De los creadores de la frase “productividad personal no es hacer más sino hacer mejor” llega la nueva frase con la que explicar a los que te rodean lo que intentas hacer en tu día a día sin que te tomen por un enajenado: “El secreto de tu productividad es saber fluir”. Ok, estoy listo para dejarme arrastrar por la masa que desea hacer suyo el lema e imprimir pegatinas con él o para recibir el desprecio más absoluto por parte de los escépticos… Si dejas de nadar te hundes y si no reaccionas te acabas ahogando. Seguir adelante aprendiendo de lo que dejas atrás para no tropezar con lo mismo una y otra vez, pero seamos realistas, la cosa no es tan sencilla como parece. Para fluir hacen falta ciertas condiciones, de entorno y generadas por el propio individuo, o sea que despídete de ideas mágicas sobre la gracia natural de ciertas personas para implementar sus ideas u objetivos, hablemos sobre algunas de ellas…
Orden e intendencia
Hay que saber trabajar, tener una forma de hacer las cosas ya sea a través de un método rector como GTD o de metodologías más simples cómo autofocus, ambas base para el desarrollo de hábitos sobre los que asentar la eficiencia y eficacia.
Si desarrollo una forma de hacer las cosas apoyado en un método bien pautado no tendré que preocuparme de pensar en lo que tengo que hacer, frente a cada situación tienes un cómo actuar. Aunque no te apetezca aprender un sistema y aplicarlo es la forma más básica para fluir.
Una vez plantada la semilla a través del método y el hábitos nace una fuerza para desarrollar nuestra actividad. Debemos enfocarla hacia algún sitio, un destino. El tant recurrido para llegar debemos saber donde ir. Hay que saber que queremos y cómo queremos conseguirlo, hay que crear una perspectiva de objetivos a años vista. Una de las pruebas más duras consiste en sumergirse en uno mismo, en sus necesidades y deseos, convirtiéndolos en un propósito.
Al conseguirlo dispones de unos criterios para dirigir esa fuerza surgida del control de tu actividad a una vía para convertir esas ideas, esos planes de futuro, en algo más que deseos, en objetivos realizables. Entiendo que resulta un proceso complejo y duro pero puedes experimentar a pequeña escala a través de la resolución de objetivos a ejecutar a meses vista.
Ver como complementamos los proyectos relativos a un objetivo nos motiva, refuerza la convicción para fijar unos niveles de perspectiva que nos permitan fluir.
También es una cuestión de cuidar la intendencia, de no dejar cabos sueltos. Siguiendo el precepto de no dedicar nuestra atención dos veces a la misma cosa, preocuparse de ciertas cuestiones subsidiarias de la actividad evitarán miradas atrás, frenazos en proyectos, reducirán problemas generados por uno mismo y en consecuencia la frustración generada. Crea el hábito de preparar el material de consulta de tus proyectos o actividades es otra forma de allanar el camino de tu capacidad de resolución.
Entorno y mindset
Del mismo modo que uno influye en su entorno, su entorno influye en él. Crea un entorno de trabajo ordenado, sin ruido a tu alrededor. Despeja tu mesa, ordena tu material de consulta y tu archivo. Menos distracciones, menos interrupciones.
Llévalo al entorno virtual. Ordena tu material de consulta digital, preocúpate del estado de tus equipos informáticos, crea un plan de mantenimiento para que no detengan tu trabajo con sus problemas y por el amor de dios recuerda que las copias de seguridad son una obligación no una sugerencia.
Fluir también depende de las personas que te rodean. Busca gente que se alinee con tu propósito, que te ayude a consolidar tu mindset. No hay nada tan potente como rodearse de personas con los mismos intereses, compartir experiencias y proyectos. Espacios de coworking, grupos de interés que propicien reuniones cara a cara, sesiones de networking… pueden ser los primeros pasos para empezar a sumar a medio plazo.
Una cuestión emocional
Fluir requiere de una base emocional. La base se encuentra en como debes gestionar atención, saber donde centrar tu foco en cada momento. A través de tu sistema de trabajo sabes que hacer durante el día, si le sumas un trabajo para dibujar tu visión de futuro estructurándola a través de objetivos realizables apoyas esa respuesta con convicción. Fundamental para navegar hacia más allá del horizonte pero también para lidiar la tormenta diaria en forma de urgencias, interrupciones e imprevistos:
Tu perspectiva en el medio largo plazo te da el criterio y la fuerza para aplazar o delegar los inputs no esperados sin caer en el estrés.
El otro gran enemigo es la fustración generada por las fricciones habituales del día a día y de la basura emocional arrastrada. Controlarla, descargarla es una de las bases para dinamizar tu acción y mantenerte en la zona con un rendimiento óptimo y sin el dispendio adicional de energía que produce un estado de enfado continuado.
Inteligencia emocional o mindfulness están en boga y no es para menos. Ser educado en como desconectarse en un mal momento, como dejar ir las afrendas y no recrearse en las situaciones de dramas ordinarios son imprescindibles para la supervivencia del hombre/mujer moderno.
Heroes modernos como Michael Jordan desplegaban su mágia al entrar en el flow algo que está al alcance de todos si sabemos encajar los componentes de nuestra actividad y armonizar nuestro ecosistema, si le damos continuidad consolidando aprendizajes, experiencia y momentum.
Imagen Michael Jordan cortesía de Basket Streaming
David TornéDesarrollador y analista de software. Apasionado por la productividad como herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas y vehículo para crear valor añadido en las organizaciones. En mi blog escribo sobre GTD, productividad, y todo lo que les rodea.