Esta preciosidad, bueno, o mejor dicho su homóloga real, tiene la suerte de poder ver todas las maravillas que hay debajo del mar. Peces, plantas, agua y una calma diferente a la del mundo sobre la tierra. Sinceramente envidio su afición. El encargo llegó antes del verano y fue el regalo de cumpleaños de una amiga que tenía muy claro que el miniyo de Cris tenía que ir vestido con el traje de buceadora, con sus gafas, su bombona, aletas... Así que imaginaros lo que me tocó investigar para descubrir cómo es cada uno de los aparatos que usan los buceadores porque una no tenía ni idea del tema. Y como veis, el mejor detalle era adornar el suelo con conchas de mar completamente auténticas, buscadas tanto por mi hija como por mí en el verano del 2013. Si es que una, que lo guarda todo por si alguna vez sirve, atesora una bonita caja llena de conchas y mini conchas. Todo es útil en Mil Delicias. No se sabe cuándo, pero lo es.