Sigue…
Y la calle sigue callando, perpleja, asustada y sobreviviendo cada día como puede! Ya casi nadie habla de crisis… lo que no significa que no exista, sino que es más importante al parecer hablar de asuntos propios de los gobernantes, sus corruptelas visibles y, en todo caso, algún asunto judicial que evidencia la falta de independencia del poder judicial! Y el ciudadano mudo y absorto ante tanta farsa y mala práctica, pero pagando esos excesos, los platos rotos… y sin atreverse a preguntar o exigir su derecho a la información de lo que paga su bolsillo, por ser -al parecer- anticonstitucional o políticamente incorrecto…
Me resulta difícil explicar a mi hija de 12 años qué está pasando y, sobre todo, aceptar que yo tengo algo que ver en todo ello, pues además de pagarlo, lo permito desde mi silencio como ciudadano. Sí es verdad que yo no me callo lo que pienso, ni engaño a mi hija explicándole que este mundo es maravilloso y que solo unos pocos actúan mal. Como tampoco dejo de insistirle que, a pesar de la herencia que recibe de nuestro mundo insano, corrupto y perverso, ella y yo lo podemos cambiar cada día siendo justos y honestos con nosotros mismos y con los demás, los que nos rodean! Y también le recuerdo que, mucho más allá o más acá, también existe un mundo interior y otro que nos acoge (aunque a veces nos incomode…) y un Universo aún mayor, que nos protege! Y que no hay mal que cien años dure y que todo tiene su principio y su final…
Mi hija aún vive su propio mundo, ese que está a medio camino entre la realidad y sus sueños… su corazón infantil y su mente ya casi adulta! Como quizás hago también yo! Pero ella deberá abandonar paulatinamente sus sueños y adentrarse en el mundo de los mayores, la cruda realidad que nos rodea, sin piedad! Para lograrlo deberá día a día -lamentablemente- dejar de ser tanto ella misma y adaptarse a lo que hay, abandonando sus sueños aún hoy de colores… aunque luego volverá a soñar, como yo lo hago ahora! En el camino hacia la madurez, aprenderá a protegerse, a desconfiar de ella misma y de los demás y a poner la cara adecuada a cada situación que viva, aunque le duela en el corazón! Estudiará, sin darse cuenta de que nadie le puede enseñar la sabiduría de la vida y que es lo que le hará realmente feliz. Le enseñarán a comportarse como debe, pero deberá lograrlo sin hacerse daño a ella misma y sin abandonar del todo su corazón, cada día más escondido, aunque latiendo en su interior…
Seguirá…
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