Revista Cultura y Ocio

Foo fighters: wasting light

Publicado el 15 octubre 2012 por Alberto CaÑas @albertocmolina
FOO FIGHTERS: WASTING LIGHT
Llevaba bastante tiempo sin que un álbum se me hiciera tan corto. Hacía mucho que no me encontraba  con un arranque de tracklist tan potente. Es más, cada vez resulta más complicado disfrutar de un CD tan rotundo y “redondo” como Wasting Light, séptimo trabajo de estudio de Foo Fighters —o "de garaje", pues fue grabado en el mismísimo garaje de Dave Grohl, recordemos, líder, voz y guitarra—. Un disco que llegó cuatro años después de Echoes, Silence, Patience & Grace (2007) y tras la “aventura extraconyugal” de Grohl con esa superbanda de nuevo cuño llamada Them Crooked Vultures. Motivos suficientes para plantearse una duda antes de nada: ¿con qué piel volverían los Foo Fighters? ¿Lobo o cordero? Wasting Light es más lo primero que lo segundo. Algo que, repito, deja patente muy pronto.
El listado lo encabeza Bridge Burning, corte que comienza a aporrearte los tímpanos a los 22 segundos —tal cual, cronometrado— por obra y gracia de la batería de Taylor Hawkins. Eso sí,  tampoco nos volvamos locos porque la banda es la primera que no lo hace. Subidón inicial, pero desde ese momento baja y sube de intensidad durante los restantes cuatro minutos con una batería muy bien secundada, por cierto, por las guitarras de Pat Smear —quien 14 años después de The Colour and the Shape volvía a grabar con Foo Fighters al 100%—, Chris Shiflett, del propio Dave y cómo no, por el bajo de Nate Mendel.

Si Bridge Burning suena bien y responde al perfil más característico de canción Foo Fighters, qué decir de Rope. Sencillo a la altura de The Pretender, por ejemplo, de manual. Estribillo atractivo y secciones instrumentales para venirse arriba y saborearlas hasta el final. 
Aunque hablando de “saborear”, para mi gusto más canción es la siguiente: Dear Rosemary. Quizás no tenga ese gancho de un primer o segundo single, pero cuenta con una solidez que embelesa a partir de la primera escucha. Una de esas canciones  tan redondas que acabas escuchando una vez tras otra. Además, un muy buen ejemplo de una seña de identidad clave de Wasting Light; estamos ante un grupo más maduro y que sabe muy bien lo que se hace. Un tópico, sé que es un tópico, pero tampoco se puede sacar otra lectura ante temas como Dear Rosemary.
En estas que se nos cuela White Limo, el guiño al sonido Rock más duro —con cameo de Lemmy Kilmister en el correspondiente videoclip—, ese trallazo con Dave poniendo las cuerdas vocales al filo de lo imposible y lo médicamente recomendable.  Escribo “se nos cuela”, pero la verdad es que nos la colaron. Hablamos de madurez en este álbum, pero Foo Fighters no han hecho sino tocar lo que les ha apetecido en cada momento, y hubo un momento en el que les apeteció ponerse duros. Sin más.

Tras este paréntesis perdemos revoluciones, era lógico, pero el ritmo del tracklist tampoco es que se resienta con Arlandria. En ella la percusión, las subidas y las bajadas vuelven a ser protagonistas una vez más. Otra canción de las que merecen una segunda oportunidad, pues en la primera escucha podría pasar desapercibida, es These Days, la pista más larga. No veáis cómo se anima a partir del minuto veinte segundos de duración.

El impás reside en Back & Forth y A Matter of Time, a las que aún no he sido capaz de encontrar el punto. Más simplonas que las demás. Entonces llegan al rescate Miss the Misery y I Should Have Known. La primera, igual que en el caso de Dear Rosemary. Un temazo que te deja con las ganas de escucharlo y corearlo en directo, porque como suene la mitad de bien en directo…  Y hablando de temazos, atención con I Should Have Known. Crudo, muy crudo, el corte más difícil del disco por aquéllo de ser el más diferente. La típica canción que Tarantino o Robert Rodríguez podrían elegir para una de sus BSO: aires sureños. Y encima con el valor añadido de disfrutar de la colaboración estelar de Krist Novoselic —ya sabéis, ex Nirvana y por ende ex compañero de Dave Grohl— al bajo y acordeón. La “fea” del reparto, pero irresistible de cualquier manera.
Para terminar qué mejor que Walk, otra de esas pistas que tienen de todo y que tan bien resumen de lo que es capaz esta banda. En condiciones de hacer lo que les dé la gana, lo hacen, lo harán, pero de momento tienen las cosas muy claras. Y mientras las materialicen en discos como Wasting Light no cundirá el pánico, aunque nos vuelvan a hacer esperar otros cuatro años.


Volver a la Portada de Logo Paperblog