Texto: María José de Trueba
El proceso del enfoque corporal (Focusing), es un proceso en el que estableces contacto con una clase especial de conocimiento consciente, interno y corporal. Yo llamo a este darse cuenta “una sensación sentida”, dice Eugene T. Gendlin (1926), creador de Focusing (Técnica del Enfoque Corporal). Somos VIDA en constante proceso que se va mostrando en cada instante dentro y fuera de nuestro cuerpo, esencia del universo. El exterior lo vemos ¿y el interior?
El interior lo podemos sentir con atención y presencia. No vemos nuestros órganos latir, ni digerir, etc., pero si sentir y dar nombre a los efectos físicos de una cadena de neuropéptidos, de hormonas que producen sensaciones físicas. El cuerpo en cada sensación está diciendo algo. Sentimientos, emociones, sensaciones están rodeados de sabiduría que se ofrecen para ser escuchados, desplegados y simbolizados, contactando con toda esa riqueza, que nos hace ser más, auténticos/as y genuinos/as, seguros/as, saber y conocer mucho más de nosotros/as mismos/as y nos entrena para ser más intuitivos/as.
Gendlin, filósofo, psicólogo y psicoterapeuta, nació en Viena en el seno de una familia judía, teniendo que emigrar a Estados Unidos con sus padres a causa de la persecución nazi. En la huída tuvieron serios problemas a través de Europa antes de llegar a América. Gendlin cuenta que permanentemente su padre seguía “sensaciones” que le ayudaban a encontrar la
dirección adecuada para salvarse cuando toda esperanza parecía perdida. Una vez, después de una entrevista en Suiza con una persona que le habían recomendado a su padre, al salir de ella comentó que no sentía bien lo tratado y tomó otra acertada decisión. Gendlin dice: En esos momentos y en muchos otros después, me preguntaba que tipo de sensaciones son esas que le comunican a uno algo. A veces intentaba encontrar en mí sensaciones de ese tipo pero sin ningún éxito. Esta búsqueda tuvo sus frutos cuarenta años después, cuando me preguntaron como había descubierto el Focusing. ¡Ahí entendía todo eso!…”
Al llegar a Estados Unidos su familia se instaló en Washington. Ahí estudió filosofía continuando su post grado en Chicago. Le gustaban las corrientes fenomenológicas y existencialistas que en las décadas de los 50 y 60 estaban muy de moda. Profundizó en las obras de Sastre, de Maurice Merleau-Ponty (autor de la frase “somos consciencia corporizada”) y gracias a su lengua materna, el alemán, pudo estudiar en su idioma original y comprender a Hussert, Heidegger y Dilthey. Su tesis doctoral fue sobre este último, para el que la experiencia es un proceso y una “vivencia” y afirmaba que cualquier expresión y cualquier interpretación, siempre es, en sí misma, un experienciar que va más allá.
Gendlin lo tradujo como un “experiencing” (experienciar) que trasciende los conceptos, más bien los genera y se mueve más allá de cualquier concepto existente, de tal modo que lo volverá a recrear, a re-formular. Siendo Carl Rogers (1902-1987) Director del Centro de Counselling de la Universidad de Chicago lo admitió en su “practicum”. A Gendlin le preocupaba el ¿Por qué la psicoterapia ayuda a algunas personas y a otras no? ¿Por qué en algunas terapias terminaban con éxito y otras no? Junto con sus colaboradores descubrió, luego de revisar cientos de grabaciones de sesiones terapéuticas, que las personas que se ponían en contacto con la conciencia corporal, con sus sensaciones internas, concluían con éxito la terapia. Las que se expresaban correctamente, manteniéndose en el nivel mental, la terapia no les ayudaba a cambiar, aunque analizaran, explicaran, llorasen o riesen por sus problemas durante la sesión.
Después de años de estudio elaboró una guía de seis pasos (en negrita) de la Técnica del Enfoque Corporal, fácil para que llegara al mayor número de personas. Es una forma breve que puede servir para uso personal. Antes de comenzar se prepara el cuerpo con una relajación, dejando la mente en silencio, para estar presentes, abiertos y amables con lo que surja en la sesión.
