Vida agitada, desorden y bullicio en el ir y venir de las emociones y los sentimientos, en la búsqueda del amado o del amor, como corresponde a un carácter inquieto, entregado a la plenitud de la pasión, a la sensibilidad de un alma que nació para ser libre e independiente en un mundo que sanciona, somete y ningunea la libertad e independencia de las mujeres. Protofeminista en una sociedad machista, desinhibida en una sociedad puritana. Destino valiente, honesto, reta sin prejuicios a la vulgaridad, a la incomprensión de los otros, camina de frente sin detenerse por la tristeza, vitalista en el drama, frágil en las desdichas emocionales. Desahoga sus sentimientos íntimos transformados en literatura: diarios, correspondencia, cuento y, sobre todo, poesía: sonetos del existir de una misma, de la angustia de un yo dolorido. Versos tiernos, románticos, sensuales; versos de desencanto por no alcanzar la plenitud deseada, de abandono, soledad y sufrimiento que no temen a la muerte fiel compañera; versos convertidos en fados; vida y versos que elevan a la autora a la máxima categoría lírica de poeta popular.
Florbela d'Alma da Conceição Espanca, bautizada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción con el nombre de Flor Bela Lobo, y en la historia del mundillo literario acreditada como Florbela Espanca, nace un 8 de diciembre de 1894, en el tranquilo pueblo de Vila Viçosa, perteneciente a la región del Alentejo en el centro-sur de Portugal, a pocos kilómetros de la frontera con España. Inscrita el 20 de junio de 1895 como hija de madre soltera y padre desconocido; fruto del amor o del pacto entre Antonia da Conceição Lobo (1879-1908), guapa sirvienta de orígenes campesinos, y João María Espanca (1866-1954), de profesiones varias: pintor, anticuario, fotógrafo y pionero de las proyecciones cinematográficas en el país luso; casado con Mariana do Carmo Inglesa Toscano (1864-1925), mujer estéril que (siguiendo costumbres de la época) de mutuo acuerdo con su marido consiente que este tenga descendencia con su amante; hijos ilegítimos y hermanos biológicos, Florbela y Apeles Demóstenes da Rocha (nacido el 10 de marzo 1897), que la esposa amadrina. Aunque Antonia trabaja en la misma casa (sita en la rua da Corredoura), el contacto familiar con sus hijos sólo existió en los meses del periodo de lactancia y en los años de la primera infancia, lo que no impidió que los pequeños tuvieran una niñez feliz y despreocupada como reconoce la propia autora, a ello pudo favorecer que tanto Antonia, la madre natural, como Mariana, la madrina y posterior madre adoptiva, mantienen una buena relación.

A medias entre los intereses profesionales del padre y, también, por facilitar el progreso educativo de los hijos, la familia se domicilia en Évora. Instaurada la República Portuguesa el 5 de octubre de 1910 (dato relevante para entender el siguiente paso), Florbela ingresa en la Escuela Masculina André de Gouveia (una chica en un colegio de chicos, hecho anómalo para la época). Su formación, apoyada por horas de lectura en la nutrida biblioteca del centro, avanza; lectora voraz (pasión que la acompañará toda su vida, no así como sus maridos y amantes), lee a los grandes autores portugueses; aprende francés y español cuyas literaturas enriquecen su curriculum. En 1911 comienza a salir con un compañero de pasillos y recreos, Alberto de Jesús Silva Moutinho (1893-1961), primeros amores juveniles, sentimientos inestables de ida y vuelta, hoy estoy contigo, mañana escribo cartas y poemas a otro y si soy rechazada volvemos a juntarnos. El 8 de diciembre de 1913 (día de su 19 cumpleaños), Alberto y Florbela contraen matrimonio civil en el pueblo natal de la novia Vila Viçosa, ceremonia familiar e íntima. Los esposos se mudan a Redondo, población de la Serra de Ossa, allí abren un pequeño colegio, dan clases particulares, en fin, se malganan la vida enseñando. En 1915 las penurias económicas obligan a la pareja a regresar a Évora. Se acomodan en casa de su padre João María, con quien comparte el gusto por la fotografía (posa como modelo), y retoma la pasión fraternal que la une a su hermano. Por enchufe paterno, encuentra trabajo como profesora de lengua y literatura portuguesa en un colegio. Durante todo este tiempo Florbela no deja de estudiar y sobre todo de escribir. Durante año y medio, bajo el título Intercambiando miradas, elabora una colección de 85 poemas y 3 cuentos que se queda sin ver la luz de la imprenta, pero supondrá los cimientos de futuras creaciones. En 1916 publica el soneto "Crisantemos" en la revista Modas y Bordados, entabla amistad epistolar con su subdirectora Julia Alves y se abren las puertas a nuevas colaboraciones en los periódicos "Noticias de Évora" y "Voz Pública". Se propone escribir un extenso poema patriótico denominado Alma de Portugal, plan que queda en un simple esbozo. Todo a su alrededor indica el comienzo de una vida literaria.

