Un niño con fobia escolar prefiere quedarse en casa y puede faltar muchos días a clase por síntomas "poco claros" como dolor de barriga, dolor de cabeza, náusea, fatiga o mareo que, además, ocurren por la mañana. Curiosamente estos niños "tienen buena pinta física"; están sanos, y si se quedan en casa se encuentran perfectamente.
En general, estos niños suele tener temor a estar fuera de su zona segura (su casa) y tampoco les gusta ir a casa de amigos o a pasar unos días de colonias. Muchos de estos niños estarían dentro del grupo de los mimados o sobreprotegidos por lo que les cuesta separarse de sus padres (ansiedad de separación).
A veces, los cambios ocurren en la escuela, son insospechados por los padres y son el origen de esta fobia escolar (profesores nuevos, aumento de exigencia en los estudios, acoso por los compañeros, etc.).
A pesar de todos los pesares el niño no debería dejar de ir a la escuela paro los padres y profesores deberían dialogar para solucionar el problema y, mientras tanto, el niño se va enfrentando solo a sus temores sabiendo que le están apoyando. Aunque las mañanas sean difíciles tiene que ir a ella y no se le debe preguntar "cómo te encuentras hoy"; se ha de dar por sentado que está bien.