El grafiti estaba por todos lados, por lo que era fácil tomar la instantánea y no pude resistirme. Lo primero que pensé al verlo es que definía a la perfección la forma de enfrentar el grave problema que padece el país del autor: Portugal. Es más, pensé que en España, en circunstancias similares, la frase hubiese sido algo así como: Me c… en los hijos de p… del FMI (perdón por los puntos suspensivos, es que esto puede leerlo cualquiera…).
Pero hete aquí que los portugueses, ‘rescatados‘ por la Unión Europea y el FMI a cambio de importantísimos recortes sociales en áreas tan acostumbradas a las mermas como la educación, la sanidad, las pensiones o las tasas de desempleo, expresan su frustración con una ironía que a mí me parece mucho más insultante que el más gordo de los tacos.
Si yo fuera uno de los políticos que ha llevado al país a la ruina, que lo ha vendido a los bancos y a los prestamistas, que ha permitido que se recorten servicios fundamentales, se me caería la cara de vergüenza al leer un mensaje como el que aparece en la fotografía. Claro que tratándose de políticos lo que harán será sonreir, justificarse y restregarse las manos pensando en cómo les beneficiará el río revuelto. Por mi parte tengo que quitarme el sombrero ante los vecinos, que saben mucho mejor que nosotros cómo evitar esa dañina úlcera que últimamente nos provocan los que nos gobiernan y los que lo harán en breve.