“Fly Me to the Moon” (otra película cuyo título no se traduce para su estreno en España) es una amable y apacible comedia, con marcada tendencia hacia el enredo romántico y una tenue inclinación hacia la sátira política, que resulta aparente y fácil de ver aunque, a mi juicio, se excede en el metraje y pierde parte de su gancho en su último tramo. Convencional en su formato y, en algunos apartados, incluso previsible, no pierde su encanto por ello. De cuando en cuando, apetece encontrar una propuesta sin pretensiones demasiado elevadas, capaz de arrancar sonrisas y engatusar con esos planos y trampas bienintencionadas, propios de toda oferta humorística de corte clásico.
Su director, Greg Berlanti, se dio a conocer como productor y guionista de numerosos episodios de la serie de televisión “Dawson crece”. En la gran pantalla ya ha estrenado “El club de los corazones rotos” (2000), “Como la vida misma” (2010) y “Con amor, Simon” (2018). Parece evidente, pues, su interés por los laberintos sentimentales y el tratamiento benevolente de los problemas interpersonales. Cabe reprocharle cierta ausencia de valentía y coraje para tratar, de forma más descarnada y profunda, tanto sus personajes como las tramas que desarrolla. De hecho, da la sensación de que, en otras manos, la cinta podría haber dado más de sí. No obstante, dado que la he calificado de propuesta sin pretensiones, no lo consideraré un demérito.
La historia se desarrolla a finales de los años sesenta, coincidiendo con el alunizaje de la histórica nave Apolo 11. Pese al desafío espacial y a la pugna con los soviéticos, la opinión pública no parece prestar un apoyo incondicional a la NASA, de modo que se traza un plan de marketing y publicidad para cambiar dicha deriva. Para ello contratan a una joven profesional, partidaria de implantar determinados métodos que chocan con los trabajadores y con los directivos de la citada agencia. A partir de ese momento, las relaciones entre todos ellos generan un sinfín de conflictos.
Pese a reflejar un perfil ligero y hasta insustancial, “Fly Me to the Moon” logra enganchar, precisamente por esa esencia simple y ese humor agradable. Ofrece una correcta ambientación y la interacción entre los intérpretes contribuye al entretenimiento. Probablemente jamás figurará en los listados de las mejores muestras del género, ya que se queda a medio camino en no pocos aspectos, pero sí se alza como una obra fresca dentro de un verano plagado de producciones más costosas y a cargo de una desproporcionada aparatosidad visual. Producida por Apple para su plataforma de streaming, al final se ha optado por su llegada a las salas comerciales.
Forman la pareja protagonista los populares Scarlett Johansson y Channing Tatum. La primera, convertida en estrella mundial, cuenta en su haber con dos nominaciones al Oscar por “Historia de un matrimonio” y “Jojo Rabbit”. Ha participado en largometrajes tan imprescindibles como “Lost in Translation” o “Match Point”. Lo mismo aborda perfiles de heroína en producciones de Marvel (ha dado vida en siete ocasiones a “Viuda negra”), como acepta papeles más modestos e intimistas (“La joven de la perla”). Se trata de una buena actriz que, en esta ocasión, otorga a su personaje el punto exacto de carisma y cordialidad.
El segundo posee una filmografía menos interesante y más condicionada por sus músculos y envergadura física, en la que destacan “Foxcatcher” o “Enemigos públicos” (con una aportación apenas testimonial). Lleva a cabo un trabajo correcto, sintonizando con Johansson de manera eficaz.
Les acompañan como secundarios el siempre prolífico Woody Harrelson (“Tres anuncios a las afueras”, “El escándalo de Larry Flynt”) y Ray Romano (“La gran enfermedad del amor”).