humor, un humor negro casi siempre puesto al servicio de la tesis principal de O’Connor: el desconcierto del ser humano ante su imposibilidad de hurtarse a la gracia divina. La primera de estas recopilaciones de relatos, presentada bajo el título de A Good Man is Hard to Find (Un hombre bueno es difícil de encontrar), vio la luz en 1955. Posteriormente, Flannery O’Connor siguió escribiendo otros cuentos que se publicaron en el volumen póstumo Las dulzuras del hogar (1965).
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/o_connor_flannery.htm