“Formado en la madrileña Escuela de Bellas Artes de San Fernando, es profesor de pintura y grabado y miembro fundador del Museo de Arte Abstracto de Cuenca; pero por más que insistan las biografías en querer sentar su condición de terráqueo, a nadie se le oculta que Antonio Lorenzo es un marcianito que en los años veinte nos cayó en la tómbola de la buena suerte…”
Antonio Márquez Cerezo
El pasado 25 de octubre de 2009, a los 87 años falleció en su residencia madrileña de la calle Marqués del Duero, el artista Antonio Lorenzo Carrión, indiscutiblemente uno de los mejores grabadores que ha tenido España en todos los tiempos debido a la enorme creatividad y calidad formal de su obra gráfica, especialmente sus planchas, que lucen hasta 20 tonos de color. Nacido también en Madrid el 5 de septiembre de 1922 y formado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se volvió a encontrar con Vázquez Díaz, del que había sido discípulo durante la guerra, Lorenzo conectó pronto con los medios más renovadores exponiendo, junto a artistas como Luís Feito o Guillermo Delgado en la Librería-Galería Fernando Fe, la primera galería no figurativa de España, creada con el auge del surrealismo de la década de los ‘50. Fue además un destacado miembro de la generación abstracta de los ‘50, dentro de la cual perteneció al Grupo de Cuenca junto con Antonio Saura, Gustavo Torner, Fernando Zóbel, Gerardo Rueda y Eusebio Sempere. No sólo fue uno de los primeros creadores en tener casa en esa ciudad, sino que también intervino junto con Torner y Rueda, en la definición del Museo de Arte Abstracto Español, en las Casas Colgadas de Cuenca, la gran institución creada por el pintor Fernando Zóbel al donar su colección a la Fundación Juan March. De hecho, actualmente en la denominada “Sala Negra” de este museo podemos contemplar cómo brilla con luz propia el paisaje abstracto de Lorenzo denominado lacónicamente Número 396.Antonio Lorenzo ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como en el extranjero, destacando su participación, dentro del pabellón de España, en la Feria Mundial de Nueva York de 1963 y en la Biennale di Venezia de los años 1964, 1966 y 1972. Decisivo fue además, su papel al frente del taller de Grupo Quince, que tenía entre sus objetivos el acercamiento de la obra de arte a una, cada vez más inquieta sociedad española que, bien por falta de formación, bien por limitaciones económicas, tradicionalmente había quedado fuera del mercado y del coleccionismo de arte. Dentro de este grupo Lorenzo estuvo al frente de la dirección artística y dirigió los talleres de grabado durante el periodo de 1972-1975, iniciando en la práctica de la gráfica a reconocidos artistas españoles y extranjeros como Rafael Canogar, Bonifacio, Lucio Muñoz, Mitsuo Miura, Fabrizio Plessi, Andrés Nagel y Darío Villalba entre otros. Como muy acertadamente apunta Lorenzo, estos artistas representaban “corrientes opuestas en un momento preciso” y para los cuales el Grupo Quince abrió sus puertas logrando así “su máxima virtud: la de ser representativo de la realidad artística de esos años”.Durante los primeros años de su carrera profesional Lorenzo parecía seguir el estilo costumbrista, lúgubre y desengañado de otros artistas españoles de la primera mitad del siglo como Darío de Regoyos, José Gutiérrez Solana o Ignacio Zuloaga. Así se dedicó a ejecutar murales y retratos de corte remotamente academicista que daban una visión pesimista y degradada de España, de manera análoga a la que se ofrecía en los textos de los poetas de la Generación del ‘98. En sus composiciones de acusado claroscuro y de gran carga social se intenta reflejar la atmósfera de la España rural más degradada, destacando la miseria de un país sórdido y grotesco, mediante el uso de una pincelada densa y de trazo grueso en la conformación de sus figuras.Su transición desde el formalismo a la pintura abstracta fue más una cuestión de método que un objetivo en sí mismo. Influido por el contacto