Revista Educación

Fobias infantiles

Por Sweetgrow

Para comprender las fobias infantiles, es importante diferenciar el miedo de la fobia:

El miedo proviene de la palabra en latín metus, que significa 'perturbación angustiosa de ánimo por un riesgo o daño real o imaginario'. A su vez alude a 'recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea'. El miedo aparece como una 'respuesta emocional ante alguna situación que implica peligro para el niño'. Es un sentimiento básico de todo ser humano, que tiene como función poner en guardia a los chicos ante un peligro o riesgo inminente. Por lo tanto, se entiende el miedo como una reacción que defiende y conserva la vida. Este sentimiento poco agradable, desencadena una reacción de ansiedad. Ante el temor excesivo, el cuerpo se prepara para la huida o la pelea, el corazón se acelera, comienza la sudoración, tensión en los músculos, ... En síntesis, podemos decir que el miedo es una emoción normal que se encuentra en todo niño y funciona como un mecanismo de alarma.

Pero cuando el miedo se transforma en irracional o desproporcionado en relación a la situación que atraviesa el niño, es denominado como fobia. La palabra fobia proviene del griego que significa temor, a su vez se la considera como 'una aversión obsesiva a alguien o algo con cierto temor irracional compulsivo'. Por lo tanto, la fobia infantil es una forma particular de miedo y reacción desproporcionada e irracional, donde el niño pierde el control de sus actos y pensamientos, respondiendo con evitación ante situaciones u objetos fobígenos. Tiene persistencia en el tiempo y cualquier objeto o situación puede transformarse en producto de una fobia, como los animales o partes de los mismos.

Fobias infantiles

Es importante pensar que no tiene fobia quien quiere, sino quien puede. La manera de indentificar la presencia de una fobia en los niños es mediante la manifestación de sensaciones corporales como aceleración del corazón, respiración más frecuente y fuerte, sudoración excesiva y mayor sensibilidad a los estímulos externos. La ansiedad se torna excesiva llevando al niño a una preocupación constante, donde siente pánico de enfrentar situaciones que, para la mirada de otros, no representaría ningún tipo de peligro. De esta manera la ansiedad lo paraliza, impidiéndole actuar y disfrutar los momentos de su etapa de desarrollo.

Las manifestaciones de la fobia en los niños son variadas y dependen de la personalidad e historia personal. Algunos pequeños le tienen miedo (o terror) a la oscuridad, ciertos personajes de cuentos o dibujos. Otros niños desarrollan la fobia al haber sido testigos de situaciones violentas o de una tensión excesiva. Esta situación es denominada estrés postraumático, donde el niño reitera, una y otra vez, en su mente las imágenes que lo impactaron del hecho traumático, o le generan pensamientos que son de índole perturbadora. Por lo tanto, en dichas situaciones donde existe un estrés postraumático, la fobia puede reflejar el trauma vivido con el miedo excesivo a la muerte o pérdida de algún ser querido; o puede representarse por medio de algún objeto que represente la situación vivida.

Existen familias que son más propensas a generar fobias en sus niños y esto se debe a cómo se acompaña a los mismos a enfrentar y elaborar los miedos que atraviesan. Muchas veces los padres transmiten sus inseguridades y temores a sus hijos generándoles temor a relacionarse con los demás, es decir, que tienen timidez, sienten inseguridad y miedo a no agradar a otros, que sus actos o dichos sean propensos a las burlas de los compañeritos. Por eso es muy importante que los padres no sobreprotejan a los niños para que puedan enfrentar las dificultades de la propia vida, pero acompañádolos en el desarrollo de su seguridad. De dicha manera, existirán menos probabilidades de que desarrollen fobias porque podrán ser fuertes y capaces de enfrentarse a los problemas que se les presenten con autonomía.

Otra situación que puede disparar una fobia es cuando los niños tienen padres inseguros y sienten que el mundo que los rodea es amenazante para ellos, o que sienten miedo al abandono o al rechazo y expresan gran necesidad de protección. Estas situaciones son transferidas en los hijos, donde los mismos, se indentifican con los miedos de sus padres y los incorporan como propios. La fobia en los niños no se puede controlar por sí sola. No se debería obligar al niño con una fobia a enfrentarse con el objeto o situación que le causa el trastorno o problema. Si se insiste en que debe enfrentar la situación, sólo generará pánico y mayor inseguridad. Lo importante es ayudar al niño a que, poco a poco, pueda superar su miedo y, en forma gradual, enfrentar el sentimiento de temor para generar cierta seguridad interior.

La psicoterapia ayuda al niño para que aprenda a reconocer y diferenciar sus sentimientos como a su vez poder elaborar sus miedos. Es fundamental incluir a la familia del niño para el trabajo terapéutico. Pautas que deben tener en cuenta los padres: 

  • Si es muy pequeño, que el niño no se encuentre alejado mucho tiempo de su mamá y su papá para evitar que traduzca el miedo al abandono en una fobia.

  • Que el niño se sienta seguro y protegido por medio del afecto y tranquilidad que le generan sus padres.

  • No minimizar sus temores o riduculizarlos, e intentar buscar cuentos donde los personajes enfrenten dificultades con seguridad y confianza en sí mismos.

  • Explicarle que la situación a la que le teme no lo expone a ningún peligro.

  • Buscar ayuda profesional para que guíe y acompañe a encontrar en forma conjunta la mejor solución para el niño.

 

Los miedos infantiles según su edad:

  • 0 a 6 meses: surge ante la presencia de ruidos fuertes o cambios bruscos de la posición en que se encuentra el bebé.

  • 8 meses: miedos ante la presencia de caras extrañas cuando su mamá o papá no están cerca.

  • 2 años: ante ruidos, movimientos bruscos, luces, sombras y animales.

  • 3 años: no subestimar los sobresaltos ni obligarlo a enfrentarse a aquello que lo asusta.

  • 4 a 6 años: 'temores naturales' como truenos, oscuridad y animales salvajes. Poseen mayor importancia los miedos imaginarios como monstruos o fantasmas.

  • 7 a 8 años: temores a la oscuridad, a quedarse solo, a los animales y en algunos casos miedo a la escuela.

  • 9 años: ambivalencia entre tener miedo y ser atraído por sus temores.

  • 10 a 12 años: miedo a las catastrofes naturales, accidentes, enfermedades graves, peleas entre los padres y mal rendimiento en la escuela.

 

Glosario sobre fobias:

 

*Acrofobia: Alturas

 

*Ailurofobia: Gatos

 

*Aracnofobia: Arañas

 

*Ornitofobia: Pájaros

 

*Brontofobia: Truenos

 

*Claustrofobia: Espacios cerrados

 

*Cinofobia: Perros

 

*Hipofobia: Caballos

 

*Insectofobia: Insectos

 

*Misofobia: Suciedad

 

*Nosofobia: Enfermedad/Lesión

 

*Nictofobia: Oscuridad

 

*Ofidiofobia: Serpientes

 

*Rodentofobia: Roedores

 

*Tanatofobia: Muerte

 

*Venerofobia: Enfermedades venéreas

 

Es importante que los padres ayuden a sus hijos a enfretar y superar la angustia que está atravesando y deben preocuparse y ocuparse cuando las fobias interfieren en la vida cotidiana del niño. Por lo tanto, pedir ayuda profesional alivia la tensión que puede generar en todo el ámbito familiar y en el propio niño.

 


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