Revista Cine
Dirección: Peter Jackson & Costa Botes
Yo no ignoro la primera filmografía de Peter Jackson, cuando era un joven animoso y voluntarioso que quería hacer películas en un país sin verdadera cinematografía, y que lo que hacía era películas de terror gore exageradas y extremas y orgullosamente vomitivas y de un mal gusto admirable, no por nada su opera prima se titula "Bad Taste", y su segundo largo es sobre títeres que representan lo más bajo de la naturaleza humana (conejos con sida, ratas usureras, hipopótamos lujuriosos, etc.), y bueno, la tercera película es "Braindead", sobran las palabras. Apenas hemos comentado por acá "Meet the Feebles", y "Forgotten Silver" no la conocía, la vi hoy o ayer motivado por una encarecida recomendación y, claro, mi propio entusiasmo, pues de verdad me sorprendo cuando me encuentro con algo que desconozco, más aún si tiene relación con algo (un autor, una cinematografía, un estilo, qué-sé-yo) que conozco. De "Forgotten Silver" no entraré mucho en detalles sobre su producción o emisión, salvo que tomó por sorpresa a propios y extraños, especialmente a quienes no saben una mierda de cine, porque lo que cuenta es lo siguiente: Peter Jackson encuentra en un baúl, olvidado en un sucio cobertizo de una vecina suya, un montón de latas de película filmadas por el marido de la susodicha, y resulta que, al contrario de lo que Jackson pensaba, dichas películas no contienen escenas familiares o vacacionales, cumpleaños o paseos por la playa, sino que verdaderas películas que elevan a su autor, el difunto Colin McKenzie, no sólo como un genio, sino que como todo un verdadero pionero del cine, como arte y como técnica o tecnología, y con este feliz descubrimiento entre manos, Jackson se lanza a investigar la vida de este ignoto creador, maldito como pocos (maldito como los genios pueden serlo), hiperactivo muchacho interesado en el recién inventado cinematógrafo, tanto que se crea su propia cámara, que mecaniza el sistema de filmación, que veinte años antes de la llegada del sonido crea su propio método de sincronización, que inventa el cine a color, que inventa el primer plano antes que Griffith, que inventa los travellings antes que cualquiera, que se lanza a rodar su epopeya antes que los italianos o los gringos, pero todo, siempre, bajo la sombra de las desafortunadas y desgraciadas circunstancias (rodajes eternos y accidentados, sucesos mundiales, como las guerras y las depresiones, que quiebran y aplastan sus esfuerzos), que a la larga enterraron sus descubrimientos y hallazgos en el olvido, hasta que, claro, Jackson halla esas películas en un miserable cobertizo. Todo un acontecimiento. La historia del cine debe reescribirse, qué Griffith, qué Porter, ¡el grande del cine es neozelandés! Se restauraron los negativos encontrados, se hizo una avant-premiere, después de la emisión televisiva de este documental todo el mundo quería saber más de McKenzie, del héroe neozelandés, a Jackson lo rodearon de preguntas, ¿y qué pasó después?, bueno, eso no es algo que nos cuente este documental, je, je.
Con su festivo y corrosivo sentido del humor (al menos el de ese entonces), Jackson, en palabras simples, homenajea al cine, particularmente al de los inicios (la infancia, la madurez del llamado séptimo arte), pero burlándose de él, con cariño, por supuesto, y gran y magnífica creatividad, ¿no dicen que toda verdad consta de mentiras o que toda mentira también consta de verdades? Supongo que esa es la belleza del cine: su capacidad para crear ilusiones y la facilidad con que nosotros queremos creer en esas ilusiones. En cualquier caso, "Forgotten Silver" está brillantemente escrita, pero eso ya lo hemos dicho.
Véanla y disfrútenla, qué más se puede decir. Acá tienen el enlace, con subtítulos en español y todo, dura tan sólo cincuenta minutos y si en dos días les pregunto si la vieron no quiero un "no" por respuesta, maldita sea.