![Fluir y equivocarse Picture](http://m1.paperblog.com/i/22/228542/fluir-equivocarse-L-1.jpeg)
Del libro me interesa, sobre todo, el espíritu de "dejar fluir" que emana:
"El único consuelo -siempre hay algo que te sirve de consuelo- era una pastelería que había en el pueblo, a media hora de camino. Me sentaba allí al final de la jornada y, con el placer que me proporcionaba la lectura de Zorba el griego, de Nikos Kazantzakis, aliviaba la tristeza de mi situación con un café y un trozo de riquísima tarta de chocolate, o en ocasiones un helado de mango. Que las válvulas de escape de la condición humana tengan un funcionamiento tan sencillo constituye una de las grandes vida."
Naturalmente, dejar fluir significa, también aceptar que uno puede equivocarse. Por este motivo me llamó la atención la lectura de la entrevista a Tom Byers (aquí), en cuyo titular invoca al error: ¡Equivocaos, por favor: sólo así podréis acertar algún día!.
Cuando la cultura de la empresa es la de evitar sistemáticamente el error -y el error es omnipresente, recuerden-, esto lleva a conductas, no sólo de ocultación y de disfraz, sino también de persistencia en el error "para tratar de subsanarlo", lo que resulta en un error todavía mayor (y, además, sin el necesario ejercicio de reflexión que conduce al aprendizaje del error y, por tanto, a la superación, al avance).
El líder, como cualquiera, se equivoca. Lo que diferencia a un tipo de líder del otroes la manera cómo se acepta el error y cómo se utiliza en beneficio propio y del grupo.