con pintores americanos y algún español (especialmente Gerardo Rueda ) Lorenzo inicia una nueva etapa en 1955 en la que adopta un lenguaje abstracto inclinado al gestualismo y al magicismo, donde el grafismo tiene un altísimo significado. Sin embargo su pintura todavía tardará algún tiempo en abandonar definitivamente el tenebrismo y la sordidez de su anterior época para realizar una apuesta decidida y definitiva por los campos abiertos de color modulado en un estilo que puede definirse como “paisajismo abstracto”. En esta primera etapa el artista crea una iconografía personal, perfectamente reconocible, con personajes recurrentes que realizan acciones difíciles de discernir, creando un clima, un aura llena de humor ironía, desasosiego y absurdo. Se trata de personajes híbridos, animales personificados, objetos animados. Sus acciones se sostienen al límite de la narración incitando al espectador a buscar un sentido, una linealidad que no conduce a ninguna parte pero que mantiene al espectador en vilo. Como si tuviéramos acceso a un instante único, no determinante, sin saber lo que ocurrió antes o lo que viene después.Todas las obras de Lorenzo nos indican que nos encontramos ante un pintor, dibujante, escultor y grabador dotado de un espíritu cultivadísimo, poseedor de unas sólidas y amplias claves culturales. Buen y avisado lector de Proust, Góngora o Gómez de la Serna, Lorenzo es sobretodo un melómano empedernido que permite que la música penetre en su pintura de manera desbordante. El resultado es una pintura abstracta enteramente natural, no forzada, no fingida y sobretodo no imitada. Y es que a pesar de que Lorenzo ha influido intensamente en otros pintores de su tiempo, su obra no depende de ningún artista contemporáneo. Muy al contrario, esta originalidad se basa en la tradición de pintores como Velázquez, El Bosco, Duchamp, Ernst, Kandinsky, Klee, Tinguely, Dubuffet o Picabia, en cuyas gigantescas creaciones se inspira Lorenzo para que sus extrañas maquinaciones figurativas broten de su alucinante imaginación y fantasía a modo de remotas visualizaciones. Merece ser destacada de manera especial la sorprendentemente estrecha vinculación que el arte de Lorenzo tenía con el de Paul Klee, pese a estar aparentemente alejado de él tanto en lo espacial como en lo temporal. Tanto es así que el comentario que la crítica de arte Pamela Kort dedicó a unos dibujos de Klee de 1933 es totalmente aplicable a muchos grabados de Lorenzo (“…enfrentan al espectador con la inigualable oportunidad de observar el aspecto central de su estética, en cuanto a combinación de parodia e ingenio. Y es aquí donde radica su verdadero significado, especialmente para aquellas personas que no llegan a percibir las dimensiones políticas del arte de Klee”). El uso del color de maneras variadas y únicas delata a ambos maestros y a pesar de que Klee nunca llegó a pintar máquinas propiamente, podía llegar a convertir un cuadro en una fantástica escultura maquinal, tal y como sucede en su obra Twittering Machine, donde las siluetas esquematizadas de los pájaros dan la impresión de trinar mecánicamente.Con el fin de indagar más en los intereses, motivaciones y modus operandi de su obra creo conveniente incluir una larga pero rica cita de Lorenzo incluida en un texto de la revista Reseña correspondiente a julio de 1971:
“Cuando me pongo a pintar me interesa de momento realizar un pequeño espectáculo: del lienzo blanco, casi de la nada, tiene que aparecer una realidad visual, distinta de su entorno, que funcione por sí misma dentro de sus límites, sin referencias exteriores. El que un ambiente propicio ayude a la visión de la obra carece de importancia; ella debe ser válida visualmente hasta dentro de un basurero. Esto presupone un concepto tradicional de pintura, que no está de acuerdo con el integracionismo de las artes. A partir de esta pequeña vanidad que supone principiar a pintar un cuadro, me interesa por ejemplo el color, su justa dosificación, su