La Formación es un elemento muy importante dentro de cualquier organización, además de ser un factor de motivación es la herramienta de la que se dispone para mejorar y adaptar al trabajador/a, a los continuos cambios que se producen. Si se quiere conseguir una adaptación continua a las necesidades, no queda más remedio que conocer las necesidades formativas que precisan los profesionales que trabajan en las organizaciones.
No hay peor error que proporcionar formación a nuestros trabajadores/as de forma indiscriminada. Todo proceso formativo requiere de un estudio previo de situación que nos conducirá a conocer las necesidades reales de los profesionales y sólo así se logrará planificar y programar con fundamento las acciones formativas a realizar.
La Detección de Necesidades de formación, es por tanto, un proceso cuyo objetivo principal es obtener la información suficiente para asegurar que el Plan de Formación que posteriormente se diseñará va a conseguir un impacto directo en la organización y va a contribuir a la consecución de los objetivos establecidos.
La planificación de la formación debe partir de un trabajo de análisis de la realidad de la organización que permita así, definir una política de formación adecuada y ajustada a la realidad. Para conocer dicha realidad habrá que realizar un diagnóstico sobre la formación, las actitudes y las expectativas ante la formación, así como determinar cuáles son las necesidades formativas consideradas como prioritarias a partir de un cuadro de competencias profesionales.
Es imprescindible que toda organización diseñe un proyecto centrado en la búsqueda de necesidades concretas y perfeccionamiento de competencias ante los problemas que se susciten a causa de los distintos cambios en la organización, así como un sistema que adecue de forma continua, la oferta a la demanda de formación. Las empresas que no prestan verdadera atención a dichas necesidades, inevitablemente se quedarán rezagados respecto a la competencia.