Aún no sé cómo describir esa sensación tan extraña. Ni la notas. Te quedas unos segundos quieta, no hay aire a tu alrededor, solamente en tus pulmones, todo se mueve como a cámara lenta. Tus gestos son a la vez más torpes y más gráciles en cierto modo. Me gusta ver algunos de mis cabellos sueltos suspendidos en el agua, bailando junto a los peces.
Me encantaría escribirle y decirle que he mejorado mucho, que el primer día, sin darme cuenta, inspiraba mucho y me iba sola hacia la superficie y el instructor de buceo me tuvo que poner más plomo en los bolsillos, pero que el último día he bajado a 30 metros para ver un barco hundido, y el profesor me ha dicho que soy la que tiene mejor flotabilidad del grupo, que no es cómo se empieza sino cómo se acaba. Él se reiría de mí seguro porque a veces soy como una niña pequeña y me encanta que me feliciten y también imaginándose cómo me iba a la superficie al principio.
También le diría que seguro que él sería un buen profesor, que los profesores de buceo me parecen muy atractivos por la pasión con la que hablan.
No puedo dejar de mirar sus pestañas largas y espesas aunque el primer día que lo conocí de fiesta no me llamó nada la atención. Me pone mucho la autoridad con la que habla y me gusta cuando me tranquiliza bajo el agua.
La reciprocidad de recordar a alguien. Así podría titular también este texto. I. se acuerda de mi viaje y me escribe, yo pienso en él (el corrector me ha cambiado ese «él» por un «ti») cuando veo la película de Poor things. Mi hermana va a verla en una cita, no en la primera, como nosotros con Creatura.
El alemán que vino a despedirme a la estación de autobuses solo para hablar conmigo media hora se acuerda de mí para recomendarme los mejores restaurantes porque sabe que me gusta comer, el griego me escribe para vernos en Indonesia, yo le escribo para enviarle mi progreso en Duolingo, la suiza siempre dice que nos echa de menos, al turco le paso un vídeo de una tienda de campaña colgada de unas rocas, me dice que lo haremos juntos, la americana siempre me pide consejos, les paso frases a mis amigos, ellos me envían audios de fiesta diciendo que me quieren mucho y que les hago falta.
Though I am bruised, face of contusions, canto esa canción mientras salgo del agua, esta vez demasiado cálida, y me tumbo en la toalla evitando el sol para no tener cicatrices en las piernas. No me puedo abrazar las rodillas. Me gustaría que me cuidasen. Son muy divertidos, pero no me abrazan ni se preocupan genuinamente por mí, como la gente que me quiere. Yo me apunto sus recomendaciones de películas y libros, ellos no hacen ni el ademán.
Sueño con J. dos noches seguidas. La primera porque antes de dormir miro mis historias de Instagram de varios años atrás, para saber qué hacía en marzo de 2023 o de 2019. En 2019 éramos la pareja más feliz del mundo, fuimos a Cunit aunque hiciese frío, él apoyaba la cabeza en mi regazo mientras la otra pareja discutía. Bebimos mojitos por la noche, hicimos guacamole, que a nosotros nos quedaba mejor. Reímos mucho y al día siguiente no teníamos resaca porque sabíamos cómo salir entonces.
En el primer sueño, estábamos viajando por separado y coincidíamos en la misma habitación del mismo hostal de la misma ciudad. En el segundo sueño, yo le hacía una mamada, pero no me sentía bien, algo iba mal, era cómo si él no quisiera y yo le estuviera forzando a estar conmigo, tal vez como al final de la relación.
Se me han olvidado la mayoría de conversaciones que he mantenido a lo largo de mi vida. Recuerdo muy interesantes las sostenidas con J. y con Sokratis. Con M. y M. siempre. Álex de Sants, al que conocí en Gracia, sé que me hizo pensar muy diferente, pero recuerdo pocas de las palabras que me dijo. No sé si es porque en lugar de escuchar, pienso más en la respuesta que daré, aunque tampoco recuerdo mis respuestas. Con él fue casi como en la película Before sunrise, una noche que empezó pronto y acabó tarde al día siguiente, pasadas las 12 en la playa, yo con prisas porque tenía que coger un tren.
No sé si tiene mucho sentido esto, pero me está gustando.