Amin nación en Kabul y cuando aún era un niño, su familia y él se vieron obligados a dejar su casa y convertirse en refugiados. Esta es su historia.
Flee mezcla la animación con imágenes de archivo reales para que no se nos olvide que lo que aquí se cuenta es real, muy real. La historia de Amin representa la de otros muchos. Niños que sin entender qué ocurre tienen que huir y vivir con miedo.
Amin tuvo que mentir, renunciar a su familia, ocultar su homesexualidad y ponerse en manos de la mafia para poder llegar a Dinamarca y tener la oportunidad de una vida. Una vida que empieza con una palabra, refugiado, que marcará siempre. Porque es una palabra maldita. Marca a la propia persona y a como el resto te ve.
Y a pesar de que Amin consiguió encontrar una nueva vida en Dinamarca, su pasado sigue ahí, con muchas cosas difíciles de contar, de asimilar, de decir en alto. Con este relato ha dado un gran paso.