Instalados en Lisboa, Florbela y Mário residen en diferentes direcciones sin demasiados lujos, los ingresos dan para alquilar lo que se puede. Él trabaja, abriéndose paso, en sus labores burócratas-militares y ella da clases particulares. El matrimonio comienza a naufragar, la pasión se diluye en una tempestad de reproches (Guimarães acusa a la esposa de entorpecer su carrera con su comportamiento licencioso, Espanca censura al marido el menosprecio de su actividad literaria), disputas que, a veces, demudan en encendidas broncas y posibles malos tratos; el alférez es hombre de temperamento bravo y la escritora mujer que no se amedrenta. El 1 de agosto de 1922, en la recién creada revista Seara Nova publica un soneto dedicado a Raul Proença, uno de los intelectuales fundadores. En enero de 1923, financiada la edición por su padre João Maria, alumbra su segundo poemario el Livro do Sóror Saudade, en un principio dedicado a su presente esposo, pero al final la dedicatoria fue suprimida, la obra recibe una buena acogida de la crítica literaria. Posteriormente, semanas después, Florbela sufre un nuevo aborto que socaba su precaria salud. Por recomendación médica se muda a Gonça a pocos kilómetros de la ciudad de Guimarães, allí se reencuentra con el doctor Mário Pereira Lage, que la invita a vivir en su casa de Esmoriz. Un nuevo divorcio entierra el matrimonio con António José. Si su primera separación conyugal fue traumática, esta segunda supone un escándalo social bochornoso, ¡hasta dónde vamos a llegar!, durante dos años rompe relaciones con su familia, en concreto con su padre con quien se deja de hablar. En 1925, después de un año de convivencia extramatrimonial, se casa con el doctor Mário Pereira Lage, la ceremonia nupcial se celebra primero en la Oficina del Registro Civil de Matosinhos y unos días más tarde se refrenda en la Iglesia do Bom Jesús de la misma ciudad; este su tercer matrimonio es el único de carácter religioso. La pareja se acomoda en la casa de los suegros de ella en Matosinhos. Florbela, con la intención de no echar a perder su nueva unión, intenta comportarse como una esposa tradicional, deja de escribir y se dedica a hacer traducciones de novelas del español y el francés para la editorial Civilização de Oporto. Pero la vida tranquila, hogareña, monótona no va con ella y se siente frustrada; añora el guirigay bohemio de la capital: los cafés, las tertulias, los bailes, los garitos de fado, las manifestaciones políticas, etc.


¡Yo quería ser Mar de altivo porte
Que ríe y canta, la vastedad inmensa!
¡Yo quería ser Piedra que no piensa,
La piedra del camino, ruda y fuerte!
¡Yo quería ser el Sol, la luz intensa,
El bien del que es humilde y no tiene suerte!
¡Yo quería ser arboleda tosca y densa
¡Que se ríe del mundo y de la muerte!
Más el Mar también llora de tristeza…
Los árboles también, como quién reza,
abren, al cielo, su brazos, como creyente!
¡Y el Sol altivo y fuerte, al fin del día,
tiene lágrimas de sangre y agonía!
¡Y a las Piedras… las pisa toda la gente!…
Florbela Espanca (Livro de Mágoas, 1919)