Afectado de viruela
A mediados del siglo XVIII, en Norteamérica, los franceses, los ingleses y los indios, se daban entre ellos más palos que a una estera. Los franceses para avanzar en la conquista del subcontinente desde las posesiones de Quebec y Terranova; los ingleses haciendo lo propio desde la costa este y los indios contra los dos para evitar que se metieran tierra adentro. En esta cruenta guerra sin cuartel, las bajas eran numerosas y cualquier método para derrotar al enemigo era bienvenido. Hasta tal punto llegó la virulencia de las contiendas que incluso se llegó a utilizar el virus de la viruela como auténtica arma de destrucción masiva, en una de las primeras manifestaciones de guerra biológica de la historia.
Ubicación de Pittsburgh en EE.UU.
En 1758, los franceses habían abandonado y destruido el fuerte Duquesne, dejándolo a manos de los ingleses que la repararon y aumentaron sus defensas convirtiéndola en una auténtica ciudadela europea rebautizada como Fuerte Pitt, germen de lo que sería tiempo a venir la ciudad de Pittsburgh, en Pensilvania.
Indios Lenape (llamados Delaware)
En estas idas y venidas de los ingleses y franceses, los indios Delaware tenían mucho que decir ya que su determinación de lucha primero contra los franceses y después contra los ingleses, los hacía especialmente temibles cuando los tenías enfrente y por aquellas fechas, los indios y los británicos estaban más por cortar cabelleras que por partir piñones entre ellos. No en vano, los indios habían arrasado con 8 fuertes y matado a cientos de colonos europeos.
Plano de 1759 de Fort Pitt
En uno de los lances de la llamada Rebelión de Pontiac -por el nombre del líder indio más importante-y visto el éxito contra otras fortalezas, el 22 de junio de 1763 los indios decidieron atacar el Fuerte Pitt sin éxito, dada la especial resistencia de las murallas. En vista del fracaso, y sabiendo que debido al aislamiento de los asentamientos, los refuerzos ingleses tardarían mucho en llegar, decidieron sitiar Fort Pitt.
Lord Amherst
Los ingleses no tenían ningún aprecio hacia los indios, a los cuales tenían por violentos bárbaros subhumanos a los cuales se tenía que exterminar a cualquier precio. Este menosprecio racista había llevado al general inglés Lord Jefferey Amherst a creer, años atrás, que los indios no serían ningún problema para los ejércitos de Su Majestad. Ocho fuertes y cientos de muertos después, su opinión había cambiado ligeramente, llegando a ordenar a sus subordinados el no hacer prisioneros y utilizar lo necesario para eliminar a esa "execrable raza", ya fuera saliendo a su caza con perros o incluso extendiendo la viruela entre los indígenas. Todo valía.
Casacas Rojas
Mientras el sitio se endurecía, se preparó una expedición de 500 hombres para liberar Fort Pitt. El coronel Henry Bouquet, mercenario suizo encargado de la misión, envió una carta a Amherst solicitando la posibilidad de utilizar el virus de la viruela para provocar bajas entre los indios, a lo que Amherst respondió "me estáis tardando". Sin embargo, no hacía falta que llegase esa orden a los sitiados, ya que el capitán Ecuyer lo había hecho de motu proprio dadas las duras circunstancias del sitio.
Recreación de la entrega de mantas
La viruela era una enfermedad que diezmaba el suelo del Viejo Mundo desde antiguo, que al haber sido introducida por los europeos los indios desconocían totalmente y para la cual no tenían cura. La viruela producía hasta un 30% de muertes entre los colonos, pero era mortal de necesidad para los nativos, y los ingleses lo sabían. En Fort Pitt se había declarado la viruela un poco de tiempo antes del ataque, por lo que Ecuyer, en uno de los momentos de parlamento con los indios, aprovechó para entregarles toda una serie de mantas y pañuelos infectados con la viruela... en señal de buena voluntad hacia los sitiadores, eso sí.
Parte del fuerte que aún se conserva
La enfermedad se extendió entre los indígenas, efectivamente, pero fue la esencial actuación de la expedición de Bouquet la que acabó con el sitio el 20 de agosto de 1763, batiendo en retirada a las huestes indias.
Los autores dudan de la efectividad real de esta medida, porque la viruela ya hacía estragos en la población nativa desde hacía tiempo atrás y podrían haberla contraído por otras vías, por lo que quedaría más como un mito que como una arma realmente efectiva. Sin embargo, lo que no se puede negar es que ha quedado en la historia como una de las primeras utilizaciones intencionadas de una enfermedad como arma de aniquilación de una población humana.
Fort Pitt en una ilustración antigua
Webgrafía
- http://www.nativeweb.org/pages/legal/amherst/34_40_281_p.jpeg
- http://www.nativeweb.org/pages/legal/amherst/lord_jeff.html
- http://www.oxforddnb.com/index/0/101000443/
- http://www.straightdope.com/columns/read/1088/did-whites-ever-give-native-americans-blankets-infected-with-smallpox
- http://www.nativeamericannetroots.net/diary/252