«Un buen momento para tener la primera relación sexual con penetración es cuando los dos miembros de la pareja son capaces de disfrutar y de llegar al orgasmo, tanto solos como juntos». Es una de las afirmaciones que se recogen en un folleto editado por la Junta de Andalucía y que se distribuye entre alumnos de la ESO donde además se afirma con toda rotundidad que «la primera relación sexual con penetración no está en absoluto relacionado con la edad». Aconsejan en esa guía que «una buena postura para la primera penetración es que el chico se tumbe y que la chica se siente sobre él».
La respuesta a «¿para qué tenemos relaciones sexuales?» es en primer lugar: «para sentirnos bien, conocernos y conocer nuestra pareja, experimentar cosas nuevas»; y sólo después aparecen conceptos tales como «expresar sentimientos de amor, tener hijos o cargarnos de energía positiva». Eso sí, se advierte en el folleto que no hay que precipitarse en tener relaciones sexuales porque puede llevar a «frustraciones y malos rollos»
Ese es el contenido de los folletos publicados por la Junta de Andalucía para alumnos de la ESO, es decir, entre once y dieciséis años, según noticia publicada en un medio de tirada nacional. Si no me falla la memoria, y pese a seguir ofreciendo en este país la edad más baja de consentimiento secxual, ésta se sitúa en los trece años, lo que coloca a los potenciales receptores de los sabios consejos sobre la postura idónea para la desfloración, a una edad por debajo de la legalmente establecida para el consentimiento.
Más allá de tales consideraciones, el conjunto de la noticia acerca más a la genitalidad que a otra cosa, las relaciones sexuales, de modo que parece hipócrita entender que el coito es útil simplemente “para experimentar cosas nuevas” y después se condene la prostitución, por ejemplo.
Uno, en su inocencia, cree que en toda relación íntima entre dos personas, debe existir un componente de afectividad, nótese que no digo amor o enamoramiento, más allá del placer sexual y por supuesto, de la voluntad reproductora; también pienso que este tipo de iniciativas quedan muy bien para los progresistas de salón, pero dudo mucho que se sintiesen satisfechos si sus hijas, por poner un caso, siguiesen el ejemplo ofrecido en el folleto.