La fobia social es la intensa ansiedad se genera cuando el paciente es evaluado o considera que está siéndolo por los demás. Esta ansiedad es generalizada pero no se extiende a todas las funciones que una persona puede realizar. La mayoría de las veces todo se centra en tareas o circunstancias bien definidas.
Es natural sentirse avergonzado cuando uno es observado. El malestar, hasta cierto punto es normal y aceptable, hasta puede ser beneficioso en algunos casos. Se considera a esta timidez o vergüenza como patológica a partir del momento en que la persona sufre algún perjuicio personal a causa de ella, como no completar un curso en el colegio por no querer realizar un examen final que requiere una presentación en público o delante de un evaluador.
Para poder diagnosticar esta patología es necesario que la persona con fobia social presente una fuerte sensación de ansiedad o malestar cuando se expone a ciertas circunstancias.
La posible repetición de las mismas situaciones como, por ejemplo, la escritura, escribir siendo observado excluye el diagnóstico de fobia social. El fóbico social suele sentirse muy incómodo cada vez que alguien lo observa mientras escriba.
La intensidad de esta reacción de ansiedad no es proporcional con el nerviosismo que esta situación causa generalmente en las personas, situación que es reconocida por el paciente.
El momento en que una persona está expuesta a la situación fóbica, la crisis de ansiedad es tan intensa que se le parece a un ataque de pánico. Debido a todas las molestias que aparecen en estas situaciones, la persona comienza a intentar evitarlas.
No hay síntomas típicos de la fobia social. Como en cualquier trastorno de ansiedad, los síntomas son los típicos de cualquier manifestación de la ansiedad. Lo que caracteriza a la fobia social es particularmente el inicio de los síntomas cuando la persona se somete a la observación externa mientras lleva a cabo de una actividad.
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