vitalidad, que se alimenta de su transparencia o inmaterialidad. También me interesa el contraste: establecer un juego entre sensaciones dinámicas y espaciales y objetos más quietos, inmersos en ese espacio. Los temas, por tanto, se me van ahormando a estos “aprioris” constructivos y, si no encajan en ellos son sustituidos por otros. Estos principios no son severos del todo, permiten algún desliz irracional, por aquello que dicen algunos de que el arte es instinto, pero en general, son consecuentes con la necesidad de que las cosas estén bien hechas. (…) Poco a poco voy entendiendo a la simple sugerencia del objeto, fluido y cercano al gesto. Las superficies transparentes no se consiguen si no es con poca materia. En este espacio vital se mueven ciertos personajes de nueva hechura, lo que llamo nuevos habitantes que consisten en esquemas de objetos técnicos, robots que vuelan o que andan, con visos de peligrosidad humana, pero algo tristes e infantiles a causa de su soledad. Estos personajes se me han impuesto últimamente de un modo imperioso, como si fueran símbolos del pensamiento extraídos de la observación del ambiente tecnológico que me rodea. Me es completamente imposible reflejar este clima directamente, con la imagen real que presenta, y recurro, por tanto, a los esquemas cifrados, que considero más significativos que los fotográficos.” Aunque la obra de Lorenzo sea netamente abstracta, pueden encontrarse a menudo en ella referencias simbólicas al progreso humano, a mundos utópicos en los que máquinas sustituyen a la irracionalidad del hombre. Los ámbitos siderales, artilugios, astronaves, ovnis y transbordadores espaciales se han convertido en toda una seña de identidad de una obra sublime que destaca por su coherencia, espíritu de innovación y por su excelsa calidad. Y es que el universo de la máquina siempre ha estado presente, de una forma u otra en la pintura de Antonio Lorenzo, incluso cuando se hallaba lejos de lo figurativo. Por ello, y para evocar mecanismos, engranajes o piezas de una maquinaria, el autor no duda en emplear todo tipo de chatarras y de cachivaches electrónicos y mecánicos que coloca sobre fondos sabiamente coloreados a fin de crear obras cuya transmisión estética realmente emocione al espectador. Resulta muy curioso que durante los ‘80 de forma completamente paralela, en EEUU Robert Rauschenberg desarrollase la serie Gluts, también recuperando chatarra y material de desguace para transformarlo en relieves murales y esculturas, tras quedar impresionado por el abandono de objetos de consumo, y por el cierre de negocios en Texas, debido a la crisis de la industria petrolera.De los robots y artilugios tecnológicos de Lorenzo brotan, con toda su crudeza, la ironía y tristeza de una filosofía centrada en la cotidianidad de un ser humano cada vez más prisionero de la técnica y de la máquina. De la experimentación sensorial de sus cuadros surge una concepción irónica del momento actual de la humanidad, tan exiliada en sí misma y tan impotente para dirigir su destino que, absurdamente confiada, había vendido su alma a la técnica más enajenante. Pero este sentido irónico de la obra de Lorenzo, muy en línea con el Brave New World de Aldous Huxley, no excluye un hondo pozo de tristeza, puesto que la pintura humana se encarna, empobrecida en la soledad de lo maquinal y lo robótico. Merecen un apartado especial la serie de máquinas a modo de esculturas que construyó para una exposición memorable en la Galería Soledad Lorenzo durante los meses de octubre y noviembre de 1987. Aisladas del contexto real, tienen las trazas de formidables construcciones monumentales, pero, al mismo tiempo, vistas muy de cerca, pueden llegar a evocar complejísimas estructuras de microtecnología. Quizás es aquí donde la evocación al mundo místico-religioso de El Bosco venga más a colación en relación a la obra de Lorenzo. Esos mismos monstruos esotéricos y sus figuras descuartizadas se nos vuelven a presentar en la