Foresta presenta un menú emblemático de la visión culinaria del chef Rodrigo Pacheco, priorizando la gastronomía resistente al cambio climático y la sabiduría indígena. Ubicado dentro del Hotel Swissôtel, con una capacidad para 60 personas, el restaurante presenta un diseño innovador del arquitecto ecuatoriano-brasileño Felipe Escudero, galardonado con varios premios.






El nuevo espacio potencia el compromiso de Foresta con la sostenibilidad, la gastronomía resistente al cambio climático, la innovación culinaria y la celebración de la sabiduría indígena, ofreciendo una experiencia gastronómica inmersiva que celebra la biodiversidad de Ecuador en cada detalle.
El estudio con sede en Quito y Madrid buscó crear un espacio donde la naturaleza y el arte culinario estén en perfecta armonía, fusionando una estética futurista con la práctica culinaria indígena de larga data. La propuesta se centra en la performance de la cocina del restaurante con un enfoque distintivo en las técnicas ancestrales de cocción.


Una serie de islas escultóricas y encimeras, talladas en piedra volcánica de Tungurahua, sirven como el corazón de la cocina. Bajo estas piedras se encuentran mecanismos especialmente diseñados que permiten a los chefs asar, hervir, cocinar al vapor y freír directamente sobre la superficie de piedra, utilizando tecnología inspirada en las tradiciones culinarias ancestrales.
Tres islas de cocina distintas están estratégicamente ubicadas en todo el espacio, todas a la misma altura que los comensales, creando una atmósfera interactiva e inmersiva donde los invitados pueden presenciar de cerca la preparación de sus alimentos. Dos islas adicionales, una dedicada al almacenamiento y otra para asientos de barra, completan la disposición, asegurando una experiencia gastronómica fluida y atractiva.


Además, se incorporan fenómenos naturales transformados en materiales artificiales para evocar la sensación de estar en la naturaleza. Una pieza de techo reflectante amplifica la sensación de amplitud y tranquilidad del espacio, inspirada en la idea de la conexión entre el cielo y la tierra, un motivo recurrente en los sistemas de conocimiento y espiritualidad indígenas.
Diseñada para parecerse a la fluidez del agua, la pieza añade una cualidad orgánica y conectiva al ambiente del espacio. Esta superficie también responde a las condiciones de luz y energía del espacio, cambiando de color y patrón dependiendo de la hora del día y de la actividad en el lugar. El piso, hecho de baldosas de porcelana gris, complementa las paredes de concreto crudo.

El área principal cuenta con sillas y mesas diseñadas por Escudero. Las sillas están tapizadas en acero gris oscuro, mientras que las mesas combinan estructuras de acero con superficies de concreto. Los cubiertos y artículos de mesa, todos diseñados especialmente por el chef en colaboración con el diseñador Rodrigo Hidalgo, elevan aún más la experiencia gastronómica en vínculo con la artesanía y el detalle.
La atmósfera del restaurante se ve realzada por una iluminación cuidadosamente seleccionada. Por un lado, la iluminación indirecta ambiental en las paredes y el techo crea una atmósfera cálida y acogedora; y por otro lado, la iluminación focalizada en las islas de cocina asegura que la performance culinaria siga siendo el punto focal del espacio.