1. DESPEJAR UN ESPACIO
Con la atención puesta dentro del cuerpo se pregunta “¿Cómo estás?” y se espera a que sea el cuerpo, no la mente, quién responda. Curiosamente el cuerpo tarda más en contestar que la rápida mente. Las neuronas están más cerca del pensamiento y aunque los neurotransmisores son veloces, el cuerpo se concede su buen tiempo para dar la respuesta correcta a
cada paso del proceso.
“¿Qué hay entre ti y el sentirte bien?” (No contestes; deja que lo que viene en tu cuerpo dé la respuesta). No entres en nada. Saluda cada preocupación que aparezca. Por un rato, haz un hueco y coloca en esos espacios estas preocupaciones, ahí cerca, junto a ti.
“Excepto por eso, ¿estás bien?” Este primer paso permite ser observador/a de las sensaciones en relación a un asunto, tema o problema dándole la bienvenida, tomando distancia de ello, dejándolo a un lado, sea sobre una mesa, estantería, dentro de un armario, caja o en donde nuestra creatividad nos lleve, sabiendo que hay una sensación pero no se es la sensación, se es mucho más que “eso”, pero ahora se deja a un lado para ocuparse de ello en otro momento, o para elegir el que el cuerpo decida. Es importante acoger lo que
viene, para facilitar el proceso de crecimiento. Es muy útil aprender a despejar el espacio interior para estar más presentes sin interrupciones de preocupaciones en cualquier
momento. Por ejemplo, en la enseñanza, despejar el espacio interior antes de iniciar la clase, ayuda a relajar y mejorar la relación con los alumnos/as.
2. FORMAR LA SENSACION SENTIDA
-Deja que tu cuerpo escoja un problema para enfocarlo.
-No te metas dentro del problema.
“Qué sensación tienes en tu cuerpo cuando recuerdas “el todo de ese problema?” Ten la sensación de todo eso, la sensación de la cosa completa, la lóbrega molestia o la confusa sensación-corporal de la misma. Este “algo” confuso, borroso, difuso, que aún no ha sido descifrado, pero que está relacionado con el problema, es el “referente directo” de la sensación que tiene significados implícitos, es decir, que aún no se han hecho conscientes.
3. CONSEGUIR UN ASIDERO
¿Cuál es la cualidad de la sensación-sentida?
¿Qué palabra, frase o imagen surge de esa sensación sentida?
¿Qué palabra-cualidad se ajustaría mejor?
Aquí se está simbolizando, es decir, aparecen palabras o imágenes que definen si hay presión, tensión, nudo, etc.
4. RESONAR
Muévete una y otra vez entre la palabra (o imagen) y la sensación-sentida. ¿Es esto correcto? ¿Se ajusta bien?
-Si hacen juego, (en la sensación de emparejarlas varias veces).
-Si la sensación cambia, síguela con tu atención.
-Cuando consigas un perfecto emparejamiento, las palabras (imágenes) que son justo las correctas para esta sensación, entonces permítete el sentirlo durante 1 minuto o así.
5. PREGUNTAR
“Qué es lo que acerca de este problema me hace tan…….?”
Cuando te sientas bloqueado, pregúntate:
-¿Qué es lo peor de este sentimiento?
-¿Qué es lo realmente tan malo sobre esto?
-¿Qué necesita?
No respondas. Espera que la sensación se mueva y de una respuesta.
-¿Cómo se sentiría si todo estuviese bien? (deja responder al cuerpo)
-¿Qué se interpone en su camino?
En este paso es importante que la actitud sea aceptante para encontrar la llave que abra y se de un cambio en el cuerpo, alivio, mejoría, ya que todo este proceso tiene una dirección de crecimiento positiva.
6. RECIBIR
Da la bienvenida a lo que vino. Alégrate de que habló. Es solamente un paso en este problema, no el último. Ahora que sabes donde está, puedes dejarlo ahí y volver a él más tarde. Protégelo de voces críticas que te interrumpen. ¿Quiere tu cuerpo hacer otra vuelta del proceso del enfoque o es este un buen lugar para detenerse? Aquí se cierra el proceso con
agradecimiento y protegiéndolo de cualquier pensamiento negativo.