contemplación de estas esculturas. No es extraño, por lo tanto, que el académico de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Antonio Márquez Cerezo llegase a decir en 1997 que “Antonio Lorenzo será una especie de El Bosco de la chatarrería, un iluminado que anticipó el día en el que todo lo que lleve encima o adentro el hombre, pertenecerá a la hojalatería ingenieril”. Esta evocación a Hieronymus Bosch ya fue realizada por mi padre en 1981, quien al contemplar su exposición Grandes Cerebros en Pequeño Formato en la Galería Ruiz Castillo, se atrevió a mencionar a El Bosco como el espejo donde la obra de Antonio Lorenzo parece resurgir más evocadoramente. Y es que la pintura de Antonio Lorenzo me es tremendamente cercana y querida, puesto que mi padre labró una gran amistad con él y con otros miembros del Grupo de Cuenca como Eusebio Sempere o Gustavo Torner a través de la mediación del catedrático de Griego e Historia del Arte por la Universidad Pontificia de Salamanca Enrique R. Paniagua, gracias a quien Lorenzo había expuesto varias veces en la Galería Varrón de la ciudad salmantina. Quizás por ello me es totalmente incomprensible cómo todavía no se ha organizado alguna exposición conmemorativa en su memoria en alguna de las galerías en las que expuso en vida (Soledad Lorenzo, BAT, Kreisler…) y cómo el único obituario publicado en la prensa española tras su muerte fue el de Juan Manuel Bonet en ABC.
En las múltiples visitas de mi padre a su ático/taller de la calle Almirante, además de labrar una gran amistad con el artista (quien incluso acudió a la boda de mis padres en 1981), no sólo logró adquirir varios grabados y serigrafías que hoy en día me resultan de un valor sentimental incalculable, sino que también se hizo con el número 875 de una tirada total de 999 ejemplares del libro Zóbel—Dibujos/Drawings/Dessins, publicado en 1963 como fruto de la amistad duradera labrada entre Lorenzo y Zóbel. En él el artista analiza inteligentemente el estilo del Zóbel a través de una serie de láminas con dibujos suyos estampadas sobre papel de hilo elaborado a mano en las especialidades “Ingres” y “Castell” de la casa Guarro de Barcelona. Zóbel correspondería seis años después, cuando prologó el catálogo de Machines for the Imagination, una exposición individual de Lorenzo en la actualmente desaparecida sede neoyorquina de la Galería Kreisler.Por su parte, mi padre, inspirado por sus creaciones, le dedicó un precioso soneto que gustó tanto al artista que en su exposición de la Fundación BBK de 1997 exigió que se transcribiera en el catálogo.
CEREBROS
(Con Antonio Lorenzo, pintor)
Rebobina el cerebro sus ovillos
de líneas que destilan claroscuros
y las manchas restriegan en los muros
todos sus negros, rojos y amarillos.
Hay células, rectángulos, tornillos
reparando neuronas en apuros.
El blanco al verde abraza y los oscuros
suben, bajan, golpean sus martillos.
El destello robótico así fluye
entre enjambres de cables y lazadas
hacia un caudal de puntos que diluye
colores, prismas, círculos, aguadas,
rubores que acarician, curva que huye,
lunas rotas, estrellas embozadas.
Efrén Abad García
publicado el 26 abril a las 18:12
El Diccionario Critico del Arte Contemporaneo Español, de Antonio Manuel Campoy, editado por Iberico Europea de Ediciones .Madrid 1975.- Dice de Antonio Lorenzo : Pintor que ha encontrado una formula feliz para individualizarse en la pintura solo-color.Sobre fondos amarillos, blancos,acerados,negros o rojos, grita alegremente una pintura viva, de gruesas superposiciones de colores enteros, casi uniformemente ordenada en todas las composiciones, armoniosas y pulcras como banderas. “Una buena pintura -dice el- obra sobre el espectador como mensajera de un abstracto y misterioso don de belleza”. Y asi es en esta pintura llena de sensibilidad y de escondida pericia
publicado el 26 abril a las 18:08
Del el libro 30 pintores de Promociones de Arte, recojo este articulo del critico de arte Antonio Bestard Fornis.
Madrileño- de 1922, Antonio Lorenzo es un espiritu cultivadisimo y poseedor por intension – por decantacion y alquitaramiento de algunas imprescindibles y solidas extensiones- de claves culturales virtuales cuanto insaciables. Quiero decir que Lorenzo, buen y avisado lector, melomano empedernido, conoce perfecta y hondamente las simas axiales- esas que contienen la mas ahilada y penetrante luz- de la Historia de la Cultura y de la Historia del Arte, sobre todo que es, naturalmente el territorio donde se sabe que es mas rosa que la rosa, su perfume, y mas voz que la voz el eco. La sabiduria de nuestro hombre este que veis aqui con apostura de dandy escapado de la cripta organica y continua que estructuro Marcel Proust o recien salido de una rafaga incendiada y trastornada, discontinua, de Ramon Gomez de la Serna o aun todavia envoltura de cristal y fragor de diamantes de Gongora: ” palidas señas, cenizoso un llano”, su sabiduria, digo, es sensible: su sensibilidad, sabia. Eso tan riguroso, tan dificil en su aparejamiento, tan escaso en nuestro solar,crispado y vocinglero,aprfemiante de inmediatez,convulso. Porque Antonio Lorenzo es un pintor, un dibujante un grabador de temperamento y conviccion sutiles, remansados,distanciados. Un mental uq hace preciso los precioso, un sensual que hace precioso lo preciso. Y en el mejor, mas veraz y exigente de los ayuntamientos. El artista que ya lo vais viendo se enraiza en raigambres inexorables- cuanta tradiccion, de Velazquez a Klee o Picabia, basamenta, venturosamente el firme cabrileo del madrileño-,pinta,dibuja,graba extrañas maquinaciones. Sus ambitos siderales, sus astronaves, esas maquinas que no lo son, que si lo son, que pudieron serlo, que nos conducen con la pura presencia de su figuracion donde fuera que fuere, conforman una facil y superficial referencia, una manera de ser reconocido por los mas torpes, unas epidermicas, señas de identidad. Porque importandonos el mundo semantico, nos importa mas la morfologia. Camino este el unico para llegar a entender verdaderamente la -estrañeza- de su figuracion. Preguntemonos como hace Antonio lo que hace ,para saber que es ello. Y de inmediato, si asi lo hacemos, nos hallaremos ante una PONTENCIALIDAD IMAGINATIVA Y FANTASTICA EXTRAORDINARIA, SI, PERO SOBRE TODO ANTE UN-PROFESIONAL- DE PRIMER ORDEN ANTE UN PINTOR RIGUROSISIMO Y ESENCIAL QUE OPERA COMO DEBE, EN FUNCION DE IMAGENES Y, MUY PARTICULARMENTE DE -VISUALIZACIONES.-
publicado el 26 abril a las 18:07
En el Diccionario de Pintores y Escultores Españoles del Siglo XX, de Forum Artis, dirigido por Mario Antolin Paz. Literalmente dice:
LORENZO CARRION,Antonio (Madrid 1922). Pintor, grabador y escultor. Iniciado, desde su adolescencia en el dibujo por Francisco Estevez Botey y en la pintura por Daniel Vazquez Diaz entre 1939 y 1942, se formo en la Escuela Central de Bellas Artes de Madrid. Comenzo su actividad profesional en el retrato, la pintura mural y la ilustracion grafica, tareas que compatibilizaba con la docencia. Tras una breve etapa figurativa, hacia 1955 adopto el lenguaje de la abstraccion influido por el gestualismo, aunque pronto empezaron a interesarle los elementos magicistas. Asi lo testifican oleos como “Composicion” y “Mundo magico”, del fondo del Museo Español de Arte Contemporaneo. A finales de los años sesenta cambio de materiales y de poetica prefiriendo la pintura acrilica y pasando a una neofiguracion muy personal, en la que muchas veces abundan elementos y formas del arte geometrico, y en la que siempre cobran importancia determinante una valoracion muy sesibilizada del espacio y un dibujo de fuerte grafismo. Buena prueba de aquel transito y de la definicion de su estilo peculñiar es el lienzo “El gran lama” de 1971 del Centro de Arte Reina Sofia. SU ACTIVIDAD COMO GRABADOR HA RESULTADO DETERMINANTE EN EL PROCESO DE NORMALIZACION DEL ARTE GRAFICO ORIGINAL EN ESPAÑA , habiendo realizado una larga serie de trabajos al aguafuerte en color en los que asombra la riqueza de su tecnica tanto como su invencion de caracter fantastico. Buena muestra de ello tenemos en series tan irreprochables como la titulada “Tramas”, de 1984, compuesta por ocho aguafuertes tallados sobre cinc y estampados a doce colores en el taller madrileño de Denis Long. Tanto su pintura como su grabado, arrancan del dibujo: La linea es el elemento plastico que fija su estilo. A partir de la linea (siempre muy sensible, limpia,vibrante, musical,exquisita) de ese dibujo, el artista establece relaciones y tensiones entre formas figurativas y formas geometricas, entre elementos de figuracion (pequeños desnudos femeninos, personajillos urbanos, maquinas voladoras, señales de trafico, letrismos y signos ritmicos, musicales, casi automaticos dentro de la tradicion lirica de Klee) y planos rectangulares, triangulares, y circulares, a cuyo traves se organiza el color de los grandes fondos del cuadro en texturas apretadas, de acuosa limpieza.En ocasiones el artista has transportado su universo lirico a las dimensiones de lo escultorico, construyendo objetos policromados que , en realidad sus mismas pinturas cambiadas de formato. En el campo de la museologia Antonio Lorenzo tuvo una intervencion sustancial : la colaboracion con Fernando Zobel en la instalacion del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, como miembro fundador y como conservador. Su magisterio refinado y su influjo poderoso en el campo de la grafica opriginal marcaron un hito a traves de su participacion en los talleres del madrileño grupo Quince. En 1963 tomo parte en el Pabellon de España en la Feria Mundial de Nueva York. Participo en la Bienal de Venecia en las convocatorias de 1964,1966,y 1972. Su obra esta representada numerosos museos y colecciones en el Centro de Arte Reina Sofia,Museo de Arte Abstracto de Cuenca,Museos de Arte Comtemporaneo de Sevilla y Bilbao ,British Museum de Londres, Museum of Modern Art de Nueva York y Brooklyn Museum de Nueva York
publicado el 26 abril a las 18:05
Hay mucha bibliografia de este genial artista, como la Enciclopedia del Arte Español del Siglo XX de Francisco Calvo Serraller.- España: Medio siglo de arte de vanguardia 1939-1985, de Francisco Calvo Serraller editado por el Ministerio de Cultura.- El Grupo de Cuenca, editado por Cajamadrid en 1997.- Libro catalogo de la obra grafica, editado por el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Imnumerables, articulos de prensa, catalogos ….
publicado el 26 abril a las 18:04
El Diccionario Critico del Arte Contemporaneo Español, de Antonio Manuel Campoy, editado por Iberico Europea de Ediciones .Madrid 1975.- Dice de Antonio Lorenzo : Pintor que ha encontrado una formula feliz para individualizarse en la pintura solo-color.Sobre fondos amarillos, blancos,acerados,negros o rojos, grita alegremente una pintura viva, de gruesas superposiciones de colores enteros, casi uniformemente ordenada en todas las composiciones, armoniosas y pulcras como banderas. “Una buena pintura -dice el- obra sobre el espectador como mensajera de un abstracto y misterioso don de belleza”. Y asi es en esta pintura llena de sensibilidad y de escondida pericia.
publicado el 26 abril a las 18:03
Antonio Lorenzo es un autentico monstruo de la creacion artistica tanto en pintura,escultura y grabado.. Si llega a ser americano, estaria con Pollock, Warhol,Waselman etc…Pero era español, y no estaba metido en los canales mercantiles y mediaticos . El tiempo le pondra en lo mas alto del siglo